Albert Edelfelt – Luces de Finlandia, ¡chispas de japonismo!

El Petit Palais, Museo de las Bellas Artes de la Ciudad de París, presenta del 10 de marzo al 10 de julio de 2022 la exposición «Albert Edelfelt (1854-1905) – Luces de Finlandia».

Organizada en colaboración con el Museo de Arte Ateneum de Helsinki, esta original monografía de una de las glorias de la pintura finlandesa de la segunda mitad del siglo XIX y los albores del XX presenta una centena de obras que dan seña de la evolución de su carrera y de la manera en que el artista contribuyó ampliamente al reconocimiento de un arte finlandés que se inscribe sin contradicción en los movimientos artísticos europeos de esa época y que incorpora toda una inspiración parisina… y, por ende, destellos del japonismo en pleno auge.

Además de subrayar el interés de la exposición, en este artículo me concentraré en recordar la ola del japonismo en Francia y cómo esta influencia es patente en diversas obras de Edelfelt, entrelazando a través de la pintura a Francia, Finlandia y Japón… Entrelazamientos que este blog estima particularmente.

Albert Edelfelt – una naturaleza encantadora, fina, delicada y abierta a todas las impresiones

Una nota del diario francés Le Journal des Débats presentaba así la personalidad del artista después de dieciocho años de su desaparición. Y es que la memoria y el renombre de una de las celebridades artísticas de Finlandia se ha mantenido con el paso del tiempo, tanto por su obra en sí, rotunda, como por el legado de su apoyo a los jóvenes talentos finlandeses que emergían (baste citar a Akseli Gallen-Kallela o a Magnus Enckell), sin dejar de mencionar su contribución cimentando la construcción del sentimiento nacional en pos de una Finlandia independiente del Imperio ruso.

Nacido en la propiedad familiar de Kiiala en Porvoo, en la costa meridional de Finlandia, Albert Edelfelt es hijo de un arquitecto de origen sueco. Recibe una primera formación artística en Helsinki (1871-1873) y después obtiene una subvención de Estado que le permite continuar sus estudios en la Academia de las Bellas Artes de Amberes, Bélgica (1873-1874).

Pascal Dagnan-Bouveret, «Retrato de Albert Edelfelt», 1887.

Una primera vocación: la pintura histórica

Determinado a desarrollar una carrera de pintor de historia, del « gran género », viaja después a París, donde se instala como muchos otros artistas en esa época y asiste de 1874 a 1877 a los cursos del taller de Jean-Léon Gérôme en la Escuela de Bellas Artes. Esos años de estudio son la ocasión de desarrollar una red de camaradería artística: frecuenta varios colegas finlandeses con quienes crea lazos privilegiados, como Gunnar Berndtson con quien comparte su taller, o el escultor Ville Vallgren. Cabe mencionar que en ese entonces la élite artística finlandesa habla esencialmente sueco, por lo que la proximidad lingüística facilita también la relación con otros artistas nórdicos (daneses, noruegos o suecos) presentes en la capital francesa, siendo una colonia artística muy numerosa según la exposición.

El pueblo incendiado: episodio de la revuelta de los campesinos finlandeses en 1596, 1879

Una nueva vía: la pintura al aire libre

Lógicamente, por su formación, gusto y cálculo, los primeros envíos de Edelfelt al Salón de París se inscriben en la corriente historicista, pero no deja de evolucionar inspirándose de las tendencias innovadoras del medio artístico parisino. Pronto conoce, en 1875, al gran representante del naturalismo, Jules Bastien-Lepage (1848-1884), quien lo lleva hacia el « pleinairisme », pintura al aire libre que privilegia el estudio de la luz y la observación de la naturaleza. Se puede considerar como un encuentro fundamental. De tal forma que la pintura de Edelfelt ofrece a partir de ese momento una nueva visión, mezclando realismo e impresionismo. Los críticos y el público lo plebiscitan.

El convoy de un niño, Finlandia, 1879
Servicio divino al borde del mar, Finlandia, 1881

Edelfelt, retrastista de prestigio

Los retratos representan aproximadamente la mitad de la obra de Edelfelt. Su aptitud a la observación realista, conjugada a su comprensión del modelo, lo hacen un retratista muy solicitado por los círculos mundanos, tanto intelectuales como políticos, incluso aristocráticos – siendo el clímax en este sentido la realización de retratos del Zar Nicolás II (de estilo muy oficial) o de los hijos de Alejandro III (de estilo íntimo) encargados por la familia imperial rusa. De hecho Edelfelt era miembro de la Academia imperial de las Bellas Artes desde 1881.

El reconocimiento internacional: el retrato de Louis Pasteur

En 1886, el pintor inmortaliza a Louis Pasteur en plena celebridad porque acaba de descubrir la vacuna contra la rabia. El retrato, verdadera alegoría de la ciencia en acción, encuentra un éxito rotundo en el Salón de París y le permite obtener un renombre internacional. La crítica reconoce la superioridad de su obra con respecto a la de un maestro confirmado, Léon Bonnat, quien expone igualmente una efigie del célebre científico. Edelfelt representa a Pasteur en su laboratorio: tomado en las primicias de su gran descubrimiento, con el rostro concentrado y determinado, examina un trozo de médula espinal en un recipiente. Encarnación de la ciencia positivista promovida por la tercera República francesa, el Retrato de Louis Pasteur es adquirido por el Estado francés y vale a Edelfelt la obtención de la Legión de honor. Desde el encuentro de Edelfelt con Jean-Baptiste, el hijo de Pasteur, en 1880, el pintor desarrolla lazos de amistad duraderos con la familia, de la que se vuelve retratista oficial. Un último testimonio de estas relaciones entrañables es el Retrato de la Sra. Pasteur en duelo, presentado en la Exposición Universal de 1900.

Retrato de Louis Pasteur, 1886


Edelfelt realizó además otros retratos de científicos, como el del Doctor Roux y el del profesor Runeberg.

« El más parisino de los finlandeses y el más finlandés de los parisinos »

Es en París, en París, donde siento batir mi corazón, es ahí donde comprendo lo que es vivir

– Albert Edelfelt a Charles Baude, San Petersburgo, 21/11/1888

Edelfelt reside permanentemente en París de 1874 hasta 1889, año en que regresa a Finlandia, pero conserva toda su vida una relación especial con la capital francesa, teatro de sus más grandes éxitos y trampolín de su carrera internacional.

En el jardín del Luxemburgo, 1887

Curiosamente el artista realiza solamente un gran cuadro del exterior parisino durante su carrera: En el Jardín del Luxemburgo (1887). Presentado en la galería Georges Petit, se caracteriza por su encuadre descentrado, una composición dinámica, la sutileza de su luminosidad y el virtuosismo cromático, en especial en el tratamiento de los distintos matices del blanco.

Escenas de la vida moderna – Chispas de japonismo

Joven mujer pelirroja con un abanico japonés, 1879

« Notable intérprete de la gracia femenina » – como señala la comunicación del Petit Palais – Edelfelt gusta de representar a las elegantes parisinas, en la esfera pública o privada, frecuentemente bajo los rasgos de su modelo preferida, Virginie. Cuida describir precisamente el fulgor de los trajes y el refinamiento de los accesorios, lo que es posible percibir en la muestra de cuadros presentados en esta sección de la exposición: a nivel de los artículos salta a la vista el japonismo en boga en esos momentos, ya sea en un abanico ya sea en los biombos o en un paño de fondo, confiriendo al conjunto una atmósfera sofisticada y sin llegar a ser extravagante en ningún momento. La placa que acompaña el cuadro « Parisina leyendo » de 1880 señala que Edelfelt compraba sus accesorios en el gran almacén « Le Bon Marché ».

Parisina leyendo, 1880
Virginie, 1883
La respuesta, 1887
Al piano, 1884

Una obra más con elementos japonisantes, pero de su colega Gunnard Berndtson:

Gunnar Berndtson, «Un poco, con locura, nada – pausa en el taller», 1879

Ahora propongo que hagamos justamente un breve entrelazamiento con respecto al fenómeno del japonismo.

La gran ola del japonismo

En 1872, el crítico de arte Philippe Burty (1830-1890), aficionado francés de objetos de arte y estampas, publica en la revista “El renacimiento literario y artístico” una serie artículos en que manifiesta su interés por la cultura japonesa. En uno de ellos, del 6 de julio de 1872, utiliza por primera vez en francés el término Japonisme. En efecto, Francia fue el país a partir del cual esta moda se propagó, cubriendo todas las áreas artísticas.

Si es cierto que ya la propia reina Marie-Antoinette disponía de artículos japoneses – como su célebre colección de lacas – la llegada de más ejemplares y de mejor calidad en el segundo tercio del siglo XIX, encontró en Francia especialmente (y en Occidente en general) un territorio fértil, curioso y en búsqueda de innovación y ruptura en las bellas artes y las artes decorativas.

En pintura, por ejemplo, la lista de artistas es larga y de una calidad sin comentarios: Édouard Manet, Vincent Van Gogh, Claude Monet, Mary Cassatt, Edgar Degas, Paul Gauguin, Pierre Bonnard…

Hay claras muestras de esta moda en dos obras de Édouard Manet de las que he tomado sendos fragmentos: uno con abanicos japoneses (lo que ha inspirado uno de los títulos de la pintura « La Dama de los abanicos » de 1873) y otro con una estampa decorativa de un personaje japonés (« Retrato de Émile Zola » de 1868). Ambas anteriores a la llegada de Edelfelt a París en 1874; podemos intuir que Edelfelt iba a estar inmerso completamente en el ambiente del japonismo desde entonces.

Junto con Manet y Monet, otro de los mejores ejemplos es Van Gogh quien descubre en Amberes en 1885 las estampas de Hiroshige, de Hokusai, y de Reisei. Admira sus composiciones simples, la frescura y los colores vivos, llegando incluso a adquirir más de 400 de estas estampas. Monet, por su parte, las colecciona y son hoy en día uno de los grandes atractivos de su casa-museo en Giverny. 

He abordado este fenómeno en otros artículos, ligándolo por ejemplo con la célebre estampa de La Gran Ola de Kanagawa de Hokusai.

El fenómeno del Japonismo, visto en retrospectiva, nos dice mucho de la polinización cruzada entre Occidente y el Extremo Oriente que, a pesar de diferencias de intensidad a través del tiempo, se ha mantenido y crecido.

La siguiente obra, intitulada « Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola » de 1889-1890 nos va a permitir hacer una transición de regreso a la obra de Edelfelt, acercándonos a los temas finlandeses que privilegia y defiende en los últimos años de su vida. Como lo precisa el comentario de la exposición, de este cuadro trasparece la admiración de Edelfelt por las estampas japonesas: el pintor emplea un original formato vertical para un paisaje de Finlandia (pensemos en los kakemonos japoneses). Presentada en el Salón de la Sociedad nacional de las Bellas Artes en 1890, la obra seduce a la crítica por su luminosidad sutil y su atmósfera casi mística.

Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola, 1889-1890

El canto de la tierra natal – Obras a connotación patriótica – El regreso a Haikko

Paralelamente a su carrera parisiense, Edelfelt mantiene una relación fuerte con su tierra natal. Dispone de un port d’attache (puerto de amarre) en Haikko en el que se hace construir un taller en 1883 y regresa ahí todos los veranos.

Vista de Haikko, 1989

El pintor saca de los paisajes septentrionales y de la vida rural de sus compatriotas temas de inspiración para las grandes composiciones que desea proponer en el Salón, y con los que consolida su reputación, como « La hora de regreso de los obreros » o « Delante la Iglesia, Finlandia »). En estas obras emblemáticas, el pintor pone en escena la esencia misma de lo que constituye su patria: los finlandeses (pueblo de campesinos y marinos), los paisajes que combinan lagos y bosques (« Vista sobre Haikko »), la luz crepuscular (« Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola »), sin olvidar la nieve y las casas de madera (« Paisaje de invierno en el parque Kaivopuisto, Helsinki »). La exposición subraya la gran ternura de las representaciones de sus conciudadanos.

La hora del regreso de los obreros, Finlandia, 1885
Niña tejiendo un calcetín, 1886

Gran viajero y patriota, Edelfelt tiene un papel mayor en la promoción de Finlandia y en su lucha por la independencia, como su compatriota Juhani Ano. Más allá de su relación visceral a su tierra natal, su apego a los temas específicamente finlandeses forma parte de un real compromiso político. Esta militancia aparece en diversas obras, como el retrato de la cantante de runes Larin Paraske, encarnación de la identidad finlandesa.

Larin Paraske (Encantamiento), 1893

En su tela « Pescadores finlandeses », el pintor da un aire feroz y determinado a los tres personajes que escrutan el horizonte, símbolo de la patria bien decidida a luchar contra el yugo del opresor. Difundido a través de copias, este cuadro se ha vuelto un icono de la resistencia patriótica.

Pescadores finlandeses, 1898

De la misma manera, el paisaje de la « Isla de Särkkä, Helsinki » puede ser interpretado como un manifiesto en favor de la autonomía finlandesa: la fortaleza instalada sobre la isla fue construida en el siglo XVIII para resistir al invasor ruso.

Curiosamente, en la exposición no se menciona una posible inspiración del Kalevala, la epopeya finlandesa compilada por Elias Lönnrot, publicada una primera vez en 1835 y posteriormente en su versión final en 1849. Me parece sorprendente, ya que Edelfelt vive en el periodo en que esta obra literaria tiene un impacto decisivo en la constitución del sentimiento nacional finlandés y la afirmación de la importancia de la lengua finesa, que no se convierte lengua oficial nacional sino hasta 1902, junto al ruso y el sueco. El Kalevala sí es, en cambio, una fuente de inspiración del pintor Akseli Gallen-Kallela, once años menor que Edelfelt.

La postura diplomática de Albert Edelfelt es consagrada por su nominación como Comisario de la sección finlandesa en la Exposición universal de 1900 en París. El pabellón finlandés, distinto del de los rusos, es puesto al mismo nivel que los pabellones de otros países, consagrando a Finlandia como nación autónoma. Responsable de la decoración del pabellón del arquitecto Eliel Saarinen, Edelfelt encarga obras a varios colegas y pinta él mismo dos paisajes, como esta vista del puerto de Helsinki:

El puerto de Nyländska Jaktklubben en Helsinki, 1899

Por su empeño político y estético, así como su estatura internacional, el pintor se afirma como un modelo para la joven generación de artistas finlandeses, entre los cuales destacan el mencionado Akseli Gallen-Kallela, o Helene Schjerfbeck y Magnus Enckell.

Edelfelt muere el 18 de agosto de 1905, a los 51 años, en Haikko, su lugar tan querido que pinta hasta el final de su vida, un refugio íntimo, asociado estrechamente a su universo familiar poblado de mujeres: su madre Alexandra, su esposa, sus hermanas Berta y Annie y la vieja aya Tatja. Serán sus hermanas quienes publicarán en 1923 la correspondencia de Edelfelt con su madre; ellas también contribuirán a preservar su memoria y su reconocimiento.

El Cottage de los Karlsson, 1905. Acuarela, gouache y lápiz sobre cartón.

La exposición de Albert Edelfelt en el marco de una « primavera finlandesa en París » en 2022

Simultáneamente a « Luces de Finlandia », dos exposiciones temporales más tienen lugar en París y en su cercanía sobre otros pintores finlandeses: « Gallén-Kallela, mitos y naturaleza » en el Museo Jacquemart-André y « 1882, un verano nórdico en el Castillo de Maisons ». Ambas se entrelazan naturalmente con la trayectoria de Albert Edelfelt.

El Petit Palais la presenta poco tiempo después de la exposición sobre « Ilya Répine (1844-1930) – Pintar el alma rusa ». « La edad de oro de la pintura danesa (1801-1864) » o « Anders Zorn – El maestro de la pintura sueca » fueron también organizadas previamente, dando a conocer mejor la creatividad de artistas nórdicos al público en la capital francesa. Merece la pena recordar también « La Hora Azul de Peder Severin Krøyer » presentada por el Museo Marmottan Monet en 2021, cuyo director recuerda a la vez su asombro al ver la exposición « Luces del Norte » en 1987 en el propio Petit Palais… Seguramente el título de la exposición de Edelfelt en 2022, « Luces de Finlandia », hace un guiño a dicha muestra.

Edelfelt, un artista inscrito en su tiempo

Guy Boyer, director de la redacción de la revista « Connaissance des arts » comenta que la exposición revela todas las facetas de Edelfelt, de las más convencionales a las más revolucionarias, aunque señala una trayectoria desigual. Aprecia menos sus componentes historicistas o de retratista « sin gran originalidad » y pone en relieve su trabajo en cuanto a los paisajes, con las acuarelas tintadas de japonismo y casi abstractas. 

Por mi parte, considero que la exposición nos hace entender que lógicamente Edelfelt no es revolucionario en toda su obra: por ejemplo, adopta poco del movimiento impresionista que justamente surge en ese entonces – incluso lo critica en un principio – y parece voluntariamente mantener de su formación académica la idealización, el refinamiento y el virtuosismo. También comprendo que Edelfelt se enfoca en tener éxito en las diferentes ediciones del Salón de París, cuyos jurados no aprecian precisamente en ese contexto los cambios radicales.

En otro orden de ideas, no se aborda en la exposición su contacto con el orientalismo (significativa inspiración artística en Francia tanto en la literatura, la pintura, la música, la ópera, la danza, etc… anterior y simultánea al japonismo, que sí abrazó plenamente Jean-Léon Gérôme, su profesor) ni incluye obras relacionadas con su viaje a España por ciudades como Madrid, Sevilla, Granada, Córdoba y Toledo, en 1881. Diversas pinturas me han recordado a los cuadros luminosos de la playa o de pescadores de Joaquín Sorolla (1863-1923). Se puede entender este entrelazamiento si pensamos en el movimiento de la pintura en aire libre (pleinairisme) al que Edelfelt participó y en el « luminismo valenciano ». Similarmente, pienso en obras del sueco Anders Zorn (1860-1920) y del danés Peder Severin Krøyer (1851-1909). Todos habiendo pasado por París… y en el caso de Zorn, amigo de Edelfelt.

Niños al borde del agua, 1884

En cuanto al japonismo que he puesto especialmente en relieve, los cuadros expuestos muestran más su afición por los complementos decorativos, ya sea por objetos o telas, que una intención de encontrar nuevas soluciones a problemas inherentes del arte occidental en que está inmerso. En todo caso, no participa de lo que se podría llamar « falso japonismo » o « japonismo mal comprendido » con un eclecticismo oriental quimérico y exótico.  

Sin ser forzosamente de todas las vanguardias europeas del último cuarto de siglo XIX, el legado de Edelfelt brilla por su inserción en el contexto artístico europeo basado en París, iniciando la vía más singular de la pintura nacional finlandesa y apoyando el camino hacia la confirmación del sentimiento patriótico finlandés frente al ocupante ruso. Como dice Guy Boyer, « imágenes patrióticas que resuenan extrañamente en estos días de invasión rusa en Ucrania ». 

Edelfelt abrió puertas.

Fuentes: Comunicado de prensa y dossier de la Exposición del Petit Palais / Biografía de Abert Edelfelt en el sitio web «Biografía nacional de Finlandia» / Conferencia de Laura Gutman en el Petit Palais (29/03/22) / Sitio web http://albertedelfelt.com . Traducciones realizadas por el autor. Las imágenes incluidas en este artículo son únicamente con fines pedagógicos de ilustración y de transmisión y no hay fines de lucro; sin mención de autor, las obras son de Albert Edelfelt.

Muestra «El Japonismo y las Artes de la Mesa» en el Petit Palais de París

Continuando con los enlaces de la corriente del Japonismo en las artes y el diseño que vinculó a Europa con Japón, y por una coincidencia de calendarios de exposiciones sobre estos temas, desde el 1° de octubre y hasta el 17 de enero de 2016, el Petit Palais (Museo de Bellas Artes del Ayuntamiento de París) presenta una pequeña muestra sobre «el Japonismo y las Artes de la Mesa» en la sala 21 de sus espacios permanentes (nivel planta baja/rez-de-chaussée). En particular, se insiste en la importancia del «Service Rousseau», diseñado por Félix Bracquemond (1833-1914), del que se muestran algunas piezas en la exposición de Ginebra sobre el Japonismo Búdico como había mencionado anteriormente.

"Service Rousseau". Foto de Patrick Charpiat
«Service Rousseau». Foto de Patrick Charpiat

El «Service Rousseau«

Nació de la colaboración entre el artista grabador Félix Bracquemond y el comerciante-editor Eugenio Rousseau, y fue fabricado a partir de 1866 por la manufactura de Creil y Montereau. Hizo sensación en la exposición universal de París de 1867 y ¡fue reeditado sin interrupción hasta el inicio de los años 1940! Según los comentarios que acompañan esta muestra, el servicio es el primer ejemplo de Japonismo en las artes de la mesa.

Bracquemond grabó al aguafuerte un gran número de motivos agrupados en 28 tableros. Los diferentes motivos eran impresos después sobre papel, cortados y aplicados directamente sobre la loza, y los colores eran agregados por los obreros de la manufactura después de la cocción.

Félix Bracquemond (1833-1914). "Flores e insectos". Tablero 23 del Servicio Rousseau, 1866. Aguafuerte.
Félix Bracquemond (1833-1914). «Flores e insectos». Tablero 23 del Servicio Rousseau, 1866. Aguafuerte.

Los motivos de inspiración japonesa se repartían según un ritmo ternario: un tema principal se asociaba a dos temas secundarios de tamaño menor;  se colocaban siguiendo la fantasía de los decoradores, lo que generaba una gran variedad de tipos de platos. El dibujo de trazo simple y los colores francos dejaban un gran lugar ala superficie blanca, lo que recuerda la influencia japonesa del grabado del modelo. La forma del plato se inspiró por su parte de las formas rococó de la porcelana del siglo XVIII. Los bordes presentaban una ornamentación moldeada y una decoración azul que no aparecía en el otro modelo de servicio «de cretas». La originalidad del servicio es que rompe con la concepción tradicional de la decoración centrada, lo que fue rápidamente alabado por la crítica. Desde 1871, el poeta Stéphane Mallarmé rindió homenaje en estos términos: «Este admirable y único servicio, decorado por Bracquemond con motivos japoneses de aves del corral y de los estanques de la pesca, es la más bella vajilla reciente que haya conocido hasta ahora». ¡Ése es un gran cumplido!

En esta muestra en París, se presentan por primera vez dos platos del «Servicio Rousseau» en un estado excepcional de conservación y que han sido donados al museo recientemente:

Dos platos del
Dos platos del» Servicio Rousseau». Félix Bracquemond. Manufactura de Creil y Montereau. (1866-1875). Petit Palais, París.

Félix Bracquemond (1833-1914), pintor, grabador y decorador

El artista fue uno de los principales fundadores de la Sociedad de aguafuertistas en 1862. Tuvo un papel esencial en la renovación del grabado, impulsando a grandes artistas como Édouard Manet, Edgar Degas y Camille Pissaro a usar esta técnica. Fue amigo cercano de los impresionistas y expuso en varias ocasiones con ellos. Bracquemond ha sido muy reconocido desde el tiempo en que vivió; recibió numerosas condecoraciones.

Retrato de Félix Bracquemond, "La galería contemporána", por Émile Courtin, prueba fotomecánica, 1876
A la derecha: Retrato de Félix Bracquemond, «La galería contemporána», por Émile Courtin, prueba fotomecánica, 1876

Entre las aguafuertes de Bracquemond que resguarda la Biblioteca Nacional de Francia, algunos ejemplos relacionados con el tema de la exposición «¡Fantástico! La estampa visionaria – De Goya a Redon» son presentados actualmente también en el Petit Palais.

"Parte superior del batiente de una puerta" por Félix Bracquemond. 1852. BNF.
«Parte superior del batiente de una puerta» por Félix Bracquemond. 1852. BNF.

"¡Fuera de mi sol, canallas! por Félix Bracquemond, 1854. BNF
«¡Fuera de mi sol, canallas! por Félix Bracquemond, 1854. BNF

Bracquemond reivindicó haber sido el primero en descubrir los croquis extraordinarios del pintor, dibujante y grabador japonés Hokusai (1760-1849). Según la leyenda, en 1856, al desenvolver cerámicas japonesas de una caja en casa de un amigo impresor, Bracquemond habría descubierto un carnet de dibujos de Hokusai usado para proteger los objetos. Inmediatamente se apasionó por la manera de dibujar y de grabar de Hokusai –  bastante desconocida en Europa todavía. El género japonés kacho-ga figuraba en efecto flores, animales, insectos y crustáceos, lo que lo inspiró a decorar así el servicio antes mencionado.

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Tablero 9 del Servicio Rousseau «Gallo, raya, plantas y faisanes». Félix Bracquemond. Aguafuerte (1866). Petit Palais, musée des Beaux-Arts de la Ville de Paris

Regresando a la exposición, además de algunas piezas raras de las reservas del museo, esta pequeña exposición ha recibido importantes préstamos de una colección privada. Así, otras cerámicas grabadas por Bracquemond y editadas por la compañía Haviland de Limoges (Servicio de animales, Servicio parisino, Servicio de figuras y accesorios japoneses) son presentadas al lado de la loza de la compañía Vielliard de Burdeos, y todas ilustran la ola japonista que tuvo una expresión muy original en estas artes de la mesa.

Félix Bracquemond, Manufactura Haviland & Co. "Servicio Figuras y accesorios japoneses". Entre 1877 y 1878. Petit Palais.
Félix Bracquemond, Manufactura Haviland & Co. «Servicio Figuras y accesorios japoneses». Entre 1877 y 1878. Petit Palais.

Félix Bracquemond, Manufactura Haviland & Co. "Servicio Figuras y accesorios japoneses". Entre 1877 y 1878. Petit Palais.
Jarra. Félix Bracquemond, Manufactura Haviland & Co. «Servicio Figuras y accesorios japoneses». Entre 1877 y 1878. Petit Palais.

 Los motivos de este servicio fueron grabados por Bracquemond sobre  un tablero intitulado «Trece gracias japonesas».  Vestidas con kimonos y portando sombrillas, estas figuras parecen calcadas de una estampa de Hiroshige o de Utamaro.

La manufactura Vieillard

Activa en Burdeos entre 1845 y 1895, la manufactura Vieillard se especializó en la producción de fayenza artística de gran calidad. Veinte años después del servicio «Rousseau» producido por la manufactura de Creil y Montereau, Vieillard adopta una decoración japonista inspirada por las estampas de Hokusai y de Hiroshige. Sin embargo, a la diferencia del servicio «Rousseau», los motivos no son puestos al azar, sino colocados para componer una imagen coherente y unificada. La técnica de los esmaltes en relieve, procedimiento inventado por Eugenio Collinot y perfeccionada por Teodoro Deck en 1874, distingue así la loza de la manufactura Vieillard de sus rivales. Ésta permite la utilización de colores brillantes bajo un esmalte impactante.

Manufactura Jules Vieillard & co. Plato octogonal con figura femenina del Servicio Rojo y Oro. Circa 1878. Colección particular.
Manufactura Jules Vieillard & co. Plato octogonal con figura femenina del Servicio Rojo y Oro. Circa 1878. Colección particular.

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Manufactura Jules Vieillard & co. Platos con escenas japonesas humorísticas. Colección particular.

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Manufactura Jules Vieillard & co. Platos con escenas japonesas humorísticas. Colección particular.

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Manufactura Jules Vieillard & co. Platos con escenas japonesas humorísticas. Colección particular.

Una vez mostradas algunas de las piezas de vajilla principales expuestas, es el momento de presentar dos muebles excepcionales del Japonismo francés: una vitrina y una pantalla de chimenea.

Vitrina de inspiración Japonista por Édouard Lièvre (1828-1886)

Mueble-vitrina por "Édouard Lièvre", circa 1878.
Mueble-vitrina por «Édouard Lièvre», circa 1878. BNF.

Este mueble está hecho de roble, álamo y palo de rosa de Brasil, con bronce dorado. El dibujante y decorador Édouard Lièvre fue uno de los mayores artistas innovadores en lo que a mobiliario de estilo japonista se refiere. Después de su muerte, la empresa de decoración de lujo «L’escalier de cristal» continuó a producir muebles siguiendo sus dibujos. Dicha empresa había sido fundada a principios del siglo XIX pour Madame Veuve Desarnaud. En la época del Japonismo, los hermanos Pannier dirigían el establecimiento suntuoso ubicado en el barrio de la Ópera Garnier, en la esquina de las calles Scribe y Auber.

Pantalla de Chimenea de estilo Japonisante de «l’Escalier de cristal»

Pantalla de chimenea producida por "L'escalier de cristal", París. Circa 1885. Notable por las estampas japonesas de su panel deslizante.
Pantalla de chimenea producida por «L’escalier de cristal», París. Circa 1885. Notable por las estampas japonesas de su panel deslizante. 92 x 56 x 34 cm

Este extraordinario objeto está hecho con palo de rosa de Brasil, bronce dorado y laca. El recto y el verso del panel deslizante está decorado con estampas japonesas (kakemono-e). Según la especialista Yuriko Iwaraki, comisaria de la exposición Kuniyoshi, las estampas:

  • del lado de la tableta, incluyen tres personajes. La estampa de la izquierda representa dos niños en el día del año nuevo. Lleva el sello de Kuniyoshi (1797-1861) y puede ser fechada de 1842. La estampa de la derecha, que muestra una mujer que se seca el rostro y sale de un baño público, es casi contemporánea de la precedente. Es de 1843 y fue realizada por Utagawa Kunisada (1786-1864).
  • al reverso, dos mujeres se encuentran frente a frente: a la izquierda, la «belleza a la moda» es también la obra de Kunisada, quien a partir de 1844 toma el nombre de su maestro Tokoyuni. A la derecha, aparece una mujer en una barca bajo la luna llena. Es la estampa más tardía de la pantalla, es de 1865 y lleva el sello de Gokyōrō Chikayoshi.

Para ver las estampas y el mueble con mayor detalle, visita esta página de la colección del Petit Palais.

Dos culturas con una gran pasión: la gastronomía y su presentación

Con esta muestra es posible profundizar en la comprensión de los efectos del «descubrimiento» de las artes japonesas en el diseño de servicios de vajillas europeas, y en particular en Francia. ¡Se trata de un campo de las artes aplicadas en las que más énfasis se da en ambas culturas! Un entrelazamiento que continúa hoy en día, tanto con los chefs japoneses que han adoptado la cocina occidental con una presentación europeizante, como en los chefs franceses que en Japón han prestado mucha atención a la forma de presentar su gastronomía.

Postdata Interlacements 1: la otra versión del descubrimiento de las estampas de Hokusai

Edmond de Goncourt, conocedor apasionado del arte japonés, también reclamó para sí la autoría del descubrimiento de las estampas de Hokusai; Bracquemond y él se disputaron entonces la primicia. Sin embargo, no era un asunto tan serio, ya que eran amigos y por ejemplo, Bracquemond realizó un retrato de Goncourt en aguafuerte.

Postdata Interlacements 2: los términos Japonismo y japonista

Aunque no aparecen en el Diccionario de la lengua (edición del tricentenario), estoy usando estos vocablos derivados del francés para referirme al movimiento del Japonismo (Japonisme) y al adjetivo correspondiente de las obras que se relacionan a dicha corriente (japonisant).

Postdata Interlacements 3: Exposición «En los albores del japonismo» en la Casa de la cultura de Japón en París (22/11/17 – 20/01/18)

En el marco de la celebración de su 20° aniversario, la Casa de la cultura de Japón ofrece un acercamiento a los primeros lazos que se dieron entre Francia y Japón en el siglo XIX, a través de numerosas piezas de arte conservadas actualmente en diferentes museos franceses, como objetos de laca, nácar o cerámica, libros, pinturas, estampas, modelos de casas japonesas… también se evoca la presencia de misiones de embajadas japonesas durante el Segundo Imperio francés y la primera participación de Japón a una Exposición universal, la de París en 1867. Evoca el inicio de la época en que los artistas franceses descubren con admiración el tornasol de los kimonos, los colores y las perspectivas de las estampas de los años 1840-1865 de Hokusai y de sus contemporáneos.

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Dedico un artículo detallado a la exposición en este enlace.