Luis II de Baviera y Versalles – Inspiración e interpretación

El jueves 23 de enero de 2020 tuvo lugar en la École nationale des chartes (París), una original e interesante conferencia sobre las relaciones entre el legendario rey bávaro Luis II (1845-1886) y Versalles. En efecto, el rey siempre se mostró fascinado por el universo versallesco, y no fue menos que Raphaël Masson, el Conservador en jefe del patrimonio del Castillo de Versalles, quien durante más de una hora y media deleitó a un público curioso por saber más sobre los entrelazamientos biográficos, históricos, artísticos y geográficos del soberano y la magnificente encarnación arquitectónica y paisajística de la monarquía absolutista francesa.

Palacio de Herrenchiemsee, Baviera, Alemania (1886)

Ciertamente, el castillo de Herrenchiemsee – mostrado en la imagen anterior – es el testimonio más elocuente de su pasión por el palacio y el sitio real de Versalles, así como por las costumbres de la corte francesa establecida allí y que tuvo su apogeo a finales del siglo XVII y durante el s. XVIII, prácticamente dos siglos antes de su nacimiento. Matizando esta evidencia, Masson nos mostró detalladamente que Luis II no se limitó únicamente a este espectacular homenaje arquitectónico. De hecho, el rey se había forjado desde muy joven una sólida cultura histórica en todos los campos de las artes, incluyendo el teatro, haciendo de sí mismo un auténtico experto e investigador – a su manera – de este patrimonio cultural que lo obsesionaba.

Versalles… su arquitectura, su historia y sus colecciones… lo inspiraron conjuntamente para disponer y decorar también sus apartamentos de la Residenz en Múnich o el castillo de Linderhof. Y lejos de buscar realizar réplicas, a partir de sus profundos conocimientos, de los libros e impresos especializados que adquiría, de las fotografías encargadas a fotógrafos pioneros, y de sus visitas a los reales sitios franceses (incluso tratando de pasar desapercibido), Luis II creó su universo interpretando y adaptando sus espacios según las condiciones de su tiempo. Y no debemos ignorar que todo ello estaba enfocado exclusivamente para su propia lectura y disfrute. Según el conferencista, Luis II no pensaba en absoluto dejar una herencia patrimonial; en realidad pensaba ordenar destruir todo a su muerte.

Raphaël Masson, en perfecto conocedor del palacio de Versalles, nos mostró algunas de las numerosas correspondencias entre obras de arte originales y las obras encargadas por Luis II para sus posesiones, muchas de ellas adaptadas a nuevas dimensiones o materiales. En algunas ocasiones, las “citas” bávaras han permitido identificar algunas obras originales que se encontraban perdidas o que no estaban claramente identificadas. Algunas excepciones también fueron señaladas, como las fuentes esculturales de Herrenchiemsee que se inspiran más bien de otro palacio real, el de la Granja de San Ildefonso en Segovia, España, y que tenían una inspiración también particularmente afrancesada. O las fuentes escalonadas de este sitio segoviano y las fuentes de Linderhof, inspiradas en el sitio real más privado de los reyes franceses, sobre todo del rey sol, Marly.

En el caso de Linderhof, el modelo principal se trató del Petit Trianon de María Antonieta, y la leyenda cuenta que siempre que el rey bávaro pasaba frente a la escultura del busto de la última reina francesa en la glorieta de la fuente, se reclinaba para homenajearla con respeto y no le daba la espalda en ningún momento.

El video de la conferencia en francés se puede encontrar en este enlace al sitio de youtube.