Hace algunas semanas, regresando de la ciudad de México hacia París, tenía una escala de poco más de tres horas en el Aeropuerto de Schiphol. La idea no me era desagradable porque recordaba que este aeropuerto tenía una zona de actividades interesantes, no me refiero a las tiendas, sino a que en él hay un mini- museo de acceso gratuito con obras del excelente Rijksmuseum, espacios lounge y en particular una mini-biblioteca.
Así pude ver la exposición de pinturas sobre los inviernos holandeses. Justo al lado del acceso al mini-museo, está la biblioteca, un espacio con algunas mesas y sillas, una variada colección de libros en diversas lenguas, en resumen, bastante placentero considerando que se trata de un aeropuerto.
Sobre una de las mesas, inmediatamente atrajo mi atención el catálogo de la colección de estampas japonesas del Museo Van Gogh. Como las estampas japonesas forman parte de mis pasiones, no dudé en sentarme y examinar minuciosamente cada obra presente en el catálogo y leer su descripción. Curiosamente, estando en México, mi tío me había comentado que estaba realizando una investigación detallada sobre el origen del libreto de la ópera Madame Butterfly y que había llegado a encontrar que tenía por origen una obra de Pierre Loti llamada «Madame Chrysanthème». La coincidencia es que gracias al catálogo me enteré de que Van Gogh había leido esta obra que contaba con ilustraciones, entre las cuales había unos retratos de unos monjes budistas o «bonces». Van Gogh se inspiró de ellos para hacerse un autoretrato a la manera de un bonzo, que dedicó a su entonces amigo Gauguin.
Estaba realmente disfrutando este momento, flotando un poco, un poco perdido por el cambio de horario, sintiendo el peso de las despedidas y lo largo del viaje, y el tiempo pasaba rápidamente pues estaba muy concentrado en la lectura del catálogo. Así pasó una hora y cuarto más o menos, cuando vino brutalmente a bajarme de la nube una joven agente del aeropuerto cuyo chaleco amarillo fluorescente podía seguramente verse a cientos de metros de ahí… Creo que la miré como a una extraterrestre cuando de su boca salió una frase extremadamente gutural, por lo que deducí que hablaba neerlandés… Comprendiendo por mi cara de sorpresa que no era yo precisamente un local, me pidió en inglés que le mostrara mi carta de embarque. Confieso que no le hice una cara muy amable, su actitud policíaca me sacó violentamente de la concentración de mi lectura. En fin, le mostré el papel, ella llenó un formato y no nos despedimos cuando se marchó.
El caso es que deduje que, en este mundo de atentados y terroristas, el pasar más de una hora leyendo en una biblioteca de un aeropuerto es sospechoso! Qué curioso que lo que me parecía una buena idea para promocionar la lectura y dar un servicio al viajero pueda hoy también significar una amenaza a la seguridad. La lectura en la mini-biblioteca puede ser interpretada como un pretexto en la realización de un atentado. Terroristas y lectores, mismo combate…
Finalmente, el hecho me desconcentró y decidí acercarme a mi sala de embarque. Donde leer el diario, por no decir las revistas de novedades de artistas y sociales, no despierta sospechas.
Ya saben, no se sorprendan si se desconfía de su lectura en la biblioteca del aeropuerto de Schiphol. Solamente significa que pueden ser terroristas… O si no, lean, pero poco tiempo…
Vaya qué manera de promocionar la lectura!
Muchísimas felicidades por este gran desafío! Un abrazo
Gracias Magda!!
Gracias por compartir, las anecdotas en los aptos son interminables…….una vez en Moscú, pasando aduana (ademas de Ruso, hablan Francés ,porque con el inglés les sale roña), ya sabes :
Procedencia?- Mexico , y me pregunta q si entonces traía Marihuana!!!!No cocaína, no tachas, especificamente mota….hazme el favor….
Pero el colmo de los colmos:
Que le digo que no, y que me deja pasar!!!!, no me reviso ,nada de nada….
Pero bueno , asi es esto de los viajes….
Cuidate, un placer saber de ti.
Tienes razón Elena, los aeropuertos son una buena fuente de inspiración aunque a veces pueden ser momentos pesados.
Un abrazo fuerte!
Querido Rafa… cómo se te ocurre jajajaja eso de leer siempre ha sido considerado subversivo así que no me extraña para nada que te estuvieran vigilando bien de cerca!
Capaz se te ocurre alguna buena idea…. y eso… jamás jajajaja
Un beso, cuídate de esos malos hábitos de andar leyendo en un aeropuerto, en esos sitios solamente hay que ir a las tiendas o tomarse unas copas o café apresurado…
Qué tal Cissi! Tú has de tener tantas y tantas anécdotas en los aeropuertos. Ojalá que me las cuentes la próxima vez que nos encontremos, quizás en un aeropuerto precisamente!
Abrazos