Coloquio «La Naturaleza no es más un decorado» en el Teatro Nacional de la Ópera Cómica de París (1)

Se trató de una dinámica serie de mesas redondas sobre el porvenir del sector lírico en el contexto de la urgencia medioambiental actual en que claramente emergen paradojas y ecuaciones con objetivos difíciles de conciliar para las casas de Ópera.
«La Nature n’est plus un décor – opus 3» fue organizado en colaboración con la Universidad Paris 8 Vincennes-Saint-Denis y el Instituto Universitario de Francia.
25-26/09/2023

El espectáculo operístico ante el desafío climático, opus 3: Transiciones y movilidades (producciones, obras y artistas), las nuevas rutas de la Ópera

Primera de dos partes

El punto de partida de los organizadores para esta edición se concentra tanto en el plano material como en el de los imaginarios. Nos plantean que las representaciones de la naturaleza siempre han supuesto un desafío artístico para la música y el escenario y que hoy debemos cuestionarnos precisamente sobre la materialidad del espectáculo, la evolución de su economía y las formas en que la emergencia ambiental nos lleva a repensar la Ópera en la ciudad. ¿Cómo ve la profesión en sentido amplio el futuro del sector de la Ópera en este siglo de emergencia climática? En este artículo en dos partes presentaré las ideas clave de las mesas redondas del lunes 25 de septiembre de 2023.

Primera sesión: Cuando la obra (se) desplaza / Quand l’oeuvre (se) déplace

Agnès Terrier, dramaturga del Teatro Nacional de la Ópera Cómica, inició la jornada recordando que en esta crisis climática el costo de la inacción será particularmente grande mañana con respecto al costo de la acción hoy. Indicó que cuatro de los cinco ejes del plan de acción del Ministerio francés de la cultura a favor de la transición ecológica señalados por la ministra en 2022 corresponden a este tipo de instituciones culturales:

  • crear de manera más eco-responsable;
  • desarrollar la sobriedad en lo digital;
  • preservar y conservar para mañana de manera más ecológica; y
  • repensar la movilidad preservando la accesibilidad.

Ndlr: el quinto eje de trabajo – no pertinente en este contexto según los organizadores – es «inventar los territorios y los paisajes de mañana».

Enseguida, Agnès Terrier recordó los objetivos del coloquio, «modestos pero vitales»: compartir interrogaciones, discutir sobre las acciones y pistas de mejora, reforzar los compromisos.


En este año 2023 se decidió abordar especialmente el tema de la movilidad: la del público es la que tiene un mayor impacto en la huella de carbono relacionada con las casas de Ópera, pero depende menos de los programadores que de las políticas públicas. De tal manera que pensaron considerar la movilidad en cuanto a las obras, los espectáculos y los intérpretes. Y también extender el análisis a toda su familia lexical: movilidad, movimiento, emoción, movilización… y a otras palabras clave relacionadas – creación, invención, difusión y circulación.


Isabelle Moindrot, profesora de Estudios Teatrales en la Universidad París 8, recordó que el pasado coloquio de marzo de 2022 estuvo enfocado en las casas de Ópera, su sostenibilidad medioambiental y la realización de los estudios sobre el cálculo de la huella de carbono en la cultura. Se ha encontrado que la categoría del transporte es la más impactante. Para un sector que vive de los intercambios – atrayendo públicos, suscitando la movilidad – esa es una noticia difícil de aprehender. Con ocasión de este coloquio pensaron entonces de manera holística: además de insistir sobre la necesidad de salir de nuestra adicción a las energías fósiles, decidieron declinar las sesiones en cuanto a los impactos sobre la profesión, ahí donde se encarna concretamente la problemática: las decisiones de los directores de las casas de Ópera en materia de políticas de programación y de coproducción; las soluciones técnicas propuestas por sus servicios; las proposiciones creativas de los servicios de mediación; la percepción por parte de los artistas y de quienes los ayudan a formarse y desarrollar sus carreras profesionales; las formas como los artistas escénicos y de la música abordan sus creaciones, etc., cada uno según su sensibilidad propia hacia las cuestiones medioambientales de nuestra época. Todas estas dimensiones están imbricadas, enredadas y requieren un enfoque macro y micro. Se parte de historias cruzadas que dibujan un paisaje operístico particularmente contrastado; el sector de la ópera tiene condiciones y realidades de existencia extremadamente variadas. Y sin embargo tiene un rol especial al suministrar valores, modelos, que pueden ser positivos o negativos, frenos o incitaciones a transformar el mundo. Los invitados han mostrado ya un compromiso en el camino de la transición, pero se expresan de manera matizada sobre la eco-responsabilidad y los temas de la jornada.

Primera mesa redonda – Coproducciones: ¿Qué modelos para mañana?

Participantes por orden alfabético de apellidos:

  • Frédéric Amiel, director general de giras del Festival de Aix-en-Provence;
  • Thierry Leonardi, especialista y asesor en responsabilidad social de las empresas (RSE);
  • Alain Perroux, director de la Ópera Nacional del Rin;
  • Alain Mercier, director de la Ópera de Limoges;

Moderación: Agnès Terrier, dramaturga del Teatro Nacional de la Ópera Cómica, París

La coproducción de espectáculos – creando o difundiéndolos en red – es una práctica que se ha ido consolidando por razones económicas (menores costos de fabricación, por ejemplo) además de las relacionadas con el enriquecimiento de la creación artística en contextos diferentes. Esto conlleva también el transporte de los decorados, vestuarios, material y equipos técnicos y artísticos… La moderadora preguntó si la urgencia climática ha llevado a los panelistas a repensar sus formas de trabajo en red, la lógica geográfica de sus proyectos, la programación de las temporadas…

El director de la Ópera Nacional del Rin, Alain Perroux, señaló que en su caso ha decidido de coproducir todos los espectáculos a partir de la próxima temporada, tanto por razones medioambientales (amortizar impacto) o económicas (compartir costos), como lo ha venido haciendo desde hace tiempo el Festival de Aix-en-Provence. Serán necesarios ajustes y esfuerzos. La pregunta es ¿con quién coproducir? Por la proximidad parece factible con la Ópera Nacional de Lorena por ejemplo. Pero ¿qué hacer con respecto a propuestas que vendrían por ejemplo de Dinamarca… o más lejos, de América del Norte o de Japón? Serán dilemas. La coproducción no es sin embargo una panacea: se reduce el impacto con la eco-concepción de los decorados, vestuarios y accesorios pero al hacerlos viajar se implica una huella de carbono. Terminó explicando una característica particular de su institución y es que desde hace 50 años es ínter-municipal, reuniendo a Estrasburgo, Mulhouse y Colmar. Desde entonces se han desplazado los espectáculos entre estas ciudades y, además, con otro dispositivo llamado « Opéra volant » se llevan formas reducidas – versiones de cámara por ejemplo – a otros lugares de Alsacia y de la Región Grand-Est. Por un lado se llega a públicos más variados por todo el territorio (con la subvención correspondiente que favorece esta política) pero por el otro los equipos se desplazan mucho y la flota de transporte todavía no es eléctrica.

El director de la Ópera de Limoges, Alain Mercier, compartió el punto de vista anterior con respecto al mandato paradójico que pesa sobre ellos de « producir mejor, difundir mejor » que quizás debe entenderse como « producir menos, difundir más ». En la Ópera no se trata del mismo caso que en el Teatro porque se habla en general de hacer circular producciones bastante voluminosas, a parte de las personas. Actualmente ya se piensa en el orden en que se optimiza la secuencia de espectáculos en gira. Se pueden mejorar en cambio las condiciones de transporte y de almacenamiento a través de una logística que incluiría agrupamientos de casas de ópera con plataformas compartidas en dos puntos seleccionados juiciosamente en Francia. Se está estudiando también la posibilidad del uso de transporte por vía férrea. Trabajando de manera aislada se continúa incurriendo en el impacto del transporte por la ruta con varios camiones. Hay ya intercambios de ideas entre las óperas, como entre la que él dirige y la de Burdeos. Con el acompañamiento de especialistas en sinergias y agrupaciones se puede realmente mejorar. Además, la ópera se puede inspirar de modelos exteriores virtuosos. Concluyó señalando la importancia de estar en contacto con la gente – los públicos – para hablar de desarrollo sostenible y que no hay que considerarlos únicamente como compradores de entradas a los espectáculos.

El director general de las giras del Festival de Aix-en-Provence, Frédéric Amiel, dijo que también han estudiado el uso del tren o el transporte fluvial. Ya tiene años que las casas de ópera se han interrogado sobre esta cuestión del impacto medioambiental y hay pistas y soluciones. Es el momento de ponerlas en práctica; lo que es más complicado. A través de los partenariados a lo largo del tiempo es posible compartir la misma voluntad y llegar lejos. Por ejemplo, se ha creado el « Colectivo 17 hrs 25 » al que participan la Ópera de Lyon, el Festival de Aix-en-Provence, la Ópera de París, el Théâtre du Châtelet y el Théâtre royal de la Monnaie de Bruselas, en torno al eco-diseño de decorados. Más allá de ser un círculo de reflexión y de intercambio de experiencias, este grupo estará trabajando en particular durante 3 años en la creación de un repertorio de elementos escenográficos estandarizados y adaptados a todos los lugares, con el objetivo de reducir el número de objetos por producir y también por transportar en el marco de las giras; está previsto compartir los planos en OpenSource. Mas allá, está la limitante de los presupuestos y de los marcos jurídicos, como los aduanales. Por ejemplo, tienen un decorado que estaba en Helsinki y que después viajó a Londres y de ahí debe ir a San Francisco y enseguida a Adelaida y finalmente a Nueva York. La reglamentación europea de exportaciones no definitivas los va a obligar a que entre Adelaida y Nueva York el decorado regrese a la Unión Europea (sin justificación otra mas que cumplir la regla).

Alain Perroux retomó el tema de la contradicción entre « producir mejor y llegar a más personas » en un contexto económico difícil para las casas de Ópera que han visto sus subsidios congelados desde hace quince años y la cuestión de las posibles ayudas para la transición medioambiental que van a mantener esta paradoja. También agregó que es difícil decir no a ofertas desde los países que tienen mayores capacidades financieras. En otro orden de ideas, comentó que el público francés que viaja para ver óperas es minoritario por lo cual no parece ser infundada la idea de presentar el mismo espectáculo en Estrasburgo, en Nancy y en París. Además, las iniciativas como la Co[opera]tiva son interesantes.

Alain Mercier, por su parte, recordó que como instituciones públicas, las Óperas están obligadas por la ley a pasar por subastas o concursos públicos que no consideran los circuitos cortos de aprovisionamiento. Hay casos en que las materias primas vienen de China, e incluso hacen dos ciclos de ida y vuelta entre Francia y China, como un cierto ejemplo de maderas… lo que tiene un impacto mayor que el de decidir en qué orden se realiza la tournée. Junto con la Ópera de Burdeos esta problemática ya se ha expresado al poder público para que se avance en este punto.

Thierry Leonardi, especialista y asesor en responsabilidad social de las empresas, afirmó que para el sector de la Ópera es posible producir de manera sostenible y circular, manteniéndose creativo. El beneficio económico de la coproducción parece ser bastante evidente, pero en el caso del medioambiental no lo es tanto. Citó un ejemplo en Escocia; hay que pensar de manera radical dada la urgencia a la que nos enfrentamos hoy, hay que considerar la relocalización, como lo recomienda el The Shift Project, y en una nueva forma de autonomía. Habrá probablemente una cuestión de renunciamiento. Para él, difundir únicamente en Francia no es un problema. Aludió otro espectáculo en Limoges en que se va a usar la decoración que ya existía para otro espectáculo de teatro. Alain Mercier recordó la política de « cero compras » en la Ópera de Burdeos; la eco-concepción para el espectáculo « Cassandra » del Teatro de la Monnaie; otro concepto que es el de « un artista, dos proyectos, un solo decorado ». Son experimentaciones que realizan. También la Ópera Comique ha hecho algo similar con el « Roméo et Juliette » del año pasado, usando los decorados de la Comédie Française. Thierry Leonardi agregó que en cuanto a la creatividad misma se puede suponer que dado que nos dirigimos a un mundo de sobriedad en el uso de los recursos naturales, con ello también va a emerger una estética de la sobriedad. Como en el caso del proyecto de la tetralogía de Wagner por la Ópera de Göteborg, Suecia, con un solo decorado.

Alain Perroux comentó también el tema de la disposición de los artistas y su aceptación de estos enfoques (directores de escena, escenógrafos, cantantes y músicos). Hay un trabajo de pedagogía que no puede ser impulsado solamente por el director de la institución, debe ser compartido en conjunto. Alain Mercier mencionó ejemplos en que los escenógrafos han ido más lejos en términos de eco-concepción con materiales 100% reciclables por ejemplo o directores de escena que han cambiado sus decisiones artísticas para adaptarse a estas circunstancias, sin que esta apertura sea forzosamente una cuestión de generación.

Respondiendo a las preguntas del público, se afirmó la importancia del trabajo en red para reflexionar y actuar en este campo: a través de la organización « Opera Europa » por ejemplo, o la Asociación Arviva – Artes vivas, artes sostenibles (Arts vivants, arts durables), o Les Forces Musicales – sindicato profesional de óperas, orquestas y festivales de ópera, etc.


Segunda mesa redonda – Política cultural y territorio

Participantes por orden alfabético de apellidos:

  • Matthieu Dussouillez, director de la Ópera Nacional de Lorena;
  • Martin Kubich, director de la Ópera de Vichy y de Vichy Culture;
  • Catherine Massip, musicóloga y tesorera de la asociación Les Arts Florissants; y
  • Emmanuel Quinchez, productor/programador (MC2 Grenoble, la co[opera]tiva, Miroirs Étendus)


Moderación: Raphaëlle Blin, dramaturga del Festival d’Aix-en-Provence.

La mesa redonda comenzó con una breve presentación de las instituciones y los proyectos de cada participante.

Catherine Massip nos recuerda que Les Arts Florissants es uno de los conjuntos de música barroca más reconocidos del mundo, fundado en 1979 por William Christie. Apasionados por el arte barroco en todas sus vertientes, Les Arts Florissants han ampliado a lo largo de los años su actividad a otras dos pasiones de William Christie: el arte de los jardines y el patrimonio. Una evolución transdisciplinar y significativa, bajo el signo de la transmisión, que permitió al proyecto Arts Florissants obtener la etiqueta “Centro de Encuentro Cultural” en 2016 y la creación de una Fundación. Tiene dos establecimientos, uno en París y otro en Thiré. Y es justamente en Thiré, en Vendée, donde esta aventura se construye en torno a tres proyectos emblemáticos: los notables jardines de William Christie, el Logis du Bâtiment y el Quartier des Artistes, que ofrece una programación abierta a todos. La proximidad del río Smagne permitió crear un entorno de alta belleza donde se ofrecen conciertos. No hay trenes ni aeropuertos cerca del territorio, por lo que el uso del auto es necesario.

Pos su parte, Emmanuel Quinchez nos comenta que colabora con tres organismos:

  • Es programador musical para MC2 Casa de la Cultura – Scène nationale (Teatro nacional) de Grenoble que dispone de un auditorio de 1.000 butacas, un lugar cultural bastante clásico, aunque buscan salir de sus muros también y llegar al territorio con espectáculos pluridisciplinarios. El obstáculo es su contrato de objetivos (cahier de charges) del Ministerio francés de la cultura que impone la realización in situ de las actividades. Entonces es posible argumentar que las políticas nacionales condicionan la relación con el territorio fuera de la capital francesa.
  • Por otro lado, colabora con la Co[opera]tiva como secretario general, un colectivo de producción que reúne seis estructuras culturales comprometidas con dar vida a la ópera y difundirla por todo el país, además del trabajo de las principales instituciones operísticas. Los Teatros nacionales de Besançon, Dunkerque, Quimper, así como el Teatro Imperial – Ópera de Compiègne, la Ópera de Rennes y el Atelier Lyrique de Tourcoing aúnan sus fuerzas y conocimientos en un proceso de toma de decisiones original: a razón de una producción anual coproducida a partes iguales, los cooperadores se comprometen a crear y difundir ampliamente espectáculos que busquen los más altos estándares artísticos, tanto teatrales como musicales, en formatos adaptados a redes de escenarios multidisciplinares como así como a los teatros de ópera, en Francia y en el extranjero.
  • Y como presidente del comité artístico de la compañía de creación lírica llamada « Miroirs Étendus » que está basada en Lille, en el norte de Francia. La compañía une fuerzas con artistas de todos los campos de la creación para producir formas de óperas actuales, recitales y conciertos, afirmando una fuerte línea de dramaturgia, sonido y luz que forma parte de su identidad.

Comenta que es sobre todo este último tipo de organismos los que inyectan vitalidad en el territorio (principalmente rural) junto con los festivales, en contraste con las casas de Ópera o los teatros Scènes nationales (concentradas en el teatro y la danza). Hay un movimiento de apropiación del territorio por parte de las estructuras independientes: para encontrar una relación con el público más cercana y también compensar la falta de una red de difusión de música en Francia.

Enseguida, Martin Kubich, director de la Ópera de Vichy y de Vichy Culture, señala el carácter predominantemente rural del territorio del Departamento francés del Allier en que se encuentra, en que tres ciudades junto con la propia Vichy congregan 80.000 habitantes. Hay una doble problemática, una ligada a lo urbano de Vichy que sin embargo está muy abierta a la naturaleza (parques o un lago); la otra la ruralidad – incluso extrema ruralidad sin que sea peyorativo, lo que se relaciona con la movilidad para llegar a los confines del Departamento. En cuanto al ayuntamiento, hay una fuerte voluntad de hacer participar a los habitantes y por ello organizaron unos encuentros sobre la cultura (Les Assises de la Culture). Están también trabajando en la redacción de su plan de política cultural. Kubich señala que hay una incertidumbre compartida con los concejales municipales sobre el porvenir social y medioambiental para los próximos cinco años. Tienen un contexto vago, pero desean reforzar cada día la relación con el territorio.

Matthieu Dussouillez, director de la Ópera Nacional de Lorena, en la Región Grand-Est. Su Ópera es un símbolo fuerte de la concentración: se halla en la Plaza Stanislas en el epicentro de la ciudad de Nancy (metrópolis de 300.000 habitantes) que fue considerada en 2021 el monumento preferido de los franceses. Agrega en otro orden de ideas que es importante comentar un libro de Camille de Toledo intitulado « Histoire du vertige » (Historia del vértigo) publicado en Francia en 2023. Según la presentación de su editor, « a su manera, es un libro de aventuras. Se abre con la fuga de Don Quijote: ese ser hechizado por la ficción y que se parece tanto a nosotros. Y a partir de ahí, gira incansablemente en torno a una especie: la nuestra, preguntándose ¿cómo destruimos nuestros soportes terrestres? Fresco de la actualidad, de nuestros vértigos ante la crisis ecológica y las pruebas de la guerra, el libro se dirige a un lector imaginario: un amigo, un hermano, un compañero. Habla de nosotros, de nuestra pérdida del equilibrio, de nuestra sensación de que nada nos sostiene, de que todo se derrumba; enseñándonos sin embargo, poco a poco, a aguantar el vértigo. Conectándonos con un mundo infinito, mucho más grande, donde el pequeño «yo» de la gente moderna se desvanece ». Matthieu Dussouillez se refiere en particular a la idea de que « Vivimos “por encima” del mundo, en burbujas narrativas; lo que vemos, a lo lejos, desde esta altura, es una Tierra dañada, agotada ». El hombre contemporáneo se ha desconectado y no logra anclarse. Dussouillez es percutante porque lleva la pregunta a un nivel más trascendental que el del plano material o puramente estético – para los que ya tenemos soluciones. Incluso se pregunta sobre el futuro de la Ópera: ¿será una forma artística sostenible para el futuro? ¿Cómo el libreto o la música nos narran y nos ayudan a conectarnos con el mundo que nos rodea y nos aleja de su destrucción?

Emmanuel Quinchez suscribe a lo señalado por Dussouillez en cuanto a la concentración en Francia de los recursos por el sector (la Ópera recibe la mayor parte de la financiación) así como geográficamente (esencialmente en París). Agrega que la subvención del propio Festival lírico de Aix-en-Provence corresponde al 10% del monto de todas las ayudas otorgadas a los festivales por parte del Estado. Lo que es necesario relacionar con la reflexión sobre la parte de responsabilidad del sector en los temas de impacto medioambiental. Con respecto a las burbujas narrativas, recuerda que éstas fueron forjadas por el hombre; el marco para su trabajo fue definido por el Estado y sus políticas públicas. Tiene además una preocupación: la falta de correlación entre « lo que ellos hacen y lo que piensan estar haciendo » y lo que la gente « ve » que están haciendo o que piensan estar haciendo. Y que puede tener una traducción política. Señala que mientras algunas proposiciones electoralistas consideran bajar las subvenciones a las casas de Ópera, ha habido diputados de la extrema derecha francesa que han contactado a las instituciones para asegurarles de su apoyo en caso de estar en el gobierno local y que critican a los gobiernos ecologistas porque obligan a la transición ecológica. Las casas de Ópera no deben transigir y tienen la responsabilidad de participar a la transformación.

Catherine Massip recuerda cifras espectaculares oficiales del número de festivales que hay anualmente en Francia (7.000) y que estos están repartidos por todo el país participando en la territorialización. En el caso de su sede en Thiré hay un contacto que se establece con el público en un marco natural, independientemente de si los visitantes conocen la música o no. Ella es más optimista; ha habido una evolución con el paso del tiempo y Francia sigue siendo un país en la que el Estado y los mecenas apoyan la vida artística.

Martin Kubich por su parte comenta que se han relacionado con otros actores locales – no forzosamente de la cultura – para cuestionarse sobre el paisaje, el arte en medio rural, los oficios. También realizan trabajo de acción sociocultural y organizan por ejemplo paseos de senderismo musical (durante tres horas al menos) para reconectarse con el paisaje y el arte. Han perdurado este tipo de iniciativas, pero la situación es muy frágil. Hay miedo cada vez más por parte de la población con respecto a lo que ellos proponen así como miedo de lo que representan: el nombre de la « Ópera de Vichy » conlleva un cierto imaginario.

Matthieu Dussouillez retoma el tema de la relocalización. No por razones financieras o por imposición, sino para responder con arte localmente ante las crisis social, ecológica y digital (relacionada con la inteligencia artificial). Es necesario que haya lugar para los músicos. Puede haber un después del periodo capitalista. También se pregunta ¿qué hacer del repertorio? Por otro lado, comenta que el edificio de la Ópera tiene problemas de infiltraciones de agua y es un desastre térmico… La municipalidad no prevé obras en breve para corregir la situación, lo que es lamentable y sorprendente. Finalmente, él ha estado trabajando en un proyecto para que un escenario móvil pueda llegar a otros territorios.

Martin Kubich también tiene problemas de infiltraciones en su Ópera y es una preocupación. Replantea la importancia de reconectar la población a la cultura y abrir el lugar a la cultura para sus habitantes y el turismo. Son necesarios medios para repararlos y medios para hacerlos vivir todo el año. Cita proyectos territoriales con escape games; eco-concepción de un decorado con un liceo técnico de la región; un proyecto que relaciona el básquetbol y la Ópera… para que los habitants se sientan como en su casa.

Emmanuel Quinchez concluye con humor sobre el hecho de que su teatro también tiene infiltraciones de agua, pero como el gobierno es ecologista, tienen subvenciones para renovarlo y aislarlo para buscar la eficiencia energética. Fuera de eso, la posibilidad de montar festivales por parte de conjuntos tiene muchas ventajas: trabajar en red; financiación suplementaria; mecenas y asociados suplementarios; genera una relación a mayor plazo con la población. Pero para ello requieren casas e instituciones que estén funcionando y así puedan albergar las creaciones artísticas y los espectáculos.


En la segunda parte de este artículo presentaré las síntesis de las otras mesas redondas de este encuentro pertinente y multifocal.

Arte ecológico: exposición «En el espesor de nuestros linderos, ahí donde nacen los dragones» (2)

La revista francesa Connaissance des Arts dice que – « anclados en sus territorios » – los artistas de esta exposición « bordan, cosen, injertan, remiendan y vendan, trabajando para reparar el tejido desgarrado del mundo ». También dan testimonio, catalizan o nos acompañan en la toma de conciencia ecológica para que nuestras mentalidades y comportamientos evolucionen. Porque sigue vigente el lema « ¡no defendemos la naturaleza, somos la naturaleza que se defiende! ». En Chamarande, las obran concurren a sacudir nuestras representaciones de la naturaleza y cuestionar los vínculos profundos que nos unen a nuestro entorno y a nuevos territorios esperanzadores.
Hasta el 15 de octubre de 2023.

DANS L’ÉPAISSEUR DE NOS LISIÈRES, LÀ OÙ NAISSENT LES DRAGONS

Dedicado a mi amiga Mónica García Alonso.

Segunda de dos partes

En la primera parte de este artículo he presentado el Domaine de Chamarande, la explicación del título de la exposición y los detalles de la noción de territorio en sus sentidos tradicional y metafórico, centrales en la justificación y el trasfondo de la exposición.

Esta segunda parte se desarrolla en dos secciones. Por un lado, identificando cinco entrelazamientos temáticos de la exposición con el tema de los territorios y formas en que los artistas se explayan en diversas expresiones del arte ecológico. Por otro lado, presentaré los artistas y sus obras que conforman la exposición.

CARTOGRAFÍAS E IMAGINARIOS

El recorrido de la exposición se desarrolla por nueve espacios de la planta baja del castillo de Chamarande. Una coincidencia fortuita con los nueve límites planetarios… No se trata de una alegoría voluntaria inspirada de la visión de la conformación del universo como la del Palacio de Eggenberg en Graz, Austria, cuya arquitectura, decoración y jardines fueron diseñados para recordar el paso del tiempo y la armonía cósmica en el siglo XVII. 

Sin embargo, este tipo de entrelazamientos – de números simbólicos, sistemas planetarios, límites y representaciones mentales o concretas – tienen un eco en las preocupaciones artísticas contemporáneas relacionadas con las cartografías e imaginarios que abordan varios artistas de la exposición.

TENSIONES Y ENLACES

El trabajo con hilo (costura, touffetage o acolchado, bordado, tapicería…) explorado por parte de los artistas permite establecer un vínculo material entre el pasado y el presente. Estas técnicas de repetición de gestos se consideran un primer paso hacia el futuro, en un mundo frágil y en constante evolución.

REALIDAD EN LOS SUEÑOS

A través de sus experiencias, ciertos artistas nos invitan a cambiar nuestro punto de vista y nos ofrecen la exploración de nuevas geografías donde la noción de límites parece desaparecer.

« ÊTRE D’ICI – SER DE AQUÍ »

Con esta expresión, el equipo de mediación de la exposición se ha referido a algunos de estos artistas que abordan con delicadeza las ideas de desplazamiento, migración, resiliencia y su impacto en la construcción de una identidad. Al convocar hechos históricos y políticos (guerras, colonialismo, etc.), los artistas vuelven a seguir los pasos de nuestras historias personales y colectivas.

HABITAR UN CUERPO

El cuerpo sigue siendo el primer espacio que habitamos. En un contexto en el que no cesamos de ver siempre « más grande », siempre « más allá », ciertos artistas nos devuelven a lo que está ahí, a nuestro alrededor, ante nuestros ojos y que no logramos observar.


Una vez evocados estos cinco entrelazamientos temáticos de la exposición, que hemos de considerar también en relación con toda la problemática de la noción de « territorio » desarrollada en la primera parte de este artículo, es hora de reseñar cada uno de los artistas y sus propuestas presentadas en la exposición bajo la curadoría de Gilles Rion.

Parque del Domaine de Chamarande

Cathryn Boch (1968, Estrasburgo – vive y trabaja en Marsella)

Nuestra incursión por los linderos en búsqueda del dragón comienza con la obra de Cathryn Boch intitulada “Calma, no corran, estamos juntos”. Inicialmente aparece enigmática. En su práctica artística, Boch ha optado por realizar mapas que sean contra-geografías personales y militantes, frente a « la emergencia social, ecológica y humanitaria », y para no dejarse devorar por su enojo. Armada con su máquina de coser, dibuja líneas, injerta, remienda, reviste las superficies con hilos entrelazados y así reúne lo heterogéneo, apoderándose de los intersticios y reinventando los contornos hasta espesar los territorios más allá de su representación y de sus límites. Porque en el contexto actual, todo pende de un hilo. En esa relación física con la materia, nos explica que busca la reacción del potencial de los mapas; explora los múltiples mundos que habitamos y en los que actuamos. Entre los mapas y la proliferación de hilos emerge un entorno que está en plena mutación. Señala que las « estructuras, ventanas, puertas, varillas, son como extensiones arquitectónicas que acompañan (sus) piezas hacia la escultura, la instalación ». Se pregunta ¿cómo acercar lo heterogéneo, lo diferente?, no para apaciguar conflictos, sino para hacer de estos temas un espacio abierto a propuestas, un llamado a aprovechar las formas para construir un pensamiento ». Y concluye así: « En esta red de territorios en perpetua transformación, se revelan las complejidades de la alteridad, de la relación con el mundo. Mis mapas abren nuevos territorios y contienen recuerdos profundos y grandes esperanzas ».


Brankica Zilovic (1974, Belgrado – vive y trabaja en París)

En el salón Ornaison, Brankica Zilovic nos recibe con tres instalaciones inéditas realizadas ex profeso para la exposición. Aborda la esencia caótica y creativa de un mundo en perpetua evolución. La artista nos invita no sólo a tomar conciencia de su inestabilidad, sino también de su fragilidad para repensar mejor nuestra relación con él. 

El imponente tapiz mural « A la deriva, nuestros mañanas » representa el mapa de territorios y continentes a la deriva, con contornos precarios e inciertos. La artista se apoya en la dimensión rizomática del mundo para celebrar su abundante vitalidad: los hilos de lana dibujan líneas de fuga generando nuevos territorios así como nuevas conexiones tanto nerviosas como vegetales, físicas y mentales, involucrando al cuerpo y al ser humano en un todo orgánico.

La fragilidad está particularmente en el centro de las otras dos instalaciones de la exposición. El primero establece un paralelo entre el destino de la Antártida y el de nuestro planeta a través de cincuenta y cinco libros bordados y ligados a una edición de la Odisea de Homero, cada uno de los cuales da la bienvenida a un país “anclado en el sexto continente”. Ella advierte que “preservar la Antártida significa preservarnos a nosotros mismos” y precisa otros sentidos de su obra: “Cada uno de los cincuenta y cinco países se convierte en una isla, como la Antártida o Ítaca, símbolo de la utopía en muchas historias. El regreso a Ítaca es el regreso a nosotros mismos y a nuestros valores olvidados. Esta propuesta supone una cartografía poética que cuenta el viaje de Ulises, pero también nuestro viaje interior, que todos deberíamos prepararnos para emprender”.

Última pero no menos importante, la tercera instalación se entrelaza con la historia personal de la artista, originaria de los Alpes dináricos serbios. Invoca imágenes de glaciares que se están derritiendo, están retrocediendo o desapareciendo en los Alpes, el Himalaya y la cordillera de los Andes. Agrega que para ella, “la montaña es un material que refleja todas (sus) fantasías y (sus) soledades. Es como si pudiéramos descifrar en este caos de cráteres, grietas, ríos, deltas y valles una geometría del deseo… El acto de coser, subraya, sacraliza estos picos nevados, los repara, los salva, los guarda en la memoria. Y concluye contundentemente así: “El gesto de reparación se vuelve aquí obsesivo, desesperado, vano… ¡El deseo en vano!”

Esta topografía sensible del anhelo claramente me trajo a la memoria La Carte de Tendre – « El Mapa del Afecto » – concebida en 1654 por la novelista francesa Madeleine de Scudéry con los metafóricos parajes que ha de recorrer el amor. Pasaremos de esta alegoría galante a aquella sugerida de la (¿puedo decir triste?) época colonial africana por la artista franco-camerunesa Michèle Magema.


Michèle Magema (1977, Kinshasa – vive y trabaja en París) acompañada por Julie Crenn

A través del vídeo, la performance, el dibujo y la fotografía, Michèle Magema desarrolla una obra polimorfa alimentada por su doble cultura franco-congoleña. Su enfoque crítico articula experiencias personales y memorias colectivas, grandes narrativas y microhistorias para abordar temas como la identidad, la explotación o incluso la violencia.

Según Julie Crenn, Michèle Magema se considera “una persona de genealogía” que se sumergió muy temprano en la historia de sus padres, nacidos en los años 1950 y quienes vivieron la colonización y la independencia. Al tener que mudarse, experimentaron una aclimatación a un nuevo entorno. Su historia se convierte entonces en una plataforma de investigación dentro de la que la artista plantea a su propio cuerpo y su propia historia como un vínculo, un límite y un paso entre generaciones.

A partir de imágenes, fragmentos de historias y, sobre todo, silencios, reconstruye poco a poco una historia familiar que conecta a dos continentes a lo largo de un largo período de tiempo. En este sentido, realiza investigaciones en jardines botánicos de Bélgica, Francia y Congo. La memoria colectiva se ve aquí como un inmenso jardín dentro del cual ya se han trazado caminos, mientras que hay otros por imaginar. Para ello será necesario desbrozar, dibujar y materializar nuevos pasajes.

A través de la cartografía, la revelación, el grabado y el cruce de historias, la artista establece una relación física tanto con los documentos oficiales y no oficiales como con las realidades del lugar. Con paciencia y determinación, estudia la orquestación colonial de los jardines y su impacto en los cuerpos. Porque, implícitamente, la noción de aclimatación se despliega en el espacio. El vocabulario botánico y biogeográfico determina entonces lo que corresponde al endemismo (indigenismo) o al exotismo. La aclimatación, consentida o forzada, de individuos, sean humanos o “más que humanos”.


Abraham Poincheval (1972, Alençon – vive en Marsella)

Es uno de los artistas de performances más importantes de los últimos diez años. Ya sean realizadas en itinerancia o, por el contrario, en confinamiento, sus performances radicales son vistas como el compromiso total de un cuerpo puesto en contacto – inclusive a prueba – de un tiempo y un espacio limitados, en el que se plantea de nuevo la cuestión, tanto arquitectónica como filosófica, de cómo habitarlo.

El título de estas obras es « Walk on Clouds », caminar en las nubes. Como antecedentes tiene la serie llamada Vigías en el año 2015, performances durante las cuales acampó durante varios días encaramado en un mástil entre el cielo y la tierra. A partir de ese momento, planeó llevar más lejos esta experimentación del mundo del aire caminando sobre las nubes. La performance se concretó en 2019, con motivo de la Bienal de Lyon: Abraham Poincheval se embarcó hacia Gabón para explorar el cielo, “un espacio etéreo cuya materialidad no puede transportarte”, suspendido de un globo aerostático. A varios cientos de metros de altitud el artista caminó por un territorio en estado gaseoso y sin fronteras, en busca de un paisaje en movimiento, cuyas montañas y surcos se rompen y renacen en cualquier momento. Como lo demuestran las obras presentadas en la exposición (« Walk on Clouds Mural » y « Walk on Clouds Vallotton » de 2020, el artista también reflexiona sobre la importancia fundamental de la relación tierra/cielo en muchas culturas. Nuestra cultura visual está marcada por vistas del cielo y « ascensores simbólicos », pasando por campanarios y minaretes, desde el arte cristiano hasta el arte abstracto, por la pintura de paisajes y la fotografía aérea.

Lejos de cualquier planteamiento conquistador basado en la hazaña, el artista considera la nube como el lugar mismo de la transformación, particularmente de uno mismo. Según el propio artista, « El modo aéreo, aún hoy, conserva algo de territorio ovidiano. Es una frontera abierta a los cuatro vientos de las mitologías. Para convencerse de ello, basta recordar la génesis amerindia, tejida a partir de las relaciones con el aire ». Y agrega que « la nube es, en este espíritu metamórfico, un territorio de gran libertad, un espacio hecho de multitud de polvo de estados, del mundo y del cosmos. También es hoy un lugar de deseos meteo-políticos ».


Kathleen Petyarre (Australie, circa 1940 – 2018)

Toda su vida, la artista recorrió los inmensos territorios del desierto australiano y preservó la memoria y la geografía de estos lugares sagrados a través de la pintura y los representó con líneas a manera de huellas de caminos recorridos.

Esta obra titulada “El sueño (o mito – “dreaming” en inglés) del lagarto diablo de montaña” expresa al más alto grado esta mezcla de sentido estético e inspiración sagrada que es la pintura femenina aborigen de las grandes comunidades del desierto australiano. Revela toda la complejidad simbólica de este arte: convocación del pasado y del presente; de memorias míticas y de clanes; de historias familiares, donde linaje masculino y linaje femenino se responden entre sí a través de una cartografía mística originada en el “Tiempo del Sueño”. Este designa « el tiempo de la Creación » cuando seres míticos, masculinos y femeninos, surgieron de la tierra con apariencia humana, animal o vegetal para darle forma, crear el día y la noche y establecer el ciclo de la vida… Estas figuras ancestrales establecieron las primeras ceremonias religiosas, cantaron las primeras canciones, pintaron los primeros signos que luego revelaron a los hombres en sus « Sueños » o « Tjukurrpa ». Al heredar un « Tjukurrpa » del cual se convierte en “propietario”, cada individuo se convierte también en “guardián” de uno o más sitios específicos asociados con este Sueño.

Explica Stéphane Jacob-Langevin, experto en arte aborigen en la CNES (Cámara nacional francesa de expertos especializados en objetos de arte y de colección), que similarmente a las capacidades de camuflaje del lagarto, Kathleen Petyarre utiliza una paleta restringida para acentuar el carácter sagrado y misterioso de su trabajo. El territorio del clan del artista se presenta aquí como visto desde el cielo: hablamos también de una visión de satélite de este estilo que se inspira en las pinturas de suelo realizadas tradicionalmente durante las ceremonias religiosas. La forma cuadrada en el centro del lienzo evoca el sitio principal. Este se divide en dos partes que evocan las zonas de iniciación masculina por un lado, y el lugar donde se lleva a cabo la actividad ceremonial de las mujeres por otro. Las zonas de color más denso, y tratadas de forma diferente al resto del lienzo están dedicadas principalmente a la leyenda de Arnkerrth, e indican en particular el lugar donde sigue viviendo su espíritu. Esta zona, cercana a un arroyo y a un abrevadero, se encuentra cerca de los lugares donde el padre y el abuelo del artista ejercían sus responsabilidades religiosas. Las otras líneas que se despliegan en cruz hacia las esquinas del lienzo se refieren a otros actores del Tiempo del Sueño: indicando, por ejemplo, la dirección donde se encuentra el territorio del Ancestro Emeu, o incluso el de otro territorio del clan, el del Boniato. Una tercera línea evoca otro lugar ritual donde la Mujer Lagarto realizó, en el Tiempo del Sueño, una danza sagrada. Este centro se refiere por tanto a la vida actual y religiosa de los aborígenes en el territorio de su clan. Pero como suele ocurrir en la imaginación aborigen, el pasado y el presente se superponen y se mezclan: la parte formada por el triángulo superior y la de la derecha todavía se refieren al presente.

Kathleen Petyarre, “El sueño del lagarto diablo de montaña”, 2010

Éric Tabuchi (1959, París – vive y trabaja en Essonne) / Nelly Monnier (1988, Bourg-en-Bresse – vive y trabaja en Essonne)

Este dúo de artistas viaja y recorre las zonas de Francia para constituir una enciclopedia fotográfica llamada «Atlas de las Regiones Naturales» (ARN). En esta exposición documentan y archivan los edificios de posguerra de la antigua Ruta Nacional 20. La arquitectura anónima se mezcla con elementos patrimoniales que descubrimos a medida que avanzamos por la sala. En modo de juego de palabras en francés, han acercado el nombre popular abreviado de la ruta « Nationale vingt » con el título de la obra « Nationale vaine » que se puede traducir como « Nacional vana ». Lo que tanto en francés como en español evoca un amplísimo campo semántico… Recordemos algunas de sus acepciones: falto de realidad, sustancia o entidad; hueco, vacío y falto de solidez; inútil, infructuoso o sin efecto; arrogante, presuntuoso, envanecido; que no tiene fundamento, razón o prueba; insubsistente, poco durable o estable; etc. Lo que nos puede recordar la expresión que usó hace varias décadas la revista Télérama para llamar ese tipo de lugares o paisajes periféricos: la « France moche » o la « Francia fea » y que los últimas semanas (desde el 11 de septiembre de 2023) ha sido citada de nuevo al ser presentado un nuevo « plan de transformación de las zonas comerciales ».

La ruta partía de la municipalidad de Antony, al sur de París, bordeando Chamarande al oeste y luego se dirigía hacia Toulouse y España. La Nationale 20 es un perfecto antimodelo porque concentraba muchas de las patologías del urbanismo vinculadas a la omnipotencia del automóvil; figuraba desde hacía mucho tiempo en la lista de territorios que querían explorar los artistas. Así, « Nationale vaine » aparece como contrapunto al precioso clasicismo del Domaine de Chamarande y propone viajar de otra manera por el universo familiar que constituye la gran periferia de París siguiendo el eje de esta mítica carretera radial francesa que fue la RN20. Pero « más que la arqueología generalmente aceptada de una vanidad contemporánea », la obra invita al visitante a reconsiderar la relación que tiene con el cambio de paisaje, el desarraigo, la distancia, el desplazamiento y también la idea misma del progreso. Cuando los artistas empezaron a pensar en lo que iban a mostrar, y especialmente en cómo lo iban a hacer, la idea de doblar fotografías y colgarlas en un patrón oblicuo a lo largo de toda la pared surgió de forma natural : el visitante las descubre de lado, como todos aquellos carteles comerciales al borde de la carretera que llaman al automovilista y tratan de detenerlo. Los artistas avanzaron así en su cuestionamiento sobre la manera más precisa para representar(se) un territorio, con todos sus matices.

Suzanne Husky (1975, Bazas – vive y trabaja entre Burdeos y San Francisco)

Cambiando de ala del castillo y de referencias visuales, encontramos las obras de la artista franco-estadounidense Suzanne Husky cuyo conjunto ha llamado « Saciar la sed. Por el feliz regreso del castor » y en el que evoca – a través de tapicería, acuarelas, objetos encontrados y vídeo – la salud de nuestros ecosistemas y la urgencia ecológica en que vivimos. Husky complementó su formación en la Escuela de Bellas Artes de Burdeos con estudios en paisajismo hortícola, luego en permacultura y agroecología. Todas sus obras giran en torno a las relaciones entre el hombre y lo viviente. Milita desde la acuarela hasta los tapices, desde la cerámica hasta los documentales y podcasts, por el regreso del castor, «esa especie clave sin la cual, apunta, no podemos pensar en la buena salud de nuestros ecosistemas”. En efecto, dice la artista : « Cuando pensamos en el ciclo del agua, no visualizamos al castor y los millones de toneladas de agua que retiene en los mantos acuíferos y, sin embargo, al casi erradicar esta especie hemos secado dramáticamente nuestros continentes. El informe del IPCC de 2022 recomienda la colaboración con los castores como solución al calentamiento global. Se trata de unir fuerzas con los castores, dejarles trabajar creando sus prodigiosos ecosistemas que regulan el exceso de contaminación, restauran los bosques ribereños, hidratan los paisajes y permiten brotar una vegetación exuberante y aumentar la biodiversidad… y también reducir las inundaciones mortales, soportar los bajos niveles de agua del verano y reducir los incendios. Este informe ya ha tenido numerosas repercusiones y ha permitido financiar restauraciones con presas de transición de baja tecnología (low-tech) así como reubicar a castores».

Francia mantiene huellas de la presencia del castor por todas partes, como podemos comprobar en el mapa de topónimos e hidrónimos que lo refieren (los río Beuve o Bièvre y lugares como Beuvry, Beuvron, Buverchy, Bivre, Vibre, Bièvres, Bibracte…). La geografía humana se fue sustituyendo progresivamente a la geografía de los castores y fue el comercio de pieles lo que los hizo desaparecer de Francia hace varios siglos (a excepción de un enclave en la sureña Camargue).

Con su tapiz contemporáneo llamado « Castor, constructor de mundos » de 2023 e inspirado en el estilo primo renacentista como el del célebre tapiz de « la Dama y el Unicornio » de inicios del siglo XVI (Museo de Cluny, París), sugiere que además de reconocer la trascendencia del castor, pensemos en la necesaria solidaridad intergeneracional y la herencia del medio ambiente que hemos de preservar. Cabe agregar que en un estilo similar, Husky había creado el tapiz « La Noble Pastoral » en 2017, donde un activista trata en vano de detener el avance de un bulldozer que se apresta a abatir un árbol. Utilizando el arte tradicional de la tapicería, ha inscrito en el imaginario colectivo y en la Historia la lucha de los defensores del medio ambiente frente a la deforestación.

Jordi Colomer (1962, Barcelona) /Anne Houel (1987 – vive y trabaja en Neuilly-en-Sancerre)

Producida en 2013 por el Fondo regional de arte contemporáneo FRAC Baja Normandía con motivo del trigésimo aniversario del FRAC, esta videoinstalación del artista Jordi Colomer ofrece una mirada etérea a un territorio normando que oscila entre la realidad y la ficción, el arte y la arquitectura, « la grande » y « la pequeña » Historia…

A partir de 2001, las investigaciones del artista comenzaron a enfocarse en el espacio urbano, explorando los diversos escenarios de la vida social (barrios, calles, terrazas, etc.) y también el desierto, visto como su complemento, y se fueron extendiendo paulatinamente a la cuestión territorial durante la década siguiente, donde abordó temas como el espacio público, los suburbios, las calles e incluso los techos. A menudo en forma de “microficciones” tan realistas como extrañas, el artista cuestiona la relación entre los personajes residentes y el espacio construido en el que viven. En este caso, la película intitulada « La soupe américaine (La sopa americana) / The American Soup » sitúa su acción en los “cuarteles americanos” UK 100, formados por cien elementos prefabricados que se ensamblaban in situ y que el Estado francés adquirió al final de la Segunda Guerra Mundial para “(…) sustituir temporalmente los 450.000 edificios completamente destruidos”. Colomer sigue la huella normanda de este hábitat de emergencia ahora olvidado, desde Caen, donde descubre uno de estos pabellones en el patio de la escuela de arte, hasta Pont-Audemer, donde quedan una treintena de estas construcciones que se convertirán precisamente en el escenario de la película. El artista alterna visiones actuales, en el contexto de los preparativos de una reunión “Tupperware” y extractos de un noticiero de 1945. Sin embargo, la vida cotidiana de los habitantes en el vídeo parece ir más allá de lo común hasta alcanzar una forma de inquietante extrañeza.

Jordi Colomer « La soupe américaine (La sopa americana) / The American Soup » / Anne Houel

La instalación también va acompañada de una obra realizada en colaboración con Anne Houel, compuesta por ventanas y puertas desmontadas de un UK 100 y en la que ha dibujado con blanco Meudon un “horizonte de la” vivienda estandarizada actual.

Capucine Vever (1986, París – vive y trabaja en Bobigny)

Subjetivamente diría que cierra con broche de oro la exposición.

Capucine Vever desarrolla un trabajo contextual interesado en las nociones de lo invisible, lo inalcanzable y lo imperceptible. Ya sea geográfico, social y/o cultural, el territorio es central en su planteamiento artístico. Su práctica intenta entablar una relación poética explotando el potencial narrativo de cada espacio. Sus obras discurren a través de collages, analogías, fricciones permanentes entre realidad y ficción, investigación científica y narración, cartografía y leyenda, desplazamiento e inmovilidad.

Esta instalación videoacústica realizada en 2022 fue rediseñada específicamente para su presentación en el Domaine de Chamarande. Conduce al espectador al corazón de una deriva en el Atlántico Norte, en las afueras de la isla de Gorée situada en la bahía de Dakar en Senegal.

La erosión costera y el aumento del nivel del agua están enterrando poco a poco la isla, provocando la desaparición de uno de los puntos más importantes del comercio de esclavos en África. El comercio triangular, actividad humana deletérea basada en la explotación del hombre y su entorno, constituye los inicios del comercio globalizado y del capitalismo, desempeñando un papel protagonista en los cambios climáticos que se producen en la actualidad. En un bucle casi perfecto y no exento de cinismo, el Capitaloceno o incluso el Negroceno van borrando poco a poco los lados oscuros de su historia. Propuestos respectivamente por el historiador Jason W. Moore en 2015 y por el ingeniero Malcom Ferdinand en 2019, los términos capitaloceno o negroceno se plantean críticamente ante la aparición del concepto de Antropoceno que no tiene en cuenta la responsabilidad del historia del colonialismo y de la globalización en las transformaciones ambientales sin precedentes provocadas por la actividad humana.

La videoinstalación de cinco pantallas permite transmitir una relación física con el espacio oceánico. Se trata de un territorio complejo que tiene sus propios movimientos, remolinos, corrientes y leyes físicas.

Además, el fenómeno de la subida del nivel del agua oscila entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, pero sigue siendo difícil de percibir. Pensado a escala del cuerpo, el dispositivo multipantalla reproduce esta situación que escapa a un punto de vista único y totalizador. La narrativa de la película se desarrolla en un movimiento vertical desde la superficie hasta el fondo marino y sigue metafóricamente el proceso de inmersión que sufre la isla de Gorée. Si en la superficie el ritmo se agita y el espacio se restringe, en la profundidad la temporalidad se estira y el espacio se disuelve.

Los puntos de vista de las cámaras son los del océano que sube y erosiona milímetro a milímetro la isla de la memoria de la trata de esclavos. Desde la superficie hasta el fondo marino, pasado y presente se entrelazan y fusionan, en el lento e incierto movimiento de una fábula ecológica y política.

El océano es aquí el personaje central; sus movimientos, su oleaje, su tráfico, su voz y su memoria nos acompañan en su vertiginosa y altamente metafórica inmensidad. Se trata de repensar la aproximación al espacio oceánico a la luz de las cuestiones medioambientales contemporáneas que escapan a la mirada del tiempo. Jugando con una poesía del entierro, de la pérdida de orientación, Dunking Island busca una plasticidad en lo que no es visible.

El autor y compositor Wasis Diop participa en la escritura de la historia e infunde el pensamiento de la comunidad de Lébous con su voz en wolof y francés. El dispositivo acústico de nueve puntos, diseñado por el compositor Valentin Ferré, permite que capas de sonido atraviesen la instalación y generen ondas como las corrientes marinas. Colaboraron también el artista programador Pierre-Yves Fave y el director de fotografía submarino Léo Leibovici. Dunking Island recibió el premio Michel Nessim Boukris 2021 de la Fondation des Artistes y fue nominada al premio COAL 2022.


Fuentes/Lectura recomendada:

  • Comunicado de prensa, folleto de mediación y dossier de la Exposición
  • Sitio web http://chamarande.essonne.fr/
  • Lauranne Germond, Loïc Fel con Joan Pronnier, «Art et écologie«, Ed. Palette, 2021.
  • «Les artistes s’engagent pour la nature», Connaissance des Arts, N°826, junio 2023.

Traducciones y adaptaciones realizadas por el autor. Las imágenes incluidas en este artículo son únicamente con fines pedagógicos de ilustración y de transmisión y no hay fines de lucro.


Postdata Interlacements 1: relación entre la palabra francesa lisière (lindero, linde, borde) y la palabra seuil (umbral)

En el campo semántico de lindero encontramos también el umbral. Hay una bella película justamente intitulada  « Habiter le seuil » o « Habitar el umbral » de Marine Chesnais y Vincent Bruno. La coreógrafa y bailarina contemporánea va al encuentro de las ballenas jorobadas de la Isla de la Reunión. De estas interacciones en el azul profundo surgen improvisaciones danzadas en apnea, que son filmadas como fuente de investigación para el dúo coreográfico. Al mostrar el proceso de encuentro con un animal salvaje en su entorno natural, Habiter le Seuil cuestiona lo que está en juego en nosotros en este espacio de relación donde nada es controlable – excepto nuestra apertura a lo que sucede – y cuestiona más ampliamente nuestra forma de habitar lo viviente.

Dice la presentación del sitio web sobre el gesto artístico de la coreógrafa que « ante las emergencias ecológicas y esta crisis de conexión con lo viviente, el concepto de danza bioinspirada tiene como objetivo desarrollar una práctica perceptual de despertar, para comprender mejor lo que está en juego en nosotros mismos y obtener inspiración concreta de lo que está sucediendo en la naturaleza. No para lograr imitarlo, sino para entrar en un proceso de desidentificación, frustrando nuestros hábitos e inspirando otras identidades, móviles y porosas ».

Postdata Interlacements 2: « Territorios, encuentros de cine documental »

En el marco del Festival internacional de cine documental de Buenos Aires (FIDBA) hay precisamente una serie de conferencias, mesas redondas y encuentros personales para productores de largometrajes de no ficción (fuera del área metropolitana de Buenos Aires) en etapas de desarrollo, producción, primer corte o corte final intitulada «Territorios». En la edición de 2022 participó precisamente la película Habiter le Seuil. Así se entrelaza el tema de esta exposición de Chamarande – los territorios – con los encuentros cinematográficos del festival FIDBA y el tema de la bioinspiración de la danza.

Postdata Interlacements 3: La obra «naturaleza Muerta : Nature Morte» en el domaine départemental de chamarande

Para iniciar la segunda parte del artículo he seleccionado la fotografía de una obra que se encuentra desde hace un cierto número de años en el extenso parque de la finca de Chamarande. Tiene un eco particular con nuestro tema del arte ecológico y la exposición de 2023.

En la instalación de Nature Morte, el término se materializa mediante una escultura de barreras o barreras esculpidas, una especie de celda que prohíbe el acceso a un espacio, una obra en construcción. El artista Christian Robert-Tissot jugó con el significado de la palabra. Al circunscribir así los espacios naturales con sus barreras, el hombre delimita una naturaleza muerta, a la manera de un pintor que representa elementos naturales muertos dispuestos en un entorno lleno de significado. Asimismo, obstruyendo especialmente el acceso al sitio, deja a la naturaleza sin vida o al menos circunscrita fuera de nuestras vidas, como si estuviera condenada al ostracismo. Es la paradoja de una «Naturaleza muerta» ambientada en un parque paisajístico donde la naturaleza ha sido moldeada por la mano del hombre.


Arte ecológico: exposición «En el espesor de nuestros linderos, ahí donde nacen los dragones» (1)

El arte ecológico, marginado durante mucho tiempo en Francia, está ahora en auge. Una toma de conciencia, tras la crisis del Covid, de la fragilidad y vulnerabilidad de nuestro modelo de desarrollo. En el caso del Castillo de Chamarande se aborda esta reflexión a través de una exposición colectiva con un recorrido por nueve universos artísticos que, cada uno a su manera, ofrecen una mirada particular sobre la noción de territorio. ¡Poética y percutante!
Hasta el 15 de octubre de 2023.

Castillo del «Domaine départemental de Chamarande», Essonne, Francia

Dedicado a mi amiga Mónica García Alonso.

Primera de dos partes

Situado a 45 kilómetros de París (alrededor de 1h 15min en transporte público), el sitio de Chamarande se extiende sobre 98 hectáreas, entre el bosque del Belvédère y el valle de Juine, y cuenta con el reconocimiento oficial de “jardín extraordinario” del Ministerio de Cultura francés. Reúne un centro artístico y cultural, las reservas de la colección del fondo departamental de arte contemporáneo, el archivo departamental y el centro de alojamiento Auguste-Mione, todos en constante diálogo al servicio de un ecléctico programa anual que alterna presentaciones de artistas de renombre internacional y exposiciones de artistas emergentes, eventos, talleres, conciertos, espectáculos, en colaboración con asociaciones y operadores locales, orientándose así a todos los públicos.

En 2022, la temporada artística del Domaine de Chamarande tuvo por tema la relación entre el mundo animal y el mundo del hombre, cuyas exposiciones atrajeron a más de 32,000 visitantes.

Realmente me parece ideal para quien busque una nueva experiencia lejos de los clásicos circuitos parisinos y de la región Île-de-France, ya que el disfrute está garantizado por el placer sensorial e intelectual que ofrecen su patrimonio arquitectónico y sus actividades culturales, así como por la naturaleza reposante en que se enmarca el castillo.

Primavera en el parque del Domaine départemental de Chamarande. Foto de Rafael Mandujano.

«Dans l’épaisseur de nos lisières, là où naissent les dragons»

Se exhiben en esta exposición obras de Cathryn Boch, Jordi Colomer/Anne Houel, Suzanne Husky, Michèle Magema, Kathleen Petyarre, Abraham Poincheval, Éric Tabuchi, Capucine Vever y Brankica Zilovic. Ya sea a través del dibujo, la pintura o la escultura, y también a través de la performance, el vídeo o el trabajo textil, cada artista nos sumerge en una nueva forma de territorio que no se deja encerrar en categorías tradicionales: lo onírico y lo real; lo vivido y la memoria; lo sensible y lo inteligible; el espacio y el tiempo… categorías que se organizan para formar nuevas constelaciones, breves e inéditas. Cada artista a su manera alerta; imagina; se imagina o se proyecta a sí mismo; repara; encuentra la naturaleza en sí mismo… para sugerir, para dejar huella en el imaginario colectivo y para actuar por el medio ambiente.

¿Por qué este tema y el título de la exposición ?

Gilles Rion – curador responsable de las exposiciones y del fondo de arte contemporáneo del departamento de Essonne hasta agosto de 2023 – dice enigmáticamente en introducción que “todo, de hoy en adelante, es territorio”. Continúa explicando que en el territorio se condensan todas las aspiraciones y todos los desgarres, todos los futuros proyectados y todas las historias por las que corre la fantasía y la imaginación. Y todos parecemos pretender a un “territorio”, el mismo a menudo. Porque si es cierto que con él emerge un laberinto de parajes donde a nuestra imaginación le gusta vagar – entre lo cercano y lo lejano, de lo conocido a lo desconocido y viceversa – un territorio parece ser codiciado con ansia inicialmente, antes de ofrecerse al ensueño y al deseo. Y justamente en ese vaivén interviene la formulación del título: se trata de acercarse al territorio con la cautela de un niño en los linderos, cuando atraviesa silenciosamente una frontera, a la vez preocupado y curioso, impaciente por hacer salir al dragón dormido. Sólo entonces el territorio tiembla y cobra vida: ya no es una llanura lúgubre, una extensión de zonas valladas por cruzar para llegar al otro lado, sino un paisaje mental que va tomando forma a medida que viajamos. Ya no es ese depósito pasivo de recursos fungibles, sino que surge, con su memoria y sus historias, sus usos y sus formas de ser habitado. Gana espesor y se convierte en un cuerpo, en cuya concavidad es posible alojarse. Y en su interior se reactiva permanentemente el vínculo íntimo y orgánico entre colectivos de seres plurales.

Territorio: un concepto que ha lastrado nuestros imaginarios e hincado injusticias

Conforme a la presentación de la exposición, la noción de territorio apareció en el siglo XIII y conserva hasta hoy un significado – al menos en francés – derivado de dos principios: por un lado, un territorio sería una porción de espacio, habitada por una entidad – colectiva o individual, humana, animal o vegetal (1) y, por otro lado, reclamada, gobernada o administrada por una autoridad (2).

La noción se difundió en el siglo XVI, mientras se generalizaba la idea misma de la apropiación y de los derechos de propiedad. Durante cinco siglos, su definición se alimentó de ida y vuelta entre la literatura socio-política, antropológica y etológica, comparando territorios humanos y animales para legitimar una visión muy antropocéntrica y europeísta, a la vez guerrera, masculina y patriarcal; la idea del “territorio” está configurada entonces por el conflicto y la competencia, tanto para la subsistencia como para la reproducción y el enriquecimiento.

Esta concepción ha fragmentado el espacio en parcelas exclusivas y excluyentes defendidas por las armas de sus habitantes; se han explorado y conquistado tierras desconocidas; las fronteras se han generado y reproducido en los mapas y a la vez éstas se han marcado en los paisajes. Podemos agregar que la relación con el territorio y la frontera como línea divisoria, como límite, se ha trasladado también al campo metafórico, como producto de los imaginarios. Su resonancia simbólica es muy fuerte. Como ha dicho la geógrafa investigadora Hélène Velasco-Graciet: “hay fronteras imposibles de dibujar porque existen solamente en las mentes, o al contrario, porque no existen en las mentes”. En este sentido, la relación del territorio y de la frontera con el tema de la identidad es estrecha. Ya regresaremos a este aspecto más tarde, al considerar el tema de las cartografías, los imaginarios y las expresiones artísticas de los participantes en la exposición en Chamarande.

El texto del conservador Gilles Rion subraya que entonces no es insignificante ni inocente que la palabra “territorio” esté disfrutando actualmente de tal éxito, mucho más allá de su única circunscripción geográfica. Y regresamos así a la proposición de partida del conservador, ampliada ya esta vez: “Porque todo, en adelante, hace territorio – el Arte, lo íntimo, el Yo… – y por lo tanto, genera conflicto”.

Para cerrar esta introducción, podemos preguntarnos como el conservador de la exposición si el territorio nos condena al equilibrio de poder entre pretendientes que se han convertido en beligerantes; si todo es sólo una cuestión de defensas y ataques, controles e invasiones. ¿O podemos cuestionar la comprensión moderna de la noción para adoptar nuevas perspectivas? Nos indica Gilles Rion que para eso quizás primero tengamos que esquivar el territorio precisamente, seguir sus contornos para redefinirlo a partir del intenso susurro de sus márgenes. Él considera que estos territorios requieren una nueva estética: necesitan imágenes, formas y materiales para imprimirse en la superficie de nuestras retinas y de nuestros sentidos. Invocan una nueva cartografía que ya no se contente con el simple trazado de relaciones de dominación y explotación, sino que apunte a crear nuevos mundos. Los territorios están esperando ser dibujados, contados, encarnados. Gilles Rion concluye señalando que la exposición está dedicada a algunas de estas historias.

En la segunda parte de este artículo presentaré una reseña personal de la exposición con los entrelazamientos que me ha inspirado con respecto al arte ecológico, la crisis climática, la tensión entre el actuar ahora y el propiciar la generación paulatina de nuevos imaginarios… en nuevos territorios sugeridos a los que jamás deberemos acercarnos como depredadores o como conquistadores… 

Fuentes: Comunicado de prensa y dossier de la Exposición / Sitio web http://chamarande.essonne.fr/ Traducciones y adaptaciones realizadas por el autor. Las imágenes incluidas en este artículo son únicamente con fines pedagógicos de ilustración y de transmisión y no hay fines de lucro.

Salón del libro y de la prensa juvenil 2022 en Seine-Saint-Denis

«Deseos de mundos»

Del 30 de noviembre al 05 de diciembre de 2022 tendrá lugar este salón literario en Montreuil. En un suplemento especial de la revista Télérama he encontrado un editorial del escritor Jean-Claude Mourlevat que me parece llena de sentido y que traduzco del francés en los siguientes párrafos. Mourlevat recibió el premio Astrid Lindgren Memorial Award en 2021 por el conjunto de su obra.

¡Queridos jóvenes seres humanos! Seguramente el mundo que desean no puede ser el que Elon Musk les promete enviándolos a otro planeta.

«No cuenten con encontrar sobre Marte un riachuelo de agua clara y una pequeña rana que se zambulla en él, ¡pluf! Fueron necesarios alrededor de cuatro mil millones de años de evolución a nuestra Tierra para alcanzar esta belleza perfecta. Sería una lástima comenzar todo de nuevo. No, lo más razonable es permanecer aquí, donde tenemos nuestros hábitos, y retomar el camino, partiendo de lo mejor que podemos. Lo mejor es el fruto de nuestros deseos. El deseo de vivir en paz; el deseo de vivir juntos nuestras diferencias, y más aún, el deseo de celebrarlas; el deseo de compartir nuestras músicas, nuestros cantos, nuestros teatros, nuestras literaturas, nuestras lenguas, nuestras risas… El acto de escribir, como el de dibujar, consiste en ponerse en el lugar de los otros, no para «sacarlos de ahí», sino al contrario, para darlos a ver. A veces para vivir desde el interior sus dudas y sus miedos. A veces también para aprender de ellos la alegría de vivir».

Entrelazamientos y articulaciones culturales – Bodø, Noruega, Capital europea de la Cultura en 2024

Una presentación personal en línea en el marco de la apertura del «II Simposio universitario internacional sobre gestión cultural en Latinoamérica – Eje temático: La gestión cultural global: la dimensión europea » organizado por la Escuela Internacional de Lenguas de la Universidad Anáhuac Cancún (MÉXICO) y la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad EAN (COLOMBIA). Jueves 1° de septiembre, 09:00 hrs (Ciudad de México) = 16:00 hrs (París).

En consonancia con el principio de este blog de «entrelazamientos culturales», mi presentación va a considerar aspectos de políticas y cooperación culturales con respecto a una de las acciones especiales más emblemáticas del Programa «Europa Creativa» de la Unión Europea, enfocándome en el caso de Bodø, la nórdica ciudad noruega, que fue seleccionada a través de un exigente proceso como una de las tres «Capitales europeas de la Cultura» para el año 2024 – junto con Bad Ischl (Austria) y Tartu (Estonia). 

Los motivos de inspiración no son pocos. El concepto general y lema del programa de la capitalidad de Bodø es «ARCTICulation», entrelazando en inglés el Ártico ARCTIC con las ideas de articulación ARTICULATION. A través de un ambicioso programa artístico y de desarrollo cultural, la ciudad y la provincia de Nordland contribuirán a la estrategia regional frente a sus desafíos demográficos, ecológicos, económicos, de cohesión social y geopolíticos… y establecerán o reforzarán relaciones de colaboración artística, cultural y humanitaria en las distintas escalas territoriales, desde lo personal y local hasta lo internacional, pasando obviamente por la dimensión europea, subrayada como uno de los objetivos específicos de toda Capital europea de la Cultura.

Entrelazaré entonces estos temas con la gran atracción del norte y del ártico, las auroras boreales, el sol de medianoche y la noche sin fin, la cultura sami, los paisajes naturales entre los más bellos del planeta, la riqueza y alta calidad de vida del país, sin olvidar sus contradicciones y retos. Y miraré con una perspectiva latinoamericana, mexicana particularmente, recordando que la corriente del golfo de México participa ciertamente en que las costas noruegas – y necesariamente la ciudad de Bodø – no sufran de su condición extrema en el hemisferio norte. El Atlántico reúne así sus riberas, las de Bodø y las de Cancún.

Los albores del Japonismo – relaciones nacientes Francia-Japón en el s. XIX

En el marco de la celebración de su 20° aniversario, la Casa de la cultura de Japón ofrece un acercamiento a los primeros lazos que se dieron entre Francia y Japón en el siglo XIX, a través de numerosas piezas de arte conservadas actualmente en diferentes museos franceses, como objetos de laca, nácar o cerámica, libros, pinturas, estampas, modelos de casas japonesas… también se evoca en ella la presencia de misiones de embajadas japonesas durante el Segundo Imperio francés y la primera participación de Japón a una Exposición universal, la de París en 1867. Evoca el inicio de la época en que los artistas franceses descubren con admiración el tornasol de los kimonos, los colores y las perspectivas de las estampas de los años 1840-1865 de Hokusai y de sus contemporáneos.

Continuando con la serie de artículos que el blog Interlacements dedica a las siempre fértiles y complejas relaciones entre las culturas del ‘Occidente’ y las del ‘Extremo Oriente’, en esta ocasión vamos a presentar una exposición recientemente inaugurada en la ‘Casa de la Cultura de Japón en París’ y que ha sido concebida con una mirada original.

En efecto, si ya un cierto número de exposiciones ha tratado del fenómeno artístico y social del Japonismo en museos del propio Japón, de los Estados Unidos o de Europa (como en Francia, Bélgica y los Países-Bajos), la exposición ‘À l’Aube du Japonismeadopta voluntariamente un enfoque preciso en el periodo que lo va ir configurando – menos evocado por lo general – y durante el cual las relaciones entre Francia y Japón se van a desarrollar. Éstas se enmarcan en una creciente llegada de objetos japoneses a Francia, de sendas misiones diplomáticas, de la apertura más bien forzada de puertos japoneses al comercio internacional, de la primera participación de Japón a una Exposición Universal – precisamente en París – y del tenso entorno local japonés que vería el final del Shogunato y la ‘Restauración Meiji‘ en 1868.

Este artículo dividido en dos partes se compone, por un lado, de un resumen de los principales elementos de la exposición, siguiendo el ángulo privilegiado por la comisaria, Geneviève Lacambre; por otro lado, como complemento, un breve recordatorio del marco más amplio de la influencia y de la imbricación artística cruzada del Japonismo.

Cabe destacar que la exposición sirve asimismo de precedente a otra manifestación del Japonismo, esta vez anclada en el s. XXI: actualmente, con cerca de 160 años de relaciones de amistad Francia-Japón formalizadas, se prepara un ambicioso programa bilateral de eventos denominado «Japonismos 2018: Almas en Resonancia«, prueba de la vitalidad y la trascendencia que el Japonismo decimonónico nos heredó.

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Exposición en la Casa de la Cultura del Japón en París (22/11/2017 – 20/01/2018)

A. Entender los entrelazamientos que abrieron el camino hacia el Japonismo en Francia 

La excepcionalidad de la historia japonesa y su particularidad geográfica permitieron el desarrollo de aspectos culturales notabletamente originales, de los que el resto del mundo tenía poco conocimiento en los siglos anteriores al s. XIX. Lo que permeaba fuera del archipiélago era filtrado por algunos escasos intermediarios europeos, esencialmente con fines comerciales; las eventuales intenciones de espionaje exterior eran seriamente vigiladas y castigadas por el shogunato Tokugawa. Durante la época de Edo (la actual Tokio), a pesar de las grandes diferencias sociales existentes y de algunos periodos, áreas o estamentos con serias dificultades alimentarias, fue posible encontrar un real florecimiento económico que favoreció la creatividad artística y artesanal japonesa. Con ello, objetos variados de altísima sofisticación fueron producidos en Japón y despertaron el interés de los mercaderes extranjeros, quienes coleccionaron, regalaron o vendieron ejemplares generalmente magníficos en Europa. La exposición muestra un conjunto de objetos artísticos, señalando el origen y la etapa histórica en que llegaron a Francia, a pesar del aislamiento voluntario nipón.

Primero recordemos el contexto general de los intercambios, antes de entrar en materia sobre el enfoque específico de la exposición.

Por más de dos siglos, un Japón cerrado al mundo, pero con cierta porosidad… controlada

Así es, a partir de la primera mitad del siglo XVII, el shogunato impuso estrictas limitaciones al comercio con el exterior, prohibió los viajes al extranjero a sus habitantes así como el ingreso de extranjeros a su territorio, a través de su política de aislamiento llamada “sakoku”. Ésta terminó solamente en 1854.

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Vista de Dejima en la Bahía de Nagasaki. Archivo de la Prefectura de Nagasaki.

Localizado en la isla sureña de Kyushu, Nagasaki fue el único puerto abierto lícitamente al comercio con unos pocos países – esencialmente Holanda y China – y por tanto actuó como la puerta de entrada para Occidente. Al encontrarse recluidos los comerciantes holandeses en la bahía de Nagasaki, específicamente en la pequeña isla artificial llamada Deshima, a partir de 1641, el interés de los japoneses por las cosas extranjeras que entraban o transitaban por dicha factoría era sumamente grande; incluso se sabe de japoneses que aprendieron el holandés para facilitar los intercambios. La severa administración del shogunato imponía a los holandeses de Deshima una visita a Edo cada cuatro años, conocida como «Edo sanpu«. De tal forma que – inevitablemente – sí hubo una ‘infiltración’ oficial – o marginal por contrabando – de objetos, noticias y libros occidentales dentro del Japón, aunque ésta fuera limitada.

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Primera vista de la ciudad de Nagasaki y su rada. Atribuida a Kawahara Keiga (1786-hacia 1865). París, Museo nacional de la marina.

Es célebre el caso del doctor alemán Philipp Franz von Siebold que permaneció durante seis años en la mencionada factoría holandesa de Deshima, compartiendo conocimientos occidentales en el campo de la medicina, por ejemplo, así como obteniendo información sobre la flora, la fauna y la cultura japonesa. Se dice incluso que estaba en contacto con el artista grabador Hokusai en ese entonces. Considerado finalmente como un espía para Rusia, por colectar mapas del Norte de Japón, entre otros, Siebold fue expulsado del país en 1829. A pesar de ello, logró sacar del país una considerable colección botánica y de objetos, parte de los cuales se pueden ver incluso hoy en día en la casa museo ‘Japanmuseum Sieboldhuis’ de la ciudad de Leiden, Países-Bajos.

Similarmente, un cierto número de artículos pudieron llegar hasta Francia y a la postre formar parte de las colecciones permanentes de diversos museos franceses. Esencialmente de ellos provienen los artículos que presenta la exposición, como se describe en los apartados correspondientes a las seis divisiones temáticas del recorrido expositivo.

De relaciones por goteo a una fluida curiosidad recíproca facilitada por la apertura japonesa a partir de la segunda mitad del s. XIX

Los franceses no contaban con la posición privilegiada de los holandeses, éstos van a depender sobre todo de intermediarios hasta el momento en que la apertura más o menos forzada del país impuesta por las potencias como los Estados Unidos o el Reino Unido marca un punto de inflexión en las relaciones internacionales limitadas del país del sol naciente.

I – Objetos encargados a Japón por los holandeses

En los últimos años del s. XVIII, los holandeses comenzaron a hacer encargos a los artesanos japoneses claramente orientados a los clientes europeos. Se trataba de paneles de cobre laqueados y dorados elaborados con base en grabados europeos, así como medallones que representaban emperadores romanos o celebridades del mundo occidental basados en los retratos de la publicación «La Europa ilustre» de Jean-François Dreux du Radier (1755). Algunos coleccionistas franceses adquirieron así retratos de franceses famosos en dicha época, entre ellos el escultor François Girardon o el pintor Pierre Mignard, e incluso personajes religiosos, como el cardenal arzobispo Melchior de Polignac o el obispo de Auxerre, Jacques Amyot.

II – Objetos japoneses llegados a Francia por intermedio de China

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Modelo reducido de una residencia japonesa de clase distinguida. Formaba parte de la colección Paul Ginier. París, Musée du quai Branly.

Los chinos instalados desde el final del s. XVII no lejos de Deshima eran los intermediarios entre Nagasaki y China. Exportaban artículos japoneses tanto para el mercado chino como para los europeos cuyos barcos iban a abastecerse a Cantón. De 1840 a 1842, en la boutique ‘Bazar Bonne-Nouvelle’ de París se presentó una exposición de objetos asiáticos, lo que constituyó un verdadero evento al ser una primera aproximación a la civilización japonesa en París. Entre las numerosas piezas expuestas, los objetos japoneses adquiridos por el marsellés Paul Ginier durante su viaje en el Sureste de Asia y China fueron comprados por el Museo de la Marina con el fin de enriquecer sus colecciones etnográficas, así como por el Museo de la manufactura de Sèvres, interesada en el estudio de las técnicas de la cerámica.

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Modelo de palanquín y personaje masculino. Madera, laca y oro, metal, pasamano, textil y cerámica. Formaba parte de la colección Paul Ginier. Brest metrópolis, Museo de Bellas Artes

Otros objetos japoneses presentes en la exposición provenían de la misión Lagrené, que firmó en 1844 en Cantón el Tratado de Whampoa, que abría cinco puertos chinos a los comerciantes franceses; de un jesuita muerto cerca de Shanghai en 1848; de Charles de Montigny, cónsul en Shanghai y Ningpo, cuya colección china presentada en la Exposición Universal de 1855 se incorporó al Museo de la Marina, incluyendo algunos objetos japoneses.

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Dos tabaqueras (1840-1844). Madera lacada, nácar de color, plata. A la izq., proveniente de la misión Lagrené. París, Musée du quai Branly. A la der., colección de J.-B. Cécille. Brest metrópolis, Museo de Bellas Artes

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Bandeja cuadrada. Madera lacada, nácar colorado. Proveniente de un regalo del jesuita François Estève. Colección particular.

III – Obras llegadas por intermedio de la factoría holandesa de Deshima

Johan Willem de Sturler fue el responsable de la factoría de Deshima de 1823 a 1826. Durante una visita reglamentaria al Shogún en Edo, adquirió en 1826 una serie de pinturas de Hokusai y su taller, que entraron en 1855 en el Departamento de los Manuscritos de la Biblioteca Imperial de Francia (hoy en día la Biblioteca Nacional).

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Estampa atribuida a Hokusai «Pintura de una linterna en Kayabacho», ca. 1823-1826. París, Biblioteca Nacional de Francia.

El año siguiente, el francés J.-C. Delprat, quien trabajó en Deshima entre 1845 y 1849, ofreció al Museo de la Marina un panel excepcional en laca y nácar representando una vista de la factoría de la Compañía holandesa de las Indias orientales, con la leyenda precisa de los lugares, tal y como se encontraba antes del incendio que la destruyó en 1798.

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Vista de la factoría de Deshima. Madera lacada, nácar con color. Ca. 1800. París, Museo nacional de la marina.

IV – Objetos y libros de Japón llevados a Francia por franceses

Bajo las amenazas de los navíos del Comodoro Perry de los Estados Unidos en 1853 y 1854, Japón se vio forzado a abrir los puertos de Nagasaki, Shimoda y Hakodate a los barcos occidentales y firmó en 1858 tratados de paz, amistad y comercio con cinco países, entre ellos Francia.

El Barón de Chassiron, miembro de la embajada francesa que negoció el Tratado de Edo, trajo a Francia un número importante de lacas, libros, Netsuke y otros objetos variados que serían legados posteriormente a la ciudad de La Rochelle. Todos estos objetos eran fabricados para el mercado japonés y diferentes de los que se podían traer de China en ese entonces.

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Escritorio «Suzuribako». Madera lacada negra, oro, realces de laca roja, cuarzo venturina. Colección del Barón de Chassiron. La Rochelle, Museos de arte e historia.

Después del saqueo del Palacio de Verano de Pekín en 1860, algunos oficiales franceses pasaron por Japón y compraron en el nuevo puerto de Yokohama – abierto poco tiempo antes a los extranjeros – objetos lujosos que aparecieron rápidamente en París en el marco de ventas públicas.

V – Las embajadas japonesas durante el Segundo Imperio francés

En 1862, cuatro años después de la firma del tratado de amistad y de comercio entre Francia y Japón, una embajada japonesa emprendió el camino hacia Europa. El objetivo era tratar de retardar hasta 1868 la apertura de las ciudades de Edo y de Osaka, así como de otros eventuales nuevos puertos. Una de las razones principales era que en Japón comenzaba a manifestarse cierta hostilidad hacia los extranjeros, junto con el inicio de cambios radicales en la situación interna heredada de siglos de shogunato. Durante su misión de aproximadamente un año, pasaron su tiempo también estudiando la civilización occidental.

En París, el fotógrafo Nadar multiplicó las fotografías de estos japoneses; incluso una parte de ellas fue publicadas en la prensa. Su colega Jacques-Philippe Potteau llevó al cabo en esos días también una campaña sistemática de retratos de frente y de perfil de los visitantes japoneses para el Museo nacional de historia natural.

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Fotografía realizada por Jacques-Philippe Potteau. Retrato de Fukuzawa Yukichi, 27 años, oficial japonés de Edo. Fundador de una escuela de lengua que se volvería la Universidad Keio en Tokio. Intelectual y escritor, su autobiografía evoca su viaje en Europa y el inicio de la hostilidad contra los extranjeros en el territorio de Chôshû.

No faltó mucho tiempo para que un verdadero clima de guerra civil se instalara en Japón, separándose en facciones de partisanos a favor de la apertura al Oeste y los otros que buscaban expulsar a los ‘bárbaros’ y que temían por la integridad de la cultura japonesa. Así, en 1864, la segunda embajada japonesa enviada a Francia, ésta vez hostil a los extranjeros, tenía por objeto negociar el cierre del puerto de Yokohama, lo que no obtuvo. Sin embargo, como la primera embajada, atrajo la atención de los fotógrafos, fascinados por el traje tradicional portado por sus miembros.

Con respecto a los occidentales que pudieron pasar cierto tiempo en Japón en esa época, el suizo Aimé Humbert tuvo una estancia en Edo de 1863 a 1864, cuando buscaba la firma de un tratado de amistad y de comercio entre Japón y Suiza. En ese periodo logró reunir una considerable cantidad de documentos que servirían para ilustrar, a partir de 1866, los artículos sobre Japón en la revista francesa «Le Tour du monde» (la vuelta al mundo).

VI – La Exposición Universal de 1867 en París

La primera participación oficial de Japón a una exposición universal fue en París en 1867, por invitación de Francia, enriqueciendo considerablemente el conocimiento del arte japonés y seduciendo a los numerosos visitantes franceses y extranjeros. Las piezas seleccionadas para la exposición eran de una gran diversidad: armaduras, textiles, cerámicas, estampas, libros, objetos de artesanía… junto con obras encargadas a artistas y artesanos, figuraron algunos objetos antiguos.

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A la izquierda, taza cubierta y platillo de porcelana con decorado azul y blanco. A la derecha, taza cubierta y platillo con decoración de fénix y crisantemos. Porcelana «cáscara de huevo». Ambos de ca.1866. Sèvres, Cité de la céramique. Objetos adquiridos en París en la Exposición Universal de 1867.

Japón encontró en esta exposición la oportunidad para mostrar la calidad de sus creaciones en diferentes disciplinas, ganando en dicha ocasión numerosos premios. Esta experiencia positiva dio un impulso todavía más fuerte a la política de modernización de Japón en las décadas siguientes y estableció las premisas del Japonismo.

Además, hecho extraordinario, el príncipe Tokugawa Akitake, con solamente trece años, visitó Francia en este contexto, y dada la situación complicada en Japón, permaneció en Francia donde realizó estudios, antes de ser autorizado a regresar, una vez cimentada la restauración Meiji.

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Fragmento (1) de un álbum facticio que presenta estampas como las que circularon en la Exposición Universal de París en 1867. Presenta dos actores de Kabuki. Por Tsukioka Yoshitoshi. 1862. Rouen, Biblioteca municipal.

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Fragmento (2) del álbum facticio. Dos actores de kabuki. Por Utagawa Kunisada. 1862. Rouen, Biblioteca municipal.

Camino abierto para la innovación artística del (primer) Japonismo

Entre los principales objetivos de la exposición, según su comisaria, se encuentra el mostrarnos cómo los objetos fueron particularmente importantes en las nacientes relaciones entre Francia y Japón, asociados con la idea de ‘truchement‘, es decir, a la vez la intermediación y el rol de ‘intérpretes-traductores’ entre ambas culturas, cuando éstas no comenzaban más que a descubrirse mutuamente. Si es cierto que la propia reina Marie-Antoinette ya disponía de artículos japoneses – como su célebre colección de lacas – la llegada de más ejemplares y de mejor calidad en el segundo tercio del siglo XIX, casi ‘curados’ podríamos decir en términos museísticos actuales, encontró en Francia especialmente (y en Occidente en general) un territorio fértil, curioso y en búsqueda de innovación y ruptura. Los ideales del progreso, el impulso al comercio internacional, la atracción por la sofisticación, entre otros, también actuaron a favor del auge de la aceleración de los intercambios. Y, mientras que las personas comenzaban muy poco a poco los viajes de descubrimiento (como Émile Guimet o Henri Cernuschi), los imaginarios volaron rápidamente, alimentándose desde entonces casi sin cesar, en un recurrente boomerang cultural, como se puede dar testimonio hoy en día.

La parte siguiente va más allá del periodo tratado en la exposición, como complemento para comprender lo que se fue gestando poco a poco y que tuvo un auge sin precedente.

B. El boom del Japonismo

No es posible estudiar el arte japonés (…) sin volverse más alegre y más feliz”. Vincent Van Gogh en su correspondencia con su hermano Theo.

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Ya en la era Meiji (1868-1912), es decir más allá del periodo evocado en la exposición, la historia se acelera con la apertura de Japón y el comercio con el archipiélago avanza considerablemente. Los comerciantes y los coleccionistas occidentales pudieron adquirir a buen precio objetos de arte y de culto, incluso obras antiguas de gran importancia que provenían de templos budistas saqueados en los primeros años de dicha era. Ello conformó una de las vertientes de este fenómeno, llamado hoy Japonismo Búdico, que marcó un acercamiento hacia Japón a la vez desde un punto de vista estético como religioso – por ejemplo a nivel del incipiente conocimiento de sus fundamentos específicamente japoneses.

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El Museo de etnografía de Ginebra, Suiza, propuso una excepcional exposición sobre el Japonismo búdico. Hacer clic en la imagen para conocer mi artículo al respecto.

Del origen de la denominación ‘Japonisme

En 1872, el francés Philippe Burty (1830-1890), un gran aficionado de objetos de arte y estampas, publica en la revista “El renacimiento literario y artístico” una serie artículos en que manifiesta su interés por la cultura japonesa. En uno de ellos, del 6 de julio de 1872, utiliza por primera vez en francés el término Japonismo. Francia fue el país a partir del cual esta moda se propagó, cubriendo todas las áreas artísticas.

El Japonismo como factor de enriquecimiento de las formas artísticas de la época

El auge de esta corriente se debió a la pasión de los artistas occidentales de aquellos tiempos por crear nuevos modos de expresión; en ese entonces algunos artistas sentían que estaban sumamente limitados, que les resultaba difícil respirar y por ello se producían frecuentes reacciones, como por ejemplo contra la academia francesa y otras instituciones que establecían normas sobre pintura a las que había que adaptarse si querían ser reconocidos (baste recordar la creación en Francia del “Salón de los rechazados”). El arte japonés comenzó a aparecer en ese contexto, en momentos en que los artistas se preguntaban si no habría otros modos de expresión. París era el centro mundial del arte en esa época, de modo que lo que ocurrió fue que los artistas aprendieron allí lo relativo al Japonismo y luego lo trasladaron a sus países de origen y muchos lo adoptaron. Se puede decir que la llegada del arte nipón fue uno de los motivos principales que propiciaron el nacimiento del arte moderno en el mundo. En pintura, por ejemplo, la lista es larga y de una calidad sin comentarios: Édouard Manet, Vincent Van Gogh, Claude Monet, Mary Cassatt, Edgar Degas, Paul Gauguin, Pierre Bonnard, … Junto con Monet, uno de los mejores ejemplos es Van Gogh quien descubre en Amberes en 1885 las estampas de Hiroshige, de Hokusai, y de Reisei. Admira sus composiciones simples, la frescura y los colores vivos, llegando incluso a adquirir más de 400 de estas estampas. Monet, por su parte, las colecciona y son hoy en día uno de los grandes atractivos de su casa-museo en Giverny. También he abordado este fenómeno en otro artículo, ligándolo con la célebre estampa de La Gran Ola de Kanagawa de Hokusai.

Entre las personalidades que más contribuyeron este auge se debe mencionar a Siegfried (Samuel) Bing (1838-1905), industrial y ceramista alemán naturalizado francés quien fue el mayor comerciante de objetos de Extremo Oriente de su época y participó activamente a la difusión del Japonismo. Abrió su primera boutique en París en 1888 y vendió en ella gran parte las obras traídas de sus viajes en Japón.

Su prestigiosa revista “Le Japon artistique”, editada entre 1888 y 1891, con magníficas ilustraciones, fue traducida simultáneamente en inglés, francés y alemán con un impacto considerable. Gran amigo de coleccionistas y apasionados por Asia, su revista tuvo como objetivo dar a los industriales, artesanos y artistas los modelos que prefiguraban una renovación de las artes decorativas.

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Le Japon artistique: Documents d’art et d’industrie, No.10; Siegfried Bing (ed.); Feb. 1889; 33.0 x 26.0cm

En 1896 fundó el salón del “Art Nouveau” que buscaba regenerar las industrias del arte. Así generó un nombre para esta nueva corriente, que se apoya en las líneas curvas inspiradas particularmente de la estética japonesa y de su fuerte relación con los elementos naturales.

En este contexto, llegaron a Europa las estampas japonesas, inicialmente como simple material de protección de las mercancías transportadas (vajillas, bibelots, etc). En realidad, la mayoría de las estampas no costaban mucho (se dice que tan poco como un bol de arroz) y la leyenda dice incluso que ¡los libros de Manga de Hokusai llegaron de esta manera hasta las manos de artistas y coleccionistas ávidos de novedades estéticas!

Del entusiasmo al acostumbramiento

A pesar de la gran euforia, en menos de dos décadas, el público comenzó a cansarse de los objetos producidos en masa en Japón para la exportación y vendidos durante las exposiciones nacionales y universales que florecieron en Europa y América. Incluso se llegó a dar un nombre irónico a los productos japoneses: “japoniaiseries” (Jules François Félix Husson-Champfleury jugó con la palabra ‘niais’ que significa simplón o bobo integrándola a japonaiserie que fue el término empleado por Van Gogh para expresar la influencia japonesa). Se puede decir que el entusiasmo por Japón muestra una cierta declinación y el interés del mercado y de artistas como Picasso se voltea hacia el arte de África y de Oceanía.

Sin embargo, en la exposición universal de París de 1900, por solicitud del gobierno francés, Japón prestó obras de arte antiguo provenientes de las colecciones imperiales. Estos objetos de valor patrimonial son de épocas anteriores a las de Edo, como del período de Kamakura (1185-1333), lo que provocó un nuevo efecto positivo considerable en el público.

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Naturaleza muerta japonesa. Auguste Donnay (1862-1921). Bélgica. Inicio del siglo 20. Musée des Beaux-Arts de Liège (BAL)

Entrelazamientos por venir

El fenómeno del Japonismo, visto en retrospectiva, nos dice mucho de la polinización cruzada entre Occidente y el Extremo Oriente que, a pesar de diferencias de intensidad a través del tiempo, se ha mantenido y crecido.

Actualmente podríamos considerar que de nuevo entre Japón y Francia se intensifican los entrelazamientos culturales, tanto de manera oficial – como lo deja manifiesto el programa de festejos de los 160 años del tratado de amistad y de comercio entre ambos países llamado explícitamente Japonismos 2018: Almas en resonancia (del verano de 2018 al invierno de 2019) – como de manera independiente, con tantas experiencias y proyectos observables cotidianamente en ambos países (arquitectura, moda, gastronomía, cómics, anime, artes visuales…).

Muestra de que precisamente una fascinación mutua, ‘a pesar de‘ – así como ‘debida a‘ – diferencias y contradicciones, constituye un sólido campo de inspiración y de acción para las expresiones culturales de la humanidad.     

Postdata Interlacements 1: Hokusai – la polémica atribución de su ‘descubridor’ en Francia

Félix Bracquemond (1833-1914) – pintor, grabador y decorador francés – reivindicó haber sido el primero en descubrir los croquis extraordinarios del pintor, dibujante y grabador japonés Hokusai (1760-1849). Según la leyenda, en 1856, al desenvolver cerámicas japonesas de una caja en casa de un amigo impresor, Bracquemond habría descubierto un carnet de dibujos de Hokusai usado para proteger los objetos. Inmediatamente se apasionó por la manera de dibujar y de grabar de Hokusai –  bastante desconocida en Europa todavía. El género japonés kacho-ga figuraba en efecto flores, animales, insectos y crustáceos, lo que lo inspiró a decorar así un servicio de cerámica muy conocido con el nombre de «Service Rousseau».

Edmond de Goncourt (1822-1896), francés apasionado conocedor del arte japonés, también reclamó para sí la autoría del descubrimiento de las estampas de Hokusai; ¡Bracquemond y él se disputaron la primicia! Sin embargo, no era un asunto tan serio, ya que eran amigos y por ejemplo, Bracquemond realizó un retrato de Goncourt en aguafuerte.

 

48 horas @ «Un été au Havre 2017»

De mayo a noviembre, un interesante programa cultural está siendo la ocasión de conocer o redescubrir Le Havre de manera audaz y abierta a la diversidad.

Continuando con el tema de mi artículo anterior «¡Le Havre festeja sus 500 años de historia insólita!«, en las siguientes líneas describiré diversos aspectos de «Un été au Havre 2017» que tuve el gusto de apreciar con un par de amigos, de manera independiente, durante prácticamente dos días (14-15 de julio). No se trata de un recuento exhaustivo, más bien de una fotografía personal, por tanto parcial, sobre esta experiencia, complementándola y contrastándola con otros eventos culturales similares.

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No es la primera vez que voy a Le Havre, ciudad-puerto normanda patrimonio mundial de la humanidad. En realidad, ya había hecho dos veces una breve escala anteriormente: en una descubrí el Museo de arte moderno – André Malraux así como Sainte-Adresse, una agradable área balnearia colindante; en otra visité esencialmente su moderno puerto, en un paseo en barco. Sin embargo, se trató en ambas visitas de una estancia puntual, con ganas de cruzar rápidamente el Puente de Normandía e ir a la otra margen del estuario, hacia Honfleur o Trouville. Ahora en cambio estaban reunidos todos los ingredientes para atraer específicamente nuestro interés por visitarla e incluso pernoctar ahí aprovechando el día feriado del 14 de julio.

Como se puede ver en la siguiente foto, el festejo nacional era evidente gracias al despliegue de banderas en la fachada del Ayuntamiento, edificio emblemático del proyecto de reconstrucción del arquitecto Auguste Perret que he descrito en el artículo anterior.

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14/07/2017 Ayuntamiento de Le Havre Foto: © Rafael Mandujano

Un programa cultural ecléctico que pone en relieve la arquitectura, el espacio público y lo marítimo en todas sus facetas

Ideado por Jean Blaise, reconocido director artístico de festivales y sobre todo por el proyecto del centro cultural Lieu Unique de la ciudad de Nantes, el programa veraniego de Le Havre incluye durante cinco meses 16 obras, 16 eventos, 20 artistas, 26 lugares…  

Jean Blaise no deseaba algo nostálgico para festejar el origen de este lugar. Su ambición ha sido generar, a partir de la visión de diversos artistas, un proyecto cultural ligado al territorio, además de acompañar una campaña de (re)valoración de su imagen como destino empresarial y de turismo urbano. De hecho, se espera dos millones de turistas este año. Han considerado para ello un presupuesto de 20 millones de euros.

Comunicación, comunicación, comunicación

Al menos en París, los colores de la campaña de comunicación resaltan por todas partes: estaciones de metro, en calles como la 4 septembre, en plazas como la de la Bourse y en la estación de trenes de Saint-Lazareen los medios también, incluyendo Métropolis, 28 minutes del canal Arte o en anuncios y artículos en revistas culturales de amplia difusión como Connaissance des arts o Télérama… una cobertura sin común medida con respecto a otros programas culturales de envergadura. Incluso creo que ha podido llegar a poner en dificultades a la ciudad de Nantes, precursora de este tipo de programas de verano desde 2012 con ‘Le voyage à Nantes‘ (concebido también por Jean Blaise) y ello a pesar de la difusión actual de anuncios en las salas de cine MK2 por ejemplo. Como mencionaba en la introducción, «Un été au Havre» no está pasando desapercibido.

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Uno de los carteles publicitarios del programa presentes en las estaciones de metro parisino. Foto: ©Daniel Gosset

Localmente, el diseño gráfico del programa nos acompaña casi por todas partes, desde la llegada a la estación de tren hasta las vitrinas de los variados comercios que han claramente adoptado el programa.

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De arriba a la izq. y siguiendo las manecillas del reloj: Pegatina en la vitrina de un hotel afiliado a «Les ambassadeurs du commerce»; cartel monumental en la estación de tren; otro estilo de cartel en una vitrina; cartel en el MuMA; automóvil de la campaña. Fotos: © Rafael Mandujano

Veamos a continuación uno de los elementos destacados del programa que tuvimos la ocasión de experimentar:

Arte en el espacio público

Se trata de uno de los puntos esenciales del programa. Le Havre está en plena mutación y se ha deseado que los artistas la ayuden activamente en la transformación: artistas plásticos, diseñadores, directores teatrales, novelistas…

Dejando poco lugar a la improvisación o a la flânerie propiamente dicha, la guía de visita señala cuatro recorridos en la ciudad que parten del centro cultural Le Volcan – Espace Oscar Niemeyer, notable obra del arquitecto brasileño, que para esta ocasión alberga un espacio específico de información sobre las actividades del programa y una tienda con diversos libros y toda la gama imaginable de memorabilia sobre la ciudad, su historia y el programa cultural.

Los recorridos se intitulan:

  1. La ciudad Perret
  2. Hacia el puerto
  3. Las escaleras (urbanas)
  4. Las dársenas

Adicionalmente, se creó una aplicación de telefonía móvil para facilitar y enriquecer la visita.

Itinéraires et application

A través de los recorridos, se insiste en la experimentación de su topografía, siguiendo los pasos de Perret, de Niemeyer, de Monet y los impresionistas, de Dufy, de Pierre et Gilles… para facilitar su reinterpretación, y como expresa el propio Jean Blaise,  «revelarla a Europa y a ella misma probablemente (…) una ciudad llena de imágenes extrañas (…) ciudad fotogénica (…)» donde el tema de la luz «se ha vuelto un cliché». En resumen, para él, se trata de «comprenderla, apreciarla, ponerla en escena, detectar a aquellos que le inoculan su energía y su talento, ser con ellos audaz, al mismo tiempo justo, hacer que brote su extrañeza y su poesía evidente«.

Muchos de los visitantes usan la guía y la aplicación por lo que he podido ver. Así, es fácil distinguir(nos), además de a través de los otros indicadores usuales como son la cámara fotográfica y un cierto look (el de su deseado turista urbano).

Sería muy largo detallar cada recorrido en este artículo; en la práctica, fuimos un tanto indisciplinados, y los mezclamos. En cualquier caso, me han impactado en especial las siguientes esculturas e instalaciones artísticas:

Cadena de contenedores – Escultura monumental de Vincent Ganivet

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Vista desde la Rue de Paris. La escultura es prácticamente el emblema del programa. Foto: © Rafael Mandujano

Es la formidable «Catène de containers» en versión francesa, localizada en el Quai de Southampton, y que sin lugar a dudas se ha convertido ya en uno de los remates visuales más espectaculares del mundo. El artista plástico y escultor francés Vincent Ganivet ideó sus dos arcos de contenedores que parecen formar parte de un juego de Lego para gigantes, con 13 m. de alto, 36 contenedores y un peso de más de 232 toneladas. ¡Sin mencionar las 350 toneladas de hormigón para los cimientos! Requirió una colaboración de ingeniería sofisticada para el diseño de su armazón – que pasa casi desapercibida – y también de una participación técnica/artesanal, por ejemplo para aplicar los colores como el rojo, el amarillo, el rosa o el naranja que han necesitado capas adicionales de pintura para tener tal efecto visual. El artista menciona una inspiración de parte de Gaudí en sus obras. La ubicación estratégica permite también observar en perspectiva la ida y venida de los más grandes navíos y los ferries. Es un must de los adeptos del selfie y un bello emblema temporal de la ciudad.

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Contaste de los arcos de colores con la arquitectura de reconstrucción de Perret. Foto: ©Rafael Mandujano

Instalación UP#3 – escultura de Sabina Lang y Daniel Baumann

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UP#3 – 2017 Foto: ©Rafael Mandujano

Jugando con la perspectiva de la Porte Océane, los artistas Sabina Lang y Daniel Baumann han colocado sobre la playa una estructura blanca en el eje visual de los edificios y de las avenidas colindantes. La escultura emerge sobre los guijarros como un gran pórtico. Monumental y elegante, de un blanco brillante, parece encontrar el equilibrio entre lo usual y lo descabellado, como un ovni, funcional y a la vez construcción de lo absurdo. Sus creadores nos dejan la interrogación…  ¿escultura?¿arquitectura? En todo caso, su belleza no se presta a largas discusiones.

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UP#3 – 2017 Foto: ©Rafael Mandujano

Instalación «Colores en la playa» – Proyecto de Karel Martens

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Instalación «Couleurs sur la plage». Fotos: ©Rafael Mandujano

Las cabinas de la playa de Le Havre son un símbolo de la ciudad balnearia y en general siempre han sido blancas. Así que al artista gráfico Karel Martens, especializado en tipografía e ilustración, se le ocurrió proponer a los propietarios de las 713 cabinas que se pintaran con bandas de colores, siguiendo un protocolo gráfico originado a partir de los documentos de fundación de Le Havre y mediante el uso de un programa informático. Algunas se mantienen blancas voluntariamente. Aunque al principio hubo cierta reticencia – incluyendo la del entonces alcalde Édouard Philippe – el resultado ha sido acogido con gusto y a primera vista parece algo que siempre ha sido así. De modo que, a mi parecer, tal sofisticación pasa desapercibida y me cuestiona. Independientemente de ello, merece la pena comentar que algunas de estas cabinas han sido muy equipadas por sus propietarios, mientras que otras simplemente almacenan sillas y camastros. Todas tienen la ventaja de proteger del viento del Atlántico, que soplaba fuerte al momento de la visita.

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Panorama hacia la ciudad, con la torre octogonal de la Iglesia Saint-Joseph y las cabinas de playa con la instalación «Couleurs sur la plage». Foto: ©Rafael Mandujano

Iglesia Saint-Joseph – Instalación «Acumulación de poder»

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Detalle de la instalación de Chiharu Shiota. Foto: ©Rafael Mandujano

Como mencioné en el artículo interior, la iglesia Saint-Joseph es considerada como un monumento a la memoria de las víctimas de los bombardeos y como la obra mayor del arquitecto Perret (asistido por Raymond Audigier y Georges Brochard). Actualmente en su interior flota una extraordinaria voluta – adorno en forma de espiral – de 25 m. de alto, de lana roja, que parece ser aspirada por la torre octogonal cuya cúspide se eleva a 107 m.  Se trata de la obra de la artista japonesa Chiharu Shiota y de su equipo.

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«Acumulación de poder», instalación de Chiharu Shiota. Foto: ©Rafael Mandujano

Es apropiado resaltar esta obra en un blog cuyo nombre subraya los entrelazamientos (interlacements); de hecho, la artista nipona señala que utiliza los hilos de lana como medio de exploración de las relaciones entre los seres humanos y su sentimiento de pertenencia.  Chiharu Shiota representó a su país en la 56a Bienal de Venecia y su obra se expone alrededor del mundo.

He visto un vídeo con respecto a su preparación: sorprendió el tamaño final de la instalación. Incluso he pensado que merece mucho la pena tratar de regresar después para contemplar el interior sin la instalación, porque se percibe parcialmente el interior de la torre que debe de ser en sí impresionante.

«El templo de los 5000 deseos» – Instalación del dúo «La BaZooKa»

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La instalación y la experiencia propuesta a los visitantes me pareció entretenida, un rato para jugar simplemente y un pretexto para dar un corto paseo en barca. Los artistas de La BaZooKa relacionaron el jardín japonés tradicional privado que celebra el hermanamiento de Le Havre y Osaka, con la práctica japonesa de escribir deseos y colgarlos (en árboles por ejemplo) y con la de los rituales y sus etapas codificadas.

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La isla artificial con el templo rojo de la instalación «El templo de los 5000 deseos». Foto: © Rafael Mandujano

Así, entre otras cosas, se propone escribir un deseo personal para los 500 años siguientes, introducirlo en una cápsula de color brillante y colocarlo donde uno desee en la isla artificial creada para la ocasión, en la que también hay al centro un poliedro rojo cuya forma se inspira del tsukubai del propio jardín japonés. El poliedro es como un pequeño templo cuyo interior se visita, pero no desvelaré aquí la sorpresa que resguarda su interior.

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El Tsukubai del jardín japonés de Le Havre; las cápsulas multicolores para los deseos; la isla artificial con el templo rojo. Foto: ©Rafael Mandujano

Otras instalaciones notables

La lista podría continuar con los siguientes ejemplos:

  • Venus y Marte – Instalación de Félicie d’Estienne d’Orves

A observar durante la noche: las dos chimeneas de la central térmica de la compañía EDF se iluminan a intervalos variables gracias a 476 LEDS, en función de la velocidad de la luz y las distancias entre la Tierra con respecto a los dos planetas mencionados, que no dejan de recordar a un célebre libro. ¡Todo calculado con el apoyo de un astrofísico!

En el Port Center de Le Havre, la creadora de paisajes sonoros, Charlotte Roux, asocia a su música electrónica, diversas grabaciones de habitantes realizadas en la ciudad:  dockers, profesores, boxeadores…

  • Impact – Instalación perenne de Stéphane Thidet 

En la Dársena del Comercio, dos poliedros de acero inoxidable separados de 60 m.  emergen progresivamente de la superficie del agua en función de las mareas. De ellos surgen dos potentes chorros intermites, uno contra otro, generando una gran nube de gotas, llena de energía, propuesta como metáfora, un «encuentro fuerte y frágil a la vez, siempre en movimiento».

Eventos y exposiciones

Los grandes eventos públicos del programa no tenían lugar durante nuestra estancia. Por un lado, la apertura fue festejada con un desfile popular intitulado «Magnifik Parade» el 27 de mayo. El siguiente gran momento tuvo lugar el fin de semana del 7 al 9 de julio con el espectáculo de la compañía Royal de Luxe llamado «Franciscopolis» que atrajo multitudes. Se trató de la continuación de varias presentaciones de gigantes animados que iniciaron en 1993. Las fotos del evento son grandiosas. Al final del programa, el 8 de octubre se festejará en grande la fecha de la creación de la ciudad (en cambio, la creación del puerto fue decretada el 7 de febrero de 1517).

Sin embargo, en complemento del programa, algo que pudimos notar fue la gran atracción popular que suscitan los fuegos artificiales del 14 de julio, más allá del concierto que les precedió. Por el número de automóviles – y el embotellamiento generalizado resultante – se puede deducir que muchas familias y amigos acuden de toda la región circundante.

La exposición Clair-obscur de Pierre et Gilles en el MuMA

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Le Havre es la «Nueva York» de la infancia de Gilles Blanchard, integrante de la célebre pareja de artistas «Pierre et Gilles«, cuya exposición «Clair obscur» en el Museo de arte moderno «André Malraux» está batiendo récords de visitantes. Inaugurada por el actual primer ministro francés, Édouard Philippe, la exposición retrospectiva organizada en colaboración con el Museo de Ixelles de Bruselas presenta más de 80 obras que datan desde el final de los años 1970 hasta hoy en día. Algunas obras se presentan en una línea de cabinas blancas, como las de la playa de la ciudad. También hay obras de la colección del MuMA que los artistas han seleccionado porque les han inspirado de alguna manera; una presentación de recuerdos personales que los vinculan con Le Havre (portadas de revistas, fotos, discos, objetos, figuritas…); un vídeo en que los artistas explican esta relación, entre otros. Así, la diversidad sexual presentada en esta exposición llega sin duda también a nuevos públicos.

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Una de las cabinas de la exposición Clair-obscur de «Pierre et Gilles» en el MuMA. Foto: © Rafael Mandujano

Posteriormente, una vez concluida esta interesante y sorprendente exposición, el MuMA va a marcar seguramente un nuevo hito con la exposición «Impression(s), Soleil» que contará con el préstamo excepcional de la obra clave en la historia del arte «Impression, soleil levant» de Claude Monet, pintado en Le Havre en 1872, hoy en la colección del Museo Mamottan Monet de París.

Impression Soleil Levant

En otros lugares de Le Havre se presentan exposiciones atractivas, como «Ser mecenas en los albores del Renacimiento«; «Ciudades flotantes» sobre la historia de los buques transatlánticos que tenían a Le Havre como puerto; la «Smart Factory» que interroga la relación del arte con la tecnología en «Le Tétris» (centro cultural multidisciplinar y residencia de artistas)… entre otras; la oferta es diversa, interesante y atractiva para diferentes públicos.

48 horas que pasaron en un abrir y cerrar de ojos

Durante nuestra estancia, también dedicamos un tiempo bastante considerable a la visita del conjunto urbano reconstruido según los planes del arquitecto Auguste Perret, del apartamento modelo y del Espacio Oscar Niemeyer (aspectos descritos en detalle en el artículo precedente). Visitamos Sainte-Adresse, los jardines suspendidos con su espléndida vista panorámica de la ciudad, del puerto y la desembocadura del río Sena y realizamos un recorrido botánico al mismo tiempo que podíamos escuchar un concierto dado en el conjunto de esa antigua fortaleza militar. Contamos con la suerte de un tiempo espléndido en esos momentos.

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Para concluir esta reseña sobre dos días en Le Havre en el marco de los festejos de sus 500 años y de su primer programa de verano cultural, incluyo algunos puntos adicionales, positivos y negativos, con respecto a nuestra experiencia.

Los +

  • un serio esfuerzo de mediación, con personas de diversas personalidades y edades, amables y comunicativas en cada uno de nuestros contactos;
  • puntos de información distribuidos en lugares ideales (un buen indicio de su pertinencia: la fila que se formó a la llegada de nuestro tren en el punto de información);
  • el punto de vista del programa que considera la ecología – se invita a reciclar los folletos (dejándolos en lugares prácticos para que otros visitantes los usen, por ejemplo);
  • no visto pero interesante: las visitas teatralizadas al apartamento modelo y las visitas que incorporan aspectos intangibles a la experiencia (las reservaciones estaban completas)

Los –

  • la capacidad hotelera (¿aparentemente?) limitada: por ejemplo, a pesar de nuestra anticipación para reservar, no quedaban muchas opciones. Incluso durante nuestro check-in, la recepcionista respondió a una llamada indicando que «todo Le Havre estaba lleno durante el fin de semana». Éste puede ser un aspecto estructural limitante del proyecto. Pero si se ampliase la oferta, ¿hasta que punto sería sustentable?
  • los horarios de la mayoría de los restaurantes brillan por su inflexibilidad – es decir, son muy estrictos y limitados, incluso en un día popular como el sábado. Dadas las cifras de visitantes previstos, nos cuestionamos si los restaurantes fueron suficientemente contactados y convencidos de la afluencia esperada. Después de buscar alguna opción en el área del MuMA y del centro reconstruido a eso de las 14:30, prácticamente no encontramos más que la opción de una crepería – correcta eso sí – pero no éramos los únicos en esta situación; una cierta solidaridad entre ‘turistas urbanos’ se estableció puesto que era evidente que buscábamos alguna solución. Si esto se supiera de antemano o si alguna brasserie cambiara su actitud (puesto que las respuestas de los restaurantes eran incluso desagradables), este punto no constaría aquí. Es decir, atraer al turista urbano también requiere de ajustes en cuanto a los servicios locales – lo que es una oportunidad empresarial  también – o a la comunicación honesta en cuanto a las restricciones. También me parece reflejar una limitación estructural; sin embargo, sí hay lugares para tomar un café o tomar bebidas; y,
  • como anécdota final, un problema con el tren de regreso a París (uno más, dirían muchos viajeros con billetes de la SNCF que en los pasados días debían ir por su parte al Oeste y Suroeste de Francia). Nuestro esperado tren ‘intercités‘ fue remplazado por un vetusto tren de cercanías (RER), lo que en un trayecto de casi tres horas y sin aire acondicionado cuenta mucho en contra. Obviamente, los servicios de la compañía de trenes no son la responsabilidad de la organización del programa cultural, pero sí forman parte de la experiencia global, sobre todo si se pone en evidencia la campaña de comunicación del programa cultural desde la estación de trenes parisina de Saint-Lazare. En fin, unos días después de formular la queja ante la SNCF se recibió una compensación por este incidente.

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En resumen, tanto el conjunto del programa cultural ‘Un été au Havre 2017‘, como la experiencia que tuvimos durante 48 horas, me han parecido muy atractivas, llevándome a confirmar que Le Havre es sobria, pero sobre todo, interesante. Y un caso de estudio original de turismo cultural en Francia y de su campaña de comunicación.

¡Le Havre festeja sus 500 años de historia insólita!

“ ¿ Ya fuiste a Le Havre ? ”

Es la pregunta que en el verano de 2017 está flotando en el aire parisino, de manera discreta pero frecuente, en ocasión del festejo del quinto centenario del puerto normando creado por decreto del rey François Ier el 7 de febrero de 1517.

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Desde las fotos de amigos en Instagram a los reportajes de los principales noticiarios de la televisión gala, incluyendo el título de «metrópolis de la semana» de uno de los programas del canal franco-alemán Arte, el Jubileo no está pasando desapercibido. Lo que seguramente ha sorprendido a más de uno, ya que durante años los clichés con respecto a Le Havre no han sido particularmente halagadores en cuanto a sus cualidades como destino turístico: para unos, de clima difícil «con cuatro estaciones en un día»; para otros, ciudad industrial de concreto y de aspecto desfavorable (feíta, dirían en confianza); cuyo mar tan frío dificulta bañarse en él… entre otros…

La realidad muestra que, de manera similar a la ya célebre frase de Klaus Wowereit, el ex-alcalde de la capital alemana, que describía a Berlín como «pobre, pero sexy», podemos decir que Le Havre es «sobria, pero interesante».

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Vista desde la Plaza del Ayuntamiento. Al centro se extiende la Rue de París hacia el océano. © Rafael Mandujano

Voy a dedicar dos artículos a esta ciudad «fundada para abrir Francia al mundo y para vincular a las personas«, como señala su alcalde actual, Luc Lemonnier. Esta entrega resaltará su rica historia marcada por la tragedia; su original reconstrucción, aunada a la herencia de sus siglos anteriores la han llevado a ser inscrita en la lista de la UNESCO como patrimonio de la Humanidad. Hoy en día se encuentra en una etapa de resurgimiento: la segunda entrega se enfocará a una visita de 48 horas que realicé para experimentar el ambicioso programa cultural festivo llamado «Un été au Havre 2017«, con su sorprendente mezcla de eventos y muestras de creación artística contemporánea en el espacio público.

Le Havre – situación geográfica y desarrollo

A 200 km. al Noroeste de París (casi tres horas de tren), la ciudad se halla en la proximidad de la desembocadura atlántica del río Sena.

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Su nombre traducido al castellano puede ser «El remanso» (de paz, o «de gracia» según su poética denominación original, ‘de grasse‘ en antiguo francés). Alrededor de la dársena original, Girolamo Bellarmato, arquitecto sienés, trazó el plano de los barrios de Saint-François y de Notre-Dame y fortificó la ciudad. Pocos testimonios quedan hoy de aquella ciudad.

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Residencia del siglo XVII que perteneciera a un Corsario real de nombre Dubocage de Bléville. Reconstruida, hoy es uno de los museos de la historia de Le Havre.

Partiendo de una vocación comercial y de reforzamiento defensivo contra la amenaza inglesa, Le Havre conoció una época de oro con el comercio transatlántico – en 1823 dejó su función militar. Nodo continental de la ruta del café, del algodón, del carbón, del petróleo, de personas…  desafortunadamente también participó al comercio triangular.

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Del 24 de junio al 31 de diciembre de 2017 una exposición aborda, entre otros, el tema de la memoria del comercio triangular, relacionándolo con Senegal.

La importancia de su puerto se ha mantenido a lo largo de los siglos. Como anécdota, se dice que actualmente el 80% del café importado por Francia llega a Le Havre. Hoy en día, la superficie de este puerto ultramoderno es comparable a una vez y media la de París. Es el primer puerto de Francia en cuanto a tránsito de contenedores y el quinto más grande en Europa.

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Como a Rotterdam, su gran rival neerlandesa, ser un puerto esencial del comercio europeo la llevó inexorablemente a su ruina durante la Segunda Guerra Mundial. En efecto, su puerto y la ciudad sufrieron de una destrucción casi total a causa de una serie de bombardeos en 1944, sobre todo los británicos del 5 de septiembre sobre estos territorios ocupados por los alemanes. Aunque las cifras varían en cuanto a las desafortunadas pérdidas humanas (5.000 muertos), hay un consenso en cuanto a los 80.000 desalojados al final de la guerra.

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Vista de la Rue de Paris, centro de Le Havre (1944)

Al terminar la guerra en 1945, el necesario trabajo de reconstrucción es evidentemente vasto. En cuanto al núcleo urbano de Le Havre, el proyecto es confiado en la primavera de 1945 a Auguste Perret (1874-1954), renombrado arquitecto, entre los primeros en utilizar el hormigón armado a gran escala.

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El arquitecto Auguste Perret por Théo Van Rysselberghe. Museo de Orsay, París.

¡Un urbanismo incomparable en el mundo!

Perret y la reconstrucción

Bajo la dirección de Perret, un «taller de la reconstrucción» es constituido con un núcleo de arquitectos, discípulos y ex-alumnos suyos, para llegar después a constar de una centena de miembros. Perret organiza un tipo de concurso interno para trabajar sobre la proposición del plano de la ciudad. En marzo de 1946, se adopta un plan que se caracteriza por una concepción en tres escalas: la escala urbana, la escala del islote de habitación (îlot d’habitation) y la escala del alojamiento tipo (logement type). El plano del conjunto incorpora las doctrinas modernas de arquitectura (como el clasicismo estructural), sistematiza la utilización del hormigón armado y respeta al mismo tiempo la composición histórica de la ciudad – por ejemplo, se pidió conservar «el triángulo de oro» de los antiguos ejes viales: la Rue de Paris, la Avenue Foch y el Boulevard François Ier. Al interior del triángulo, se establece una nueva trama urbana ortogonal en la que se edifican islotes abiertos de 100 m. de lado y produce así perspectivas rectilíneas. Cada vértice queda marcado por un edificio o conjunto monumental identificado por una torre. Como antes de la guerra, los edificios principales son reimplantados en el entrelazado moderno: ayuntamiento, bolsa, iglesias, mercado/lonja, colegios, además de plazas, asegurando así la identidad comercial y portuaria del centro de la ciudad. En cuanto a las calles comerciales, se retomó el principio arquitectónico de los pórticos (como el de la Rue de Rivoli en París) con una planta baja asociada a un entresuelo para las tiendas, tres niveles superiores de habitación y un balcón largo corrido que ponen en relieve la primera planta.

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La calle comercial «Rue de Paris» en Le Havre. © Rafael Mandujano

En la concepción de Perret, es importante subrayar la adopción de un módulo – o trama – de 6,24 m. que asegura la cohesión general y constituye la unidad de referencia para la construcción y diseño de los componentes. Estandarización, prefabricación, durabilidad, intemporalidad, son algunas de las palabras claves que podemos usar para acentuar su originalidad. Diversos procedimientos técnicos fueron experimentados. Y precisamente en el campo de la originalidad, va a dar un salto cuántico en lo que respecta al hormigón (concreto) armado: lo decora, lo colorea, lo trata, o lo viste, gracias a novedosas técnicas como el abujardado (bouchardage), el cincelado, el bruñido, el lavado, entre otras, y varía las proporciones de arena, cemento y gravilla, dando colores y efectos plásticos muy variados, por ejemplo a las fachadas, entre las que destaca la blancura (inicial) del edificio del Ayuntamiento. Así, Perret rompió con la idea de que hormigón no era un material suficientemente noble para ser mostrado al exterior.

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Motivos ornamentales llamados «claustras» que acompañan al uso del hormigón en el exterior de las fachadas. Colegio Raoul Dufy. © Rafael Mandujano

Edificaciones convertidas en emblemas

Son numerosos los edificios monumentales que Perret y su taller concibieron para el nuevo Le Havre, entre ellos se puede citar especialmente:

La iglesia Saint-Joseph, que por voluntad de Perret constituyó el monumento a la memoria de las víctimas de los bombardeos; recibió la clasificación como monumento nacional francés desde 1965. Es el más alto edificio en el marco de un urbanismo que considera la vista desde lejos. Con base rectangular y torre octogonal, su flecha llega a los 107 m. de altura.

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Vista nocturna parcial de la iglesia Saint-Joseph. © Rafael Mandujano

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Detalle del interior de la iglesia Saint-Joseph. © Rafael Mandujano

En su interior, la luz es sublimada por los efectos de los vitrales que constan de 12.768 piezas de 50 colores diferentes, creadas por Marguerite Huré, maestra vidriera, que ya había colaborado con Perret para la iglesia de Rainey cerca de París. Es uno de los ejemplos de la co-creación con artistas y artesanos variados en el proyecto general de la ciudad.

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Al centro destaca la torre octogonal de la Iglesia Saint-Joseph del arquitecto A. Perret. Culmina a casi 110m. © Rafael Mandujano

Por otro lado, la «Porte Océane» es un conjunto monumental de edificios que forman uno de los vértices del triángulo urbano mencionado anteriormente. Las dos torres principales tienen una altura de 47.50 m. y 13 pisos. Están orientadas hacia el mar como una puerta, de ahí su nombre. Fueron diseñadas por dos colegas del taller de la reconstrucción: Jacques Poirrier y André Hermant. Entre ellas, hoy pasa una línea de tranvía reciente, algo que fue facilitado por los espacios generosos considerados en el diseño urbano que data de un buen número de décadas atrás.

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Al centro sobresalen las dos torres del conjunto «Porte Océane». © Rafael Mandujano

El Ayuntamiento (Hôtel de Ville) fue una de las prioridades de la reconstrucción. Se ubicó prácticamente en el mismo emplazamiento del edificio anterior a los bombardeos y respetando la existencia de un jardín público en su frente.

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Vista de frente del Ayuntamiento de Le Havre – 14 de julio de 2017 © Rafael Mandujano

El diseño de partida fue de Perret, quien ideó el proyecto con un amplio edificio largo acompañado de una torre a su flaco oeste. Al morir Perret durante el proceso de concepción, su colega Jacques Tournant se encargó de llevar al cabo esta importante pieza del complicado rompecabezas de la reconstrucción urbana. Tras un cierto número de debates con los representantes del consejo municipal, el proyecto se aprobó y terminó en 1958, inaugurado especialmente un 14 de julio. La torre culmina a 72,20 m. y consta de 18 pisos para usos esencialmente administrativos, mientras que el edificio largo horizontal, caracterizado por su serie de 16 columnas regulares, se destina más a las actividades civiles y de representación política. A su extremo este, se halla el teatro de la ciudad.

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Detalle de la trama de la torre del Ayuntamiento. © Rafael Mandujano

En fin, la lista podría continuar, incluyendo el conjunto de los numerosos edificios con sus entradas monumentales, otros más moderados, siempre con variados motivos que sugieren una nueva consideración del art déco y que potencian los reflejos del cielo y la atmósfera marina. En todos es patente el trabajo artesanal como referencia, como en las columnas acanaladas.

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Detalle del trabajo en hormigón de un edificio de Perret de la Avenue Foch. © Rafael Mandujano

Pero no solamente en el plano macro Perret y su taller fueron precursores: se enfocaron también en lo micro, considerando el diseño interior y las tendencias de las formas de vida moderna en Francia, como describo a continuación.

Perret y la vida moderna

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Vista parcial del «apartamento modelo Perret». © Rafael Mandujano

Actualmente, es casi obligada la visita del apartamento modelo «appartement témoin Perret» que forma parte del concepto de los edificios sin afectación individual ISAI «Immeubles sans affectation individuelle«.  En éste, la magia de una máquina del tiempo opera llevándonos a 1949. Lo primero que sorprende es su estilo contemporáneo que nos parece familiar hasta cierto punto; en realidad, fue osado para la época y participó plenamente en la transformación de la vida familiar local del centro de Le Havre.

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Vista parcial del «apartamento modelo Perret». © Rafael Mandujano

A primera vista, los pisos son de concepción simple, económica, un tanto escandinava, sin florituras… detrás de ello hubo un gran trabajo conceptual y práctico, a tal grado de que casi pasa desapercibido. Ya se generalizaba en ellos el agua y gaz en cada piso. Retomando el principio de la modularidad y eficiencia, los espacios brillan por la flexibilidad ideada para sus usos y facilitada por puertas y paredes correderas, por ejemplo. Son luminosos naturalmente gracias a sus siete ventanas sin vis-à-vis. Se respira. La cocina «a la americana», abierta hacia el espacio de vida, da testimonio de que ya hay una nueva consideración en el papel de la mujer en el apartamento; se comenta  que Perret era feminista antes de la hora, pues afirmaba por ejemplo que «hay que terminar con la esclavitud doméstica de las mujeres («Il faut en finir avec l’esclavage domestique des femmes«). El diseño interior revolucionario incluyó su adaptación para acoger los nuevos electrodomésticos, las vajillas modernas, los muebles de roble… el diablo está en los detalles: en las asas cromadas y el fierro forjado se aprecia también la precisión.

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Vista parcial de la habitación principal del «apartamento modelo Perret». © Rafael Mandujano

Conforme ha pasado el tiempo, algunos de estos apartamentos han ido convirtiéndose en obras de arte gracias a la voluntad de los propietarios. Son muy buscados y su valor ha aumentado. Además, lo que comentan los habitantes es la dimensión de comunidad que se desprende – con redes de vecinos y amigos identificados con el espíritu de la arquitectura, del diseño y del urbanismo.

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Calle peatonal de la «ciudad Perret». © Rafael Mandujano

De «Estalingrado-del-Mar» a la clasificación UNESCO

A pesar de todos los aspectos que he puesto en valor en las líneas anteriores, el hecho es que por mucho tiempo la percepción popular no favorecía al proyecto de Perret: su obra fue controvertida, e incomprendida por muchos. Por ejemplo, se le daba el nombre irónico de «Stalingrad-sur-mer«. Y es claro que el centro sí me ha recordado a diversas ciudades de Alemania del Este antes de la reunificación e incluso algunas calles reconstruidas del centro de Colonia o de Stuttgart. Sin embargo, el valor único e incomparable de su proceso de concepción, de creación y de preservación le han valido la inscripción por la UNESCO dentro de la lista del patrimonio mundial, precisamente el 15 de julio de 2005. Este reconocimiento ha favorecido una reconsideración progresiva de los detractores y reforzado el sentimiento de pertenencia de sus habitantes. Además, tiene un rol fundamental en la creciente atracción de turistas del mundo entero (como en mi caso), al grado de que incluso cruceros internacionales se están deteniendo en ella. Contrariamente al caso veneciano, estos enormes buques reafirman una sensación optimista y favorable de parte de los habitantes, que contrasta con la imagen injusta que todavía marginalmente se asocia a Le Havre.

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Ahora consideremos otros elementos únicos de Le Havre, que la vinculan por un lado ¡con Brasil! y por otro, ¡con los impresionistas!

¿Líneas contra curvas? Le Havre es la cuna de la primera Casa de la Cultura en Francia – hoy llamada Le Volcan

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Vista parcial del Espacio Oscar Niemeyer © Rafael Mandujano

El argumentario presentado ante la UNESCO para la inscripción al patrimonio mundial puso también en relieve la incorporación armoniosamente sui géneris en el centro de Le Havre de una obra concebida por otro gigante de la arquitectura mundial. Vayamos paso a paso…

“No hay ninguna casa como ésta en el mundo (…) Recuerden, habitantes de Le Havre, que se dirá que es aquí, hoy, cuando todo comenzó”. « II n’y a pas une maison comme celle-ci au monde… Souvenez-vous, Havrais, que l’on dira que c’est ici que tout a commencé ». André Malraux.

En Le Havre, el 24 de junio de 1961,  André Malraux inauguraba la primera casa de cultura en Francia, lo que marcaba simbólicamente una etapa clave en la política de descentralización cultural que él se había propuesto desarrollar al asumir como “Ministro de Estado, encargado de los asuntos culturales” en 1959.

La Casa de la cultura de Le Havre fue albergada en sus primeros años en el museo que hoy lleva el nombre de Malraux – y posteriormente, durante quince años, en el Teatro de la Ciudad. Sin embargo, el cambio de su localización fue notable ya que después se trasladó a un espacio específico – ¡diseñado por el célebre arquitecto Oscar Niemeyer! e inaugurado el 18 de noviembre de 1982.

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Vista parcial del Espacio Niemeyer – el Grand Volcan alberga un espacio teatral y una agradable cafetería.© Rafael Mandujano

Por la forma del edificio principal, en 1990 se le identificó con el nombre de “Le volcan”, ideado por su director Alain Milianti (en cargo hasta 2006), aunque los habitantes de la ciudad ya lo llamaban coloquialmente “pote de yogurt”.

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Vista parcial del Espacio Niemeyer. Se trata del Petit Volcan, transformado en biblioteca recientemente. © Rafael Mandujano

En 1991, la casa de la cultura cambió de denominación, recibiendo la etiqueta de “Scène Nationale” por parte del Ministerio de cultura de Francia. La programación de “Le volcan” ha sido desde su inicio transdisciplinaria, fomentando los más variados intercambios artísticos, e insistiendo en la generación de nuevos públicos entre los habitantes de Le Havre y su fidelización. Cabe notar que el conocido cineasta franco-chileno Raúl Ruiz fue co-director del centro.

El complejo cultural de Niemeyer entró en obras en el verano de 2011 después de que Niemeyer fuera consultado sobre el proyectado trabajo de renovación y restauración, y su reapertura tuvo lugar el 7 de enero de 2015. Mientras tanto, se definió otra sede temporal, en la estación marítima, con la denominación “Le volcan maritime”. El vasto proyecto de restauración y modernización ha dado una nueva vida a sus instalaciones: éstas incluyen una nueva biblioteca en el Petit Volcan y un espacio público más adaptado a las condiciones de vida actuales, de tal modo que la misión original imaginada por Malraux continuará proyectándose hacia el futuro e irrigando culturalmente al territorio de la ciudad. Localmente, el Petit Volcan está ahora de moda en cuanto a su aspecto de flamante nueva biblioteca de la ciudad: abrió el 3 de noviembre de 2015.

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Vista del Espacio Niemeyer. Se percibe la escultura de la mano del arquitecto en la parte inferior del Grand Volcan. © Rafael Mandujano

A pesar de todas sus cualidades, al inicio, las curvas sensuales y el contraste con la elegancia austera del diseño de Perret dieron lugar también a críticas y a frialdad en la recepción por parte de los habitantes. Sin embargo, actualmente, el espacio Niemeyer forma parte de la misma esencia que enorgullece a la mayoría de ellos.

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Líneas y curvas en moderno matrimonio armonioso: así se apreció, incluyendo a la Unesco. © Rafael Mandujano

Le Havre, la Brasilia a la francesa

Curiosamente, otro aspecto de Le Havre nos remite también a Niemeyer. Solamente Brasilia comparte con Le Havre su inscripción por reconocimiento al patrimonio de las ciudades construidas en el periodo posterior al final de la segunda guerra mundial.

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Brasilia – diseño de Oscar Niemeyer

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Vista desde el «Bassin du Commerce» hacia el Espacio Niemeyer, con la torre de la iglesia Saint-Joseph al fondo. © Rafael Mandujano

El Museo de Arte Moderno «André Malraux» – MuMA y  los impresionistas que pasaron por Le Havre

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MuMA – segunda planta con vista hacia un conjunto de edificios Perret. © Rafael Mandujano

También en Le Havre sobresale el MuMA, obra del arquitecto Guy Lagneau, que fue inaugurada como casa de la cultura en 1961, para después transformarse en 1967 en el primer museo abierto en Francia después de la segunda guerra mundial. El edificio sobresale por su transparencia, su minimalismo voluntariamente en contraste con la arquitectura de Perret, iluminado naturalmente de luz plateada por la cercanía del mar. Fue renovado por Laurent Beaudoin en 1999.

En su proximidad, en la fachada del frente al mar, encontramos la escultura de Henri-Georges Adam, llamada «La señal», otro de los emblemas artísticos de la ciudad. Esta obra pionera del uso del hormigón en la escultura monumental pesa 220 toneladas y tiene 23 m. de envergadura.

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Fachada principal del MuMA con la emblemática escultura «Le Signal» de Henri-Georges Adam. © Rafael Mandujano

En el MuMA hay una gran colección de pinturas de Eugène Boudin (1824-1898) y el museo posee ¡la segunda mayor colección de impresionistas en Francia después del museo de Orsay en París! 

Tanto Le Havre como Sainte-Adresse – municipio aledaño sobre una colina que domina panorámicamente el vasto mar, la ciudad reconstruida y su puerto – atrajeron a pintores, y entre ellos los principales impresionistas: William Turner, Gustave Courbet, Claude Monet, Camille Pissarro, Georges Braque, Othon Friesz, Henri de Toulouse-Lautrec, Maurice de Vlaminck, etc. Un evento fundamental fue que Claude Monet pintó aquí el importante cuadro «Impression soleil levant» en 1872.

Raoul Duffy en particular es otro pintor de una generación posterior a los impresionistas que habitó Saint-Adresse y Le Havre.

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Raoul Dufy (1877-1953), «Souvenir du Havre» (1921), MuMA, Le Havre

La atmósfera singular de la estación balnearia también ha inspirado a escritores y cineastas. En Le Havre se forjó el concepto del existencialismo: Jean-Paul Sartre enseñó filosofía ahí y escribió en ese periodo «La Nausea» (La Nausée). Por su parte, el director finlandés Aki Kaurismäki presentó en 2011 su película Le Havre cuya trama virtualmente hace de la ciudad un protagonista esencial. Y por si fuera poco, también fue filmada en los muelles de Le Havre parte de la película Le Quai des Brumes («El muelle de las brumas«) de Marcel Carné (1938), con una escena ultra-célebre del cine francés, la del beso y la réplica irrepetible :

–  Jean Gabin: « T’as d’beaux yeux tu sais » (Tienes unos ojos bellos, ¿sabes?)

–  Michèle Morgan: « Embrasse-moi! » (¡Bésame!)

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Michèle Morgan y Jean Gabin en la célebre película de Marcel Carné (Le Quai des Brumes – 1938) filmada en parte en Le Havre.

¡Le Havre se está moviendo!

La arquitectura no se ha detenido en los últimos años, y sería un olvido craso no mencionar en este sentido barrios como Les Docks – donde se encuentra la nueva piscina de Jean Nouvel y su taller – estableciendo elementos de la proyección de Le Havre hacia el futuro. El edificio es discreto desde el exterior, con un bello interior blanco compuesto de numerosos mosaicos, y apuesta por los colores vivos en la sección infantil, llena de energía.

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Les Bains des Docks, proyecto del taller de Jean Nouvel. © Le Havre Tourisme

Más allá de la arquitectura, la joven generación de Le Havre se enorgullece hoy claramente de su ciudad, la considera a la moda, conectada al mundo…, para el diseñador Alix Chesnel de LH Concept Store, sus siglas LH resuenan como las de LA (Los Angeles, EU). Por la ciudad tuve la oportunidad de ver a cierto número de paseantes que enarbolaban cual banderas algunas de estas prendas:

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Diseño inspirado en Le Havre de izquierda a derecha: (1) al mismo nivel que metrópolis mundiales; (2) la mano de Niemeyer; (3) King Kong en LH; (4) LH similar a LA.

Adicionalmente, por una curiosa sincronía con la política francesa, el alcalde Édouard Philippe fue invitado por el presidente Emmanuel Macron a ser el Primer Ministro de su gobierno; lo que centró los reflectores sobre Le Havre y sobre cómo había administrado esta ciudad el hoy Primer Ministro; así, por azares del destino, él mismo propulsó aún más la dimensión de festejo del quinto aniversario que originalmente había concebido.

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El Primer Ministro francés, Édouard Philippe (izq.), inaugura la exposición «Clair-obscur» de «Pierre et Gilles» (centro y der., respectivamente) en el MuMA de Le Havre.

Tal sus navíos, Le Havre ha conocido numerosas partidas, y como veremos en el artículo siguiente (48 horas @ Un été au Havre 2017), ahora precisamente zarpa de nuevo, llena de vitalidad cultural  con el programa «Un été au Havre 2017». Y, una excelente noticia: ¡el verano durará hasta octubre!

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