Albert Edelfelt – Luces de Finlandia, ¡chispas de japonismo!

El Petit Palais, Museo de las Bellas Artes de la Ciudad de París, presenta del 10 de marzo al 10 de julio de 2022 la exposición «Albert Edelfelt (1854-1905) – Luces de Finlandia».

Organizada en colaboración con el Museo de Arte Ateneum de Helsinki, esta original monografía de una de las glorias de la pintura finlandesa de la segunda mitad del siglo XIX y los albores del XX presenta una centena de obras que dan seña de la evolución de su carrera y de la manera en que el artista contribuyó ampliamente al reconocimiento de un arte finlandés que se inscribe sin contradicción en los movimientos artísticos europeos de esa época y que incorpora toda una inspiración parisina… y, por ende, destellos del japonismo en pleno auge.

Además de subrayar el interés de la exposición, en este artículo me concentraré en recordar la ola del japonismo en Francia y cómo esta influencia es patente en diversas obras de Edelfelt, entrelazando a través de la pintura a Francia, Finlandia y Japón… Entrelazamientos que este blog estima particularmente.

Albert Edelfelt – una naturaleza encantadora, fina, delicada y abierta a todas las impresiones

Una nota del diario francés Le Journal des Débats presentaba así la personalidad del artista después de dieciocho años de su desaparición. Y es que la memoria y el renombre de una de las celebridades artísticas de Finlandia se ha mantenido con el paso del tiempo, tanto por su obra en sí, rotunda, como por el legado de su apoyo a los jóvenes talentos finlandeses que emergían (baste citar a Akseli Gallen-Kallela o a Magnus Enckell), sin dejar de mencionar su contribución cimentando la construcción del sentimiento nacional en pos de una Finlandia independiente del Imperio ruso.

Nacido en la propiedad familiar de Kiiala en Porvoo, en la costa meridional de Finlandia, Albert Edelfelt es hijo de un arquitecto de origen sueco. Recibe una primera formación artística en Helsinki (1871-1873) y después obtiene una subvención de Estado que le permite continuar sus estudios en la Academia de las Bellas Artes de Amberes, Bélgica (1873-1874).

Pascal Dagnan-Bouveret, «Retrato de Albert Edelfelt», 1887.

Una primera vocación: la pintura histórica

Determinado a desarrollar una carrera de pintor de historia, del « gran género », viaja después a París, donde se instala como muchos otros artistas en esa época y asiste de 1874 a 1877 a los cursos del taller de Jean-Léon Gérôme en la Escuela de Bellas Artes. Esos años de estudio son la ocasión de desarrollar una red de camaradería artística: frecuenta varios colegas finlandeses con quienes crea lazos privilegiados, como Gunnar Berndtson con quien comparte su taller, o el escultor Ville Vallgren. Cabe mencionar que en ese entonces la élite artística finlandesa habla esencialmente sueco, por lo que la proximidad lingüística facilita también la relación con otros artistas nórdicos (daneses, noruegos o suecos) presentes en la capital francesa, siendo una colonia artística muy numerosa según la exposición.

El pueblo incendiado: episodio de la revuelta de los campesinos finlandeses en 1596, 1879

Una nueva vía: la pintura al aire libre

Lógicamente, por su formación, gusto y cálculo, los primeros envíos de Edelfelt al Salón de París se inscriben en la corriente historicista, pero no deja de evolucionar inspirándose de las tendencias innovadoras del medio artístico parisino. Pronto conoce, en 1875, al gran representante del naturalismo, Jules Bastien-Lepage (1848-1884), quien lo lleva hacia el « pleinairisme », pintura al aire libre que privilegia el estudio de la luz y la observación de la naturaleza. Se puede considerar como un encuentro fundamental. De tal forma que la pintura de Edelfelt ofrece a partir de ese momento una nueva visión, mezclando realismo e impresionismo. Los críticos y el público lo plebiscitan.

El convoy de un niño, Finlandia, 1879
Servicio divino al borde del mar, Finlandia, 1881

Edelfelt, retrastista de prestigio

Los retratos representan aproximadamente la mitad de la obra de Edelfelt. Su aptitud a la observación realista, conjugada a su comprensión del modelo, lo hacen un retratista muy solicitado por los círculos mundanos, tanto intelectuales como políticos, incluso aristocráticos – siendo el clímax en este sentido la realización de retratos del Zar Nicolás II (de estilo muy oficial) o de los hijos de Alejandro III (de estilo íntimo) encargados por la familia imperial rusa. De hecho Edelfelt era miembro de la Academia imperial de las Bellas Artes desde 1881.

El reconocimiento internacional: el retrato de Louis Pasteur

En 1886, el pintor inmortaliza a Louis Pasteur en plena celebridad porque acaba de descubrir la vacuna contra la rabia. El retrato, verdadera alegoría de la ciencia en acción, encuentra un éxito rotundo en el Salón de París y le permite obtener un renombre internacional. La crítica reconoce la superioridad de su obra con respecto a la de un maestro confirmado, Léon Bonnat, quien expone igualmente una efigie del célebre científico. Edelfelt representa a Pasteur en su laboratorio: tomado en las primicias de su gran descubrimiento, con el rostro concentrado y determinado, examina un trozo de médula espinal en un recipiente. Encarnación de la ciencia positivista promovida por la tercera República francesa, el Retrato de Louis Pasteur es adquirido por el Estado francés y vale a Edelfelt la obtención de la Legión de honor. Desde el encuentro de Edelfelt con Jean-Baptiste, el hijo de Pasteur, en 1880, el pintor desarrolla lazos de amistad duraderos con la familia, de la que se vuelve retratista oficial. Un último testimonio de estas relaciones entrañables es el Retrato de la Sra. Pasteur en duelo, presentado en la Exposición Universal de 1900.

Retrato de Louis Pasteur, 1886


Edelfelt realizó además otros retratos de científicos, como el del Doctor Roux y el del profesor Runeberg.

« El más parisino de los finlandeses y el más finlandés de los parisinos »

Es en París, en París, donde siento batir mi corazón, es ahí donde comprendo lo que es vivir

– Albert Edelfelt a Charles Baude, San Petersburgo, 21/11/1888

Edelfelt reside permanentemente en París de 1874 hasta 1889, año en que regresa a Finlandia, pero conserva toda su vida una relación especial con la capital francesa, teatro de sus más grandes éxitos y trampolín de su carrera internacional.

En el jardín del Luxemburgo, 1887

Curiosamente el artista realiza solamente un gran cuadro del exterior parisino durante su carrera: En el Jardín del Luxemburgo (1887). Presentado en la galería Georges Petit, se caracteriza por su encuadre descentrado, una composición dinámica, la sutileza de su luminosidad y el virtuosismo cromático, en especial en el tratamiento de los distintos matices del blanco.

Escenas de la vida moderna – Chispas de japonismo

Joven mujer pelirroja con un abanico japonés, 1879

« Notable intérprete de la gracia femenina » – como señala la comunicación del Petit Palais – Edelfelt gusta de representar a las elegantes parisinas, en la esfera pública o privada, frecuentemente bajo los rasgos de su modelo preferida, Virginie. Cuida describir precisamente el fulgor de los trajes y el refinamiento de los accesorios, lo que es posible percibir en la muestra de cuadros presentados en esta sección de la exposición: a nivel de los artículos salta a la vista el japonismo en boga en esos momentos, ya sea en un abanico ya sea en los biombos o en un paño de fondo, confiriendo al conjunto una atmósfera sofisticada y sin llegar a ser extravagante en ningún momento. La placa que acompaña el cuadro « Parisina leyendo » de 1880 señala que Edelfelt compraba sus accesorios en el gran almacén « Le Bon Marché ».

Parisina leyendo, 1880
Virginie, 1883
La respuesta, 1887
Al piano, 1884

Una obra más con elementos japonisantes, pero de su colega Gunnard Berndtson:

Gunnar Berndtson, «Un poco, con locura, nada – pausa en el taller», 1879

Ahora propongo que hagamos justamente un breve entrelazamiento con respecto al fenómeno del japonismo.

La gran ola del japonismo

En 1872, el crítico de arte Philippe Burty (1830-1890), aficionado francés de objetos de arte y estampas, publica en la revista “El renacimiento literario y artístico” una serie artículos en que manifiesta su interés por la cultura japonesa. En uno de ellos, del 6 de julio de 1872, utiliza por primera vez en francés el término Japonisme. En efecto, Francia fue el país a partir del cual esta moda se propagó, cubriendo todas las áreas artísticas.

Si es cierto que ya la propia reina Marie-Antoinette disponía de artículos japoneses – como su célebre colección de lacas – la llegada de más ejemplares y de mejor calidad en el segundo tercio del siglo XIX, encontró en Francia especialmente (y en Occidente en general) un territorio fértil, curioso y en búsqueda de innovación y ruptura en las bellas artes y las artes decorativas.

En pintura, por ejemplo, la lista de artistas es larga y de una calidad sin comentarios: Édouard Manet, Vincent Van Gogh, Claude Monet, Mary Cassatt, Edgar Degas, Paul Gauguin, Pierre Bonnard…

Hay claras muestras de esta moda en dos obras de Édouard Manet de las que he tomado sendos fragmentos: uno con abanicos japoneses (lo que ha inspirado uno de los títulos de la pintura « La Dama de los abanicos » de 1873) y otro con una estampa decorativa de un personaje japonés (« Retrato de Émile Zola » de 1868). Ambas anteriores a la llegada de Edelfelt a París en 1874; podemos intuir que Edelfelt iba a estar inmerso completamente en el ambiente del japonismo desde entonces.

Junto con Manet y Monet, otro de los mejores ejemplos es Van Gogh quien descubre en Amberes en 1885 las estampas de Hiroshige, de Hokusai, y de Reisei. Admira sus composiciones simples, la frescura y los colores vivos, llegando incluso a adquirir más de 400 de estas estampas. Monet, por su parte, las colecciona y son hoy en día uno de los grandes atractivos de su casa-museo en Giverny. 

He abordado este fenómeno en otros artículos, ligándolo por ejemplo con la célebre estampa de La Gran Ola de Kanagawa de Hokusai.

El fenómeno del Japonismo, visto en retrospectiva, nos dice mucho de la polinización cruzada entre Occidente y el Extremo Oriente que, a pesar de diferencias de intensidad a través del tiempo, se ha mantenido y crecido.

La siguiente obra, intitulada « Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola » de 1889-1890 nos va a permitir hacer una transición de regreso a la obra de Edelfelt, acercándonos a los temas finlandeses que privilegia y defiende en los últimos años de su vida. Como lo precisa el comentario de la exposición, de este cuadro trasparece la admiración de Edelfelt por las estampas japonesas: el pintor emplea un original formato vertical para un paisaje de Finlandia (pensemos en los kakemonos japoneses). Presentada en el Salón de la Sociedad nacional de las Bellas Artes en 1890, la obra seduce a la crítica por su luminosidad sutil y su atmósfera casi mística.

Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola, 1889-1890

El canto de la tierra natal – Obras a connotación patriótica – El regreso a Haikko

Paralelamente a su carrera parisiense, Edelfelt mantiene una relación fuerte con su tierra natal. Dispone de un port d’attache (puerto de amarre) en Haikko en el que se hace construir un taller en 1883 y regresa ahí todos los veranos.

Vista de Haikko, 1989

El pintor saca de los paisajes septentrionales y de la vida rural de sus compatriotas temas de inspiración para las grandes composiciones que desea proponer en el Salón, y con los que consolida su reputación, como « La hora de regreso de los obreros » o « Delante la Iglesia, Finlandia »). En estas obras emblemáticas, el pintor pone en escena la esencia misma de lo que constituye su patria: los finlandeses (pueblo de campesinos y marinos), los paisajes que combinan lagos y bosques (« Vista sobre Haikko »), la luz crepuscular (« Puesta de sol sobre las colinas de Kaukola »), sin olvidar la nieve y las casas de madera (« Paisaje de invierno en el parque Kaivopuisto, Helsinki »). La exposición subraya la gran ternura de las representaciones de sus conciudadanos.

La hora del regreso de los obreros, Finlandia, 1885
Niña tejiendo un calcetín, 1886

Gran viajero y patriota, Edelfelt tiene un papel mayor en la promoción de Finlandia y en su lucha por la independencia, como su compatriota Juhani Ano. Más allá de su relación visceral a su tierra natal, su apego a los temas específicamente finlandeses forma parte de un real compromiso político. Esta militancia aparece en diversas obras, como el retrato de la cantante de runes Larin Paraske, encarnación de la identidad finlandesa.

Larin Paraske (Encantamiento), 1893

En su tela « Pescadores finlandeses », el pintor da un aire feroz y determinado a los tres personajes que escrutan el horizonte, símbolo de la patria bien decidida a luchar contra el yugo del opresor. Difundido a través de copias, este cuadro se ha vuelto un icono de la resistencia patriótica.

Pescadores finlandeses, 1898

De la misma manera, el paisaje de la « Isla de Särkkä, Helsinki » puede ser interpretado como un manifiesto en favor de la autonomía finlandesa: la fortaleza instalada sobre la isla fue construida en el siglo XVIII para resistir al invasor ruso.

Curiosamente, en la exposición no se menciona una posible inspiración del Kalevala, la epopeya finlandesa compilada por Elias Lönnrot, publicada una primera vez en 1835 y posteriormente en su versión final en 1849. Me parece sorprendente, ya que Edelfelt vive en el periodo en que esta obra literaria tiene un impacto decisivo en la constitución del sentimiento nacional finlandés y la afirmación de la importancia de la lengua finesa, que no se convierte lengua oficial nacional sino hasta 1902, junto al ruso y el sueco. El Kalevala sí es, en cambio, una fuente de inspiración del pintor Akseli Gallen-Kallela, once años menor que Edelfelt.

La postura diplomática de Albert Edelfelt es consagrada por su nominación como Comisario de la sección finlandesa en la Exposición universal de 1900 en París. El pabellón finlandés, distinto del de los rusos, es puesto al mismo nivel que los pabellones de otros países, consagrando a Finlandia como nación autónoma. Responsable de la decoración del pabellón del arquitecto Eliel Saarinen, Edelfelt encarga obras a varios colegas y pinta él mismo dos paisajes, como esta vista del puerto de Helsinki:

El puerto de Nyländska Jaktklubben en Helsinki, 1899

Por su empeño político y estético, así como su estatura internacional, el pintor se afirma como un modelo para la joven generación de artistas finlandeses, entre los cuales destacan el mencionado Akseli Gallen-Kallela, o Helene Schjerfbeck y Magnus Enckell.

Edelfelt muere el 18 de agosto de 1905, a los 51 años, en Haikko, su lugar tan querido que pinta hasta el final de su vida, un refugio íntimo, asociado estrechamente a su universo familiar poblado de mujeres: su madre Alexandra, su esposa, sus hermanas Berta y Annie y la vieja aya Tatja. Serán sus hermanas quienes publicarán en 1923 la correspondencia de Edelfelt con su madre; ellas también contribuirán a preservar su memoria y su reconocimiento.

El Cottage de los Karlsson, 1905. Acuarela, gouache y lápiz sobre cartón.

La exposición de Albert Edelfelt en el marco de una « primavera finlandesa en París » en 2022

Simultáneamente a « Luces de Finlandia », dos exposiciones temporales más tienen lugar en París y en su cercanía sobre otros pintores finlandeses: « Gallén-Kallela, mitos y naturaleza » en el Museo Jacquemart-André y « 1882, un verano nórdico en el Castillo de Maisons ». Ambas se entrelazan naturalmente con la trayectoria de Albert Edelfelt.

El Petit Palais la presenta poco tiempo después de la exposición sobre « Ilya Répine (1844-1930) – Pintar el alma rusa ». « La edad de oro de la pintura danesa (1801-1864) » o « Anders Zorn – El maestro de la pintura sueca » fueron también organizadas previamente, dando a conocer mejor la creatividad de artistas nórdicos al público en la capital francesa. Merece la pena recordar también « La Hora Azul de Peder Severin Krøyer » presentada por el Museo Marmottan Monet en 2021, cuyo director recuerda a la vez su asombro al ver la exposición « Luces del Norte » en 1987 en el propio Petit Palais… Seguramente el título de la exposición de Edelfelt en 2022, « Luces de Finlandia », hace un guiño a dicha muestra.

Edelfelt, un artista inscrito en su tiempo

Guy Boyer, director de la redacción de la revista « Connaissance des arts » comenta que la exposición revela todas las facetas de Edelfelt, de las más convencionales a las más revolucionarias, aunque señala una trayectoria desigual. Aprecia menos sus componentes historicistas o de retratista « sin gran originalidad » y pone en relieve su trabajo en cuanto a los paisajes, con las acuarelas tintadas de japonismo y casi abstractas. 

Por mi parte, considero que la exposición nos hace entender que lógicamente Edelfelt no es revolucionario en toda su obra: por ejemplo, adopta poco del movimiento impresionista que justamente surge en ese entonces – incluso lo critica en un principio – y parece voluntariamente mantener de su formación académica la idealización, el refinamiento y el virtuosismo. También comprendo que Edelfelt se enfoca en tener éxito en las diferentes ediciones del Salón de París, cuyos jurados no aprecian precisamente en ese contexto los cambios radicales.

En otro orden de ideas, no se aborda en la exposición su contacto con el orientalismo (significativa inspiración artística en Francia tanto en la literatura, la pintura, la música, la ópera, la danza, etc… anterior y simultánea al japonismo, que sí abrazó plenamente Jean-Léon Gérôme, su profesor) ni incluye obras relacionadas con su viaje a España por ciudades como Madrid, Sevilla, Granada, Córdoba y Toledo, en 1881. Diversas pinturas me han recordado a los cuadros luminosos de la playa o de pescadores de Joaquín Sorolla (1863-1923). Se puede entender este entrelazamiento si pensamos en el movimiento de la pintura en aire libre (pleinairisme) al que Edelfelt participó y en el « luminismo valenciano ». Similarmente, pienso en obras del sueco Anders Zorn (1860-1920) y del danés Peder Severin Krøyer (1851-1909). Todos habiendo pasado por París… y en el caso de Zorn, amigo de Edelfelt.

Niños al borde del agua, 1884

En cuanto al japonismo que he puesto especialmente en relieve, los cuadros expuestos muestran más su afición por los complementos decorativos, ya sea por objetos o telas, que una intención de encontrar nuevas soluciones a problemas inherentes del arte occidental en que está inmerso. En todo caso, no participa de lo que se podría llamar « falso japonismo » o « japonismo mal comprendido » con un eclecticismo oriental quimérico y exótico.  

Sin ser forzosamente de todas las vanguardias europeas del último cuarto de siglo XIX, el legado de Edelfelt brilla por su inserción en el contexto artístico europeo basado en París, iniciando la vía más singular de la pintura nacional finlandesa y apoyando el camino hacia la confirmación del sentimiento patriótico finlandés frente al ocupante ruso. Como dice Guy Boyer, « imágenes patrióticas que resuenan extrañamente en estos días de invasión rusa en Ucrania ». 

Edelfelt abrió puertas.

Fuentes: Comunicado de prensa y dossier de la Exposición del Petit Palais / Biografía de Abert Edelfelt en el sitio web «Biografía nacional de Finlandia» / Conferencia de Laura Gutman en el Petit Palais (29/03/22) / Sitio web http://albertedelfelt.com . Traducciones realizadas por el autor. Las imágenes incluidas en este artículo son únicamente con fines pedagógicos de ilustración y de transmisión y no hay fines de lucro; sin mención de autor, las obras son de Albert Edelfelt.

¡Feliz centenario, Finlandia!

El 6 de diciembre de 2017 se conmemoró el primer centenario de la República de Finlandia.

Los festejos – que llegaron a su acmé ese día – incluyeron una gran variedad de actos a lo largo de 2017, no solamente en su territorio, sino alrededor del mundo. Se trató de un programa que conoció una verdadera adhesión interna y que incluso superó las expectativas iniciales de los organizadores.

Con la publicación de esta nota precisamente el 6 de diciembre participé a mi manera a la celebración, y expresé la gran dosis de admiración que me ha suscitado ir conociendo cada vez un poco más el territorio de este país nórdico, su historia y su contemporaneidad, sus habitantes, su arte y sus culturas…

Congratulations_100

Partiendo de mi punto de vista de visitante, de aficionado casi enamorado, el intento de escribir sobre Finlandia se me iba tintando de reserva en muchos momentos. Es como si la propia personalidad de sus habitantes y de sus paisajes hubiera impregnado mi forma de ver y de sentir a Finlandia. Sin embargo, en una fecha tan especial, no podía menos que celebrar sus logros tan significativos, sobre todo considerando los retos inmensos a los que tuvo que enfrentarse desde 1917.

Finlandia

100 segundos (de lectura) para evocar sus 10 décadas 

Discreta sobre su historia, no se sabe mucho en el exterior que poco tiempo después de su independencia de Rusia en 1917, Finlandia conoció una corta pero terrible guerra civil. A pesar de la tragedia resultante, tres años después de la conclusión del conflicto, la educación obligatoria fue generalizada y se dieron tierras a sus habitantes más pobres, entre otras medidas sociales – aunque el voto de las mujeres ya era posible desde ¡1906! (En Francia, en comparación, solamente a partir de 1944). La nación en construcción mostró confianza y generosidad para salir adelante, con un panorama optimista hasta los años treinta, cuando la geopolítica comenzó de nuevo a comprometer su libertad. En efecto, cabría extender la célebre frase « Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos » para plantear las dificultades de aquellos años de nuestra amiga nórdica debido a su difícil vecino del este que ya la había anexado por más de un siglo: « Pobre Finlandia, tan lejos de Dios y tan cerca de Rusia* ».

Fueron periodos complejos, tanto el previo como el propio de la Segunda Guerra Mundial: un contexto desgarrador con dilemas cornelianos para asegurar su supervivencia, entre alianzas con la URSS o con la Alemania de Hitler; la destrucción total de Rovaniemi; la evacuación de miles de niños hacia Suecia u otros países; la amputación soviética de 11% de su territorio (áreas de Carelia, Sala y Petsamo); la exorbitante reparación exigida por Stalin… Al final del conflicto, la paz, la reconstrucción y la educación fueron sus prioridades, así como el desarrollo industrial, manteniéndose independiente pero inevitablemente entrelazada con su vecino, con el que a través de una doctrina pragmática logró conservar su libertad y salir adelante durante la guerra fría. Al colapsarse la URSS, Finlandia se orientó más claramente hacia Occidente, integrando por ejemplo la Unión Europea en 1995, al mismo tiempo que Austria y Suecia.

Ya lejos de los conflictos armados, apostando continuamente en políticas públicas de calidad, inmersa en relaciones amplias de cooperación con los demás países nórdicos, Finlandia ha vivido ciertamente etapas de prosperidad, pero también de algunas crisis económicas; la globalización financiera y comercial en la que se ha insertado le han mostrado que desafortunadamente su nivel de vida elevado y su Estado providencia no están al abrigo de turbulencias, y tampoco está a salvo a nivel político de alguna tendencia populista interna, como en tiempos más cercanos.

Sin embargo, Finlandia cuenta con sus propias fuerzas desarrolladas en estas décadas – difícilmente evaporables – que la llevaron de ser un país particularmente pobre, rural, víctima de hambre y de gran emigración, a situarse hoy en día entre los más altos rankings a nivel mundial de desarrollo humano, económico o tecnológico, de gobernanza, de compromiso medioambiental, de justicia social, de igualdad de género y de menor corrupción… Seguramente me dirán – y lo sé – que no todo es ideal o color de rosa, pero relativicemos. Agrego: ¿no nos gustaría llevar a nuestros propios países más cerca de esos estándares?

FullSizeRender

El siguiente vídeo subtitulado en inglés, de 100 segundos, presenta varias generaciones de habitantes finlandeses evocando el paso de los 100 años y los cambios que han experimentado con el tiempo.

Ahora voy a compartir algunos aspectos que han llamado mi atención al ir descubriendo a Suomi, su nombre en finés. Mezclo deliberadamente los procesos y los hechos más objetivos de la sección anterior con sensaciones más personales, incluso corroborando algunos lugares comunes difundidos sobre ella… y con algo del sentido de humor  finlandés…

Excepcionalidad, desde sus lenguas

El finés está considerado entre las lenguas más difíciles de aprender para los que no la tienen como lengua materna. De tal forma que, al tomar algunos medios de transporte que hacen los anuncios tanto en finés como en sueco (ambas lenguas oficiales), cuando oigo el sueco… ¡tengo la impresión de entenderlo! El finés me parece entonces sorprendente más allá de sus expresiones de base útiles para los viajes y la cortesía. Sin embargo, me gusta su musicalidad inconfundible. También me ha llamado la atención descubrir una característica de la estructura de la lengua: se requiere en general esperar al final de cada frase para entender completamente su sentido. Ello ha prefigurado el modo de interacción entre sus locutores, quienes rara vez se interrumpen, además de escuchar atentamente. Se siente así una dosis de paz en los intercambios. Lo que me lleva también a recordar que los finlandeses tienden a hablar únicamente cuando hay algo que decir; no se sienten obligados a « amueblar » los silencios, como puede pasar en otras culturas y otras lenguas.

Por otro lado, el sueco es minoritario, lo hablan aproximadamente 300.000 personas entre los 5.500.000 habitantes, incluyendo sus diferentes dialectos (presenta algunas diferencias con respecto al sueco de Suecia). La mayoría de los estudiantes finlandeses lo aprenden, pero lo practican poco por lo general. Hay áreas geográficas del país en que el sueco se habla principalmente, como la costa de Ostrobotnia, o en ciudades como Turku o Vaasa, por razones históricas, y de generación en generación. Hay una voluntad de mantener la práctica del sueco: el Estado subvenciona programas de radio y televisión, diarios, libros y otras publicaciones.

Finalmente, cabe señalar que el finés fue por siglos una lengua esencialmente oral, usada por los campesinos, mientras que la nobleza y la burguesía hablaban sueco. Una figura esencial en la evolución del finés fue el obispo de Turku, Mikael Agricola (c.1510-1557), quien terminó la traducción al finés del Nuevo Testamento en 1548 y creó el primer alfabeto finés. Adicionalmente, su ‘Abecedario’ constituyó el primer libro impreso en esta lengua. Durante el movimiento de configuración del nacionalismo finlandés, sobre todo a partir de mediados del s. XIX, hubo una clara intención de promover el finés como vector de identidad por parte de intelectuales y políticos (incluso quienes hablaban cotidianamente sueco) y destaca la inmensa contribución de Elias Lönrot (1802-1884) al compilar el poema épico ‘Kalevala, que se convertiría en la referencia literaria principal de la cultura finlandesa. Después de la independencia, el finés se consagró definitivamente como la lengua oficial más hablada.

Como lo mencionaré más tarde, también se hablan versiones de la lengua sámi en la Laponia finlandesa (Lapland), entre las cuales hay algunas en peligro de desaparición, y otras lenguas minoritarias practicadas por los inmigrantes, como el ruso. En cuanto al uso del inglés para la comunicación con los no finohablantes, es prácticamente hablado por todos y de manera fluida en la mayoría de los casos.

¿Tienes ganas de oír un poco más de finés mientras paseas por un lago en el verano? El siguiente vídeo corto nos transporta al lago Saimaa, el más extenso de Finlandia.

Felices en conjunto – Juntos – Yhdessä – Tillsammans

Entre las conferencias que he organizado, la experiencia con la ciudad de Tampere me impresionó, tanto en las etapas de organización como de realización, gracias al trabajo en equipo de las personas con las que colaboré. Inteligencia, conocimientos, horizontalidad (ningún peso de jerarquías), intergeneracionalidad, eficiencia, simpatía, sentido de acogida y compromiso podrían ser algunas de las características que más aprecié.

En la conferencia, abordando el tema de la innovación social y la cultura, los diversos ponentes hicieron manifiesto que la búsqueda de la felicidad de los habitantes es una de las misiones de las políticas locales y estatales en Finlandia, basándose en una concepción de la felicidad socialmente compartida, lo que constituye un enfoque diferente al que estamos habituados y en el que se insiste en la esencia individual de la felicidad. No es de extrañar entonces que el tema general del programa del centenario sea « Juntos » (Yhdessä / Tillsammans / Together).

También en la conferencia apreciamos el contenido del Manifiesto « Las políticas de la Felicidad » que nos presentó el Think tank Demos Helsinki. Es un trabajo inspirador realmente.

Como sabemos bien, la educación juega un papel esencial, y la relacionaron claramente con la importancia de las bibliotecas en la vida local, concebidas ambiciosamente como reales centros educativos y cívicos, en el corazón del servicio público a nivel local y nacional.

FullSizeRender 2
Frente a la Biblioteca de Tampere, Finlandia

Entre las razones de estas relaciones solidarias, se mencionó además el rol primario de la naturaleza y del clima, por las dificultades que éstos generaban, e incluso actualmente. Así que, a la vez que la privacidad y la soledad (deseada en muchas ocasiones) se respetan, se confía en los demás en caso de necesidad y prevalece el sentimiento de seguridad. El siguiente vídeo (con la opción de subtítulos en español) me parece corresponder bien a estas características y me servirá de enlace para subrayar otro aspecto esencial de Finlandia: la belleza contrastante de sus condiciones naturales y el apego que le tienen sus habitantes.

«Sielunmaisema»: el paisaje que uno siempre lleva en el fondo de su corazón

Lagos, bosques, islas, costas de granito al borde del Báltico, ríos claros o teñidos de marrón, colinas, campos sembrados… Todos sus paisajes son cambiantes frecuentemente, según las estaciones – ¡aunque, por supuesto, cambian un poco menos los abetos!

DSC_0436
Vista del archipiélago de Turku. Isla de Korpo, Finlandia

Me gustan particularmente los abedules, con sus troncos tan identificables y el aroma de su esencia en la sauna… no insistiré sobre el número de saunas por cada habitante, pero sí en lo extraordinario que es su experiencia en las casas de campo «kesämökki« al borde de sus innombrables lagos apartados… sobre todo si la casa en cuestión está pintada de rojo de Falun…

DSC_0445
Isla de Korpo, Archipiélago de Turku, Finlandia

O con la paleta de tonos pastel de amarillo, verde, azul, como en el antiguo centro histórico de Rauma, patrimonio de la humanidad. Un poco como los tonos de la siguiente fotografía.

DSC_0555
Medianoche en agosto cerca de Rovaniemi.

No he experimentado las noches de aurora boreal, pero sí me ha desconcertado agradablemente la bella penumbra clara de las noches de agosto, al norte del círculo polar ártico.

El país tiene diversos parques naturales en que el senderismo es práctica común.

Sielunmaisema.png

Incluso en las áreas urbanas, la naturaleza te acompaña. Por ejemplo, Helsinki, « la hija del mar Báltico », se encuentra en un contexto natural atractivo y muy cercano… con espacios que permiten sentirse siempre relajado; la experiencia está al lado opuesto de la densidad parisina, por ejemplo.

IMG_3680
Helsinki

Aunque el área metropolitana de Helsinki se liga a otros municipios urbanos, como Vantaa y Espoo, la sensación espacial agradable se prolonga. Y eso que hablamos de la zona más poblada del país, reuniendo más de 1.4 millones de personas, o un cuarto del total nacional.

En contraste, Rovaniemi, la capital de Lapland – la región del extremo norte del país – no tiene más que 62.000 habitantes aproximadamente y está asentada al borde del bello río Ounas, rodeada de bosques impresionantes. De ahí, cuanto más nos desplacemos hacia el norte, más los paisajes serán realmente distintos con respecto al resto del país. Así, se puede encontrar paisajes de tundra y montañas – Halti es aquella que culmina más alto en el territorio finlandés, con 1,324 m. Es en esos vastos espacios donde han habitado desde tiempos inmemoriales los sámis (o lapones, pero este término tiene en realidad un origen despreciativo), que son el único pueblo indígena de la Unión Europea. Aunque su situación en cuanto ser una minoría que necesita proteger su cultura (compartida con otros sámis en Noruega, Suecia y Rusia) es un desafío para los aproximadamente 10.000 sámis que viven en Finlandia, muchas medidas favorables han sido consideradas por el Estado finlandés – incluso a través de la existencia de un Parlamento Sámi Finlandés. En un artículo que dediqué a la artista sámi sueca Sofia Jannok presento con más detalle contexto general de los sámis. En todo caso, durante el fin de semana que le dedicó el Musée du Quai Branly en París a la cultura sámi de Finlandia, los diversos representantes comentaron que si bien tienen muchos retos, su situación no es tan mala con respecto a la del resto de pueblos indígenas del mundo. Es claramente un tema por debatir en otro artículo. Regresando a la ciudad de Rovaniemi, ésta se enorgullece de ser la sede desde hace 25 años de Arktikum, que reúne al Centro Ártico de la Universidad de Lapland y el Museo Regional de Lapland, en el que se puede experimentar la historia, la cultura y la naturaleza del gran norte en el que habitan los sámi junto con otros finlandeses.

IMG_3679
Algunos aspectos de Lapland, Finlandia, en verano.

Retomando el tema del amor intenso a la naturaleza, grabado en el alma de los finlandeses cualquiera sea su condición, éste es ya un tópico. En el siguiente apartado me enfocaré a otras facetas idiosincrásicas finlandesas.

IMG_1189
Ilustración del Museo Nacional del Bosque Finlandés «Lusto», en Punkaharju, Región del lago Saimaa.

Artes y Cultura – otras «peculiaridades» idiosincrásicas

Sé bien que las observaciones que comparto tienen un sesgo cultural, casi inevitable, porque parto de otro contexto cotidiano. Por ello, también habría podido optar por los adjetivos ‘excéntrico’, ‘extravagante’ o ‘curioso’ para describir las características que voy a mencionar… así que relativicemos, es siempre con buena fe y simpatía en todo caso.

Pensaba por ejemplo en el contraste de la anhelada calma de la naturaleza de muchas personas y el gusto muy extendido y compartido por el Heavy Metal finlandés en esas mismas personas. Incluso la pasión ha superado las fronteras nacionales, llegando al Concurso Eurovision en 2006, con la debida mezcla de seriedad y de humor… El ex-presidente Obama ha bromeado también con respecto a este rasgo. Debe de haber algo de Yin y Yang nórdico en todo esto sin duda.

Más allá, el país de Jean Sibelius – el más grande compositor finlandés que legó a la posteridad una vasta herencia musical y en especial su poema sinfónico Finlandia tan escuchado este año de festejos – tiene una vida musical muy dinámica, con diversos estilos, muchos grupos formales e informales y numerosos festivales – sobre todo en el corto verano.

En el siguiente vídeo, se puede escuchar el poema sinfónico Finlandia acompañado de imágenes que dan énfasis a la naturaleza. Es un entrelazamiento afortunado entre este apartado y el anterior sobre las bellezas finlandesas.

Y mientras la naturaleza prácticamente explota en el verano, también es el caso de la práctica del tango. Sí, el finlandés. Al otro tango, he oído que lo nombran «el tango argentino». Y mientras que los estilos de baile son ciertamente distintos, la vez que se descubre este aspecto cultural es realmente muy sorprendente. El Festival de Seinäjoki dedicado al tango ha llegado a reunir casi 100.000 personas y atraído la atención del New York Times por ejemplo. Como anécdota, cuando participé a una introducción al finés en el Instituto Finlandés en París, la profesora había decidido hacernos cantar el tango más famoso del país, intitulado «Satumaa«, que significa país de abundancia, de Jauja.

Así que ésta puede ser una oportunidad novedosa para practicar otra versión del tango para aquellos aficionados que quieran maximizar el placer en una estancia nórdica. Puede ser en un Lavatanssit, uno de los pabellones de danza veraniegos, primos de las guinguettes francesas.

Y para concluir musicalmente esta sección, otra probable sorpresa: el rap en lengua sámi del norte que ‘encendió’ el auditorio del Musée du Quai Branly en París durante la conferencia previamente citada. Se trató de Ailu Valle con los títulos «Dušši dušše duššat» y  «Kiälláseh», acompañado de Amoc y el Trio Boogiemen, esta última canción se puede apreciar en el siguiente vídeo:

Por otro lado, el paisaje artístico en cuanto a artes plásticas, audiovisuales y de la escena es también muy rico; las instituciones culturales y los poderes públicos promueven las prácticas a nivel amateur de manera amplia y a nivel profesional naturalmente. Hay actualmente un énfasis en la participación de los jóvenes. En una sociedad que insiste en la interdisciplinariedad, la vida cultural y la práctica del deporte son bastante generalizados. Hay además, con respecto a las tecnologías de la comunicación, una promoción creciente de los enlaces entre las industrias creativas y culturales, las universidades y las start-ups. De manera semejante, la Civic Tech conoce también un desarrollo importante, como es también el caso de su vecina báltica, Estonia, teniendo influencias recíprocas.

También el diseño y la arquitectura conocen un constante desarrollo, gracias a los talentos jóvenes que comparten ya el espacio mundial con aquellos de países punteros. Se nutren en parte de un patrimonio de alta calidad: baste considerar el legado de Alvar Aalto (1898-1976) o de Eero Saarinen (1910-1961), o de marcas como iittalaMarimekko . Esta última precisamente se unió a la celebración del centenario, con este diseño, entre otros:

suomi100

Last but not least, y es de subrayar, el reconocimiento brindado localmente en los últimos años a Touko Valio Laaksonen (1920-1991), mejor conocido como Tom of Finland. Su obra ha sido aceptada al grado de editarse timbres de correo oficiales o un emoji finlandés con una efigie inspirada en sus creaciones. La siguiente imagen lo muestra, junto con otros motivos representativos de Finlandia seleccionados en el marco de su centenario.

IMG_3678
Algunos de los emojis finlandeses: Nokia, Sauna, Bandera Sami, Tom of Finland, Bandera finlandesa, Frutilla del bosque, Tango en Lavatanssit, Auroras boreales y la caja del bebé

Además, este año una película dirigida por Dome Karukoski trata de la biografía de Tom of Finland y nos hace ver que finalmente la apertura a la diversidad sexual es un tanto reciente con respecto a los países escandinavos; de hecho el matrimonio entre personas de mismo sexo no entró en efecto más que el 1° de marzo de este año – aunque antes, a partir de 2012, era posible firmar un convenio de partenariado. En todo caso, y para cerrar este último apartado, algo que me divirtió y sorprendió tiene que ver con la exposición de este artista en Helsinki el año pasado. No, no era su obra, sino ¡el público asistente! Parejas de jóvenes que llevaban a su bebé en coche de niño (eran varias), abuelitas (algunas hablando por teléfono), grupos de amigas de distintas edades, parejas de enamorados heterosexuales… una composición variopinta que no creo que vería en París. O similarmente en un festival de rock en Tampere, cuando apareció en el escenario del club un grupo de músicos sin ropa, lo que no sorprendió a nadie en particular. Ese es parte del encanto radical de la Finlandia de hoy en día: sorprendente cuando menos lo esperas.

277A1D06-34AD-43AA-BFFF-5976267C8D3F

Así que me uno con emotividad y aprecio, en este centenario, a sus más de cinco millones de habitantes actuales y a sus tantos numerosos amigos por el mundo, recordando también a las generaciones que la configuraron.

DSC_0649
Parque cerca de Rovaniemi, Lapland, Finlandia

* Uso «Rusia» para resumir sus diversas denominaciones históricas como URSS, CEI, Federación Rusa, etc.

24831305_1861969403832651_5009888754518674438_o
El ángel de la independencia se viste de los colores de la bandera de Finlandia. Ciudad de México. Foto: Luís Arango / Finland 100